Dinero convertido en chatarra en aviones, buses y gimnasios: ¡°Aqu¨ª no se puede pagar con monedas¡±
El cambio de h¨¢bitos entre los consumidores y la voluntad de aumentar el control financiero de las empresas arrincona cada vez m¨¢s las compras en met¨¢lico, a pesar de que la normativa impide limitar el pago con monedas
La escena ocurri¨® hace semanas. Un usuario del gimnasio DiR llega al local sin la pulsera identificativa que permite la apertura autom¨¢tica de las puertas. Pide una prestada a una empleada del centro, que se la niega y le reclama el cobro de un euro. El cliente, tras pens¨¢rselo, acepta a rega?adientes y saca la cartera. Cuando pone una moneda sobre el mostrador, la trabajadora la rechaza. ¡°Aqu¨ª no aceptamos monedas; solo pagos con tarjeta¡±. Pol¨ªtica de empresa, se justifica. Requerido por EL PA?S, un portavoz de la compa?¨ªa defiende minimizar el uso de las monedas, pero admite que la escena, habitual en diferentes franquicias, se ha revisado. ¡°Enviamos un recordatorio para que se acepte el pago en met¨¢lico¡±, dice. La Agencia Catalana de Consumo impide que los establecimientos puedan limitar su uso.
La pandemia fue el detonante de un cambio de h¨¢bitos que ha arrinconado cada vez m¨¢s a las monedas. Algunas compa?¨ªas a¨¦reas y de autobuses empezaron a rechazar durante la crisis de la covid los pagos en met¨¢lico para evitar el contacto con las monedas, posible foco de transmisi¨®n, y garantizar su actividad econ¨®mica con la mayor seguridad sanitaria posible. La decisi¨®n ten¨ªa adem¨¢s el respaldo de los consumidores: seg¨²n las encuestas realizadas por el Banco de Espa?a, la preferencia del efectivo como medio de pago habitual pas¨® del 80% en 2014 al 35,9% en 2020. La ¨²ltima encuesta, de 2022, se?al¨® que el 64% de la poblaci¨®n pagaba a diario en efectivo, por el 32% en tarjeta, aunque no pon¨ªa el foco en las preferencias del consumidor sino en su frecuencia.
Una vez superada la pandemia, sin embargo, el fin de las monedas parece m¨¢s definitivo en diversos ¨¢mbitos. ¡°Las grandes empresas prefieren el pago con tarjeta para garantizar el control monetario de sus cuentas¡±, considera Bego?a Castro, presidenta del grupo de trabajo de asesoramiento en inversiones financieras del Colegio de Economistas de Barcelona. Esa fue precisamente la justificaci¨®n del DiR para defender su pol¨ªtica. ¡°Es por transparencia y la seguridad de todos¡±, a?ade.
En Girona, la Defensora de la Ciudadan¨ªa, Marta Alsina, recibi¨® el a?o pasado quejas porque los autobuses del municipio no aceptan el pago en met¨¢lico. ¡°Fueron usuarios espor¨¢dicos, personas que no viven en Girona y que no tienen la tarjeta de movilidad ni ten¨ªan consigo la tarjeta de cr¨¦dito¡±, apunta Alsina, que a?ade que las quejas son ¡°bastantes¡± por tratarse de un tema tan concreto. La Defensora pidi¨® soluciones al Ayuntamiento, pero este mantiene la pol¨ªtica actual.
¡°Hemos mejorado la fluidez de circulaci¨®n y la puntualidad en los horarios¡±, responde Marta Sureda, regidora de Movilidad de la ciudad. Ni se plantea recuperar el pago en efectivo, dice, porque tambi¨¦n se han reducido los atracos a los conductores (hab¨ªa tres de media al a?o) y el Ayuntamiento se ahorra los 10.600 euros anuales que costaba el contrato con la empresa que trasladaba las monedas de los autobuses a la caja del Consistorio. En los autobuses de TMB de Barcelona tampoco se puede pagar con monedas.
Las quejas tambi¨¦n se trasladaron el verano pasado a una de las piscinas municipales de Girona porque no admit¨ªa el pago en met¨¢lico. ¡°El Ayuntamiento me traslad¨® que consideraba que no deb¨ªan gestionar el dinero p¨²blico¡±, apunta Alsina. Al final, explica, el vigilante de seguridad acab¨® pagando la entrada en met¨¢lico y los usuarios le devolvieron el importe por Bizum.
Iberia tambi¨¦n implant¨® durante la pandemia la pol¨ªtica de cero monedas en sus vuelos. En su caso, la compa?¨ªa considera que es la mejor manera de ¡°adaptarse¡± a clientes con ¡°distintas¡± monedas, seg¨²n concreta una portavoz. La Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios (OCU), la principal asociaci¨®n de consumidores de Espa?a, denunci¨® a principios de a?o a ocho compa?¨ªas, entre ellas Iberia, por esta pr¨¢ctica. ¡°Es algo abusivo y una clara infracci¨®n de la normativa de consumo¡±, alerta Esther Lorente, delegada de la OCU en Catalu?a, que asegura no haber recibido ninguna respuesta de la empresa a¨¦rea. Tampoco la ha obtenido EL PA?S.
La limitaci¨®n de las monedas aumenta el riesgo de dejar fuera de juego a aquellos colectivos m¨¢s vulnerables. Personas sin acceso a una cuenta bancaria ni a una tarjeta de d¨¦bito por su inestabilidad econ¨®mica. ¡°Hay gente a quien no le habilitan una cuenta¡±, se?ala la economista Bego?a Castro. ¡°Y esas personas quedan excluidas de algunos servicios¡±.
?Pero es posible rechazar el pago en met¨¢lico? ¡°No¡±, responde la Agencia Catalana de Consumo. ¡°Los establecimientos comerciales abiertos al p¨²blico tienen que aceptar los pagos con moneda de curso legal, porque si no se limitar¨ªan los derechos del consumidor¡±. El C¨®digo de Consumo califica como grave ¡°causar cualquier discriminaci¨®n por forma de pago¡±.
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