¡°Se me sec¨® el cerebro de tanto f¨²tbol y me cort¨¦ la coleta¡±
El dibujante ?scar Nebreda se jubil¨® hace 12 a?os y, a pesar de que echa de menos el cutrer¨ªo de sus chistes, no le entra el gusanillo
?scar Nebreda (Barcelona, 77 a?os) baja con cuidado los cinco pelda?os de la escalera que desde el patio del hotel Sant Roc de Calella de Palafrugell desemboca en el Cam¨ª de Ronda. ¡°?C¨®mo casca el Manolo!¡±, exclama. S¨ª, el sol del poselectoral 24 de julio no perdona. El alter ego del profesor Conjonciano no ha cambiado apenas. Se arranca a hablar y no para: despotrica, r¨ªe, insulta, tal vez hasta se emociona. Hace 12 a?os que guard¨® los rotuladores y est¨¢ encantado. ¡°Tengo aqu¨ª una barquita, salgo a pescar, a las calas. Vivo seis meses aqu¨ª y seis en Barcelona. Aqu¨ª tengo amigos. Ahora ya no hacemos tanto el indio, porque ya est¨¢n los h¨ªgados un poco resentidos de tanta juerga...¡±.
No echa de menos dibujar. Su trabajo era divertido, pero fren¨¦tico: ¡°Estaba en la tele, en El Jueves, hac¨ªa los chistes para El Peri¨®dico... Igual estaba en una boda, la gente comiendo o cenando y yo oyendo al Puyal... Toda la vida as¨ª¡±. Total, que, a los 65 a?os, despu¨¦s de currar desde los 20...: ¡°Dije: ¡®Se?ores, muy buenas tardes, el se?or Nebreda se corta la coleta, ah¨ª queda eso¡¯. Llevaba 24 a?os con el chiste del Bar?a y se me hinchaba la cabeza de f¨²tbol: ?todo el puto d¨ªa hablando de f¨²tbol! Era mon¨®tono, mon¨®tono, mon¨®tono... Se me sec¨® el cerebro¡±.
Todo empez¨® con el Barrab¨¢s... ¡°?ramos idealistas, nos quer¨ªamos comer el mundo con esta revista de deportes, pero cr¨ªtica. Cost¨®, porque a las ¨¦lites, entonces, no les interesaban los deportes: un futbolista para ellos era un mierda, no como ahora, que les encanta hacerse la foto con Alcaraz o con Messi¡±. Luego lanzaron El Papus, de s¨¢tira pol¨ªtica. Otro ¨¦xito: ¡°Nos la cerraron un mont¨®n de veces y nos met¨ªan cada puro que nos dejaban tiesos. He tenido m¨¢s de 60 juicios: esc¨¢ndalo p¨²blico, ofensas a la intimidad de no s¨¦ qui¨¦n, unas cosas acojonantes... Pero bueno, todo se termin¨® cuando se muri¨® la tortuga...¡±. De ah¨ª, en 1977 se fue a El Jueves, que hab¨ªa salido meses antes. ¡°Cre¨ªamos en el producto y lo compramos [Jos¨¦ Luis Mart¨ªn, Gin y el propio ?scar]. ?ramos todos muy buenos (eso tambi¨¦n hay que decirlo), la prueba la tienes en que lleva 47 a?os¡±.
Necesitas una barra de pan para sucar todas esas barbaridades que pasan ¨²ltimamente en el Bar?a
Echa de menos ese dibujo ¡°c¨¢ustico, cr¨ªtico, tan necesario¡±. ¡°Creo que est¨¢ desapareciendo de los peri¨®dicos la figura del dibujante, un t¨ªo que te explique las elecciones de ayer con un poco de cachondeo... Lo que he visto yo esta ma?ana en la tele es para rellenar 60 p¨¢ginas. Que si ha ganado Feij¨®o, que si S¨¢nchez, hasta... ?Puigdemont! Luego han salido los entera¨ªllos. Los que m¨¢s juego dan. Me he estado riendo como un conejo con los de las encuestas. No han dado una.¡±
?Ni en estos momentos, le entra el gusanillo? ¡°Un poco s¨ª, claro. ?Y ahora, con la compra de ¨¢rbitros del Bar?a, t¨²! Necesitas una barra de pan para sucar todas esas barbaridades. Claro que yo cog¨ª una ¨¦poca buena, con N¨²?ez, Gil, Mendoza, Lopera... ?Eran una maravilla!¡± No puede (ni pretende) ocultar lo bien que se lo pasaba... ¡°Uno de los d¨ªas m¨¢s divertidos fue cuando N¨²?ez me invit¨® al palco¡±, narra. ¡°All¨ª nadie miraba el partido, solo hablaban de negocios. Y las grandes fortunas de Catalu?a se peleaban por un canap¨¦... Busqu¨¦ un tel¨¦fono para llamar a P¨¦rez de Rozas: ¡®Emilio, ?gu¨¢rdame una p¨¢gina, que voy a contar todas las animaladas que he visto aqu¨ª dentro!¡±. ?Les importaba un bledo el f¨²tbol! Yo me descojonaba...¡±.
La cuesti¨®n era no enga?ar al lector. ¡°Lo notar¨ªa enseguida. Con el chiste del Bar?a en 24 a?os solo fall¨¦ una vez. Estaba en un sarao, en un crucero por Sevilla. No pod¨ªa ver ni o¨ªr el partido y hab¨ªa dejado tres dibujos: uno por si ganaba, otro por si empataba y otro por si perd¨ªa. ?Y en aquel partido se mont¨® un pollo de mil pares de cojones! No sali¨® el chiste. Fue la ¨²nica vez. Siempre pasa igual, el d¨ªa que no vas se monta el pollo¡±. O sea, que ya fuese en el palco del Camp Nou o ya fuese en la playa, hab¨ªa que ir con la verdad por delante: ¡°Si voy a hacer un dibujo de una playa nudista, yo me voy a una playa nudista. Ah¨ª, en pelotas, a mirar. Pero no a las t¨ªas... a mirar el comportamiento de la gente, en cualquier playa: la t¨ªa que va de exhibicionista, la de los masajes, otro que esta todo el d¨ªa mirando culos, la de las tetas operadas, el otro toc¨¢ndose la sigala...¡±. As¨ª nacen mitos de la leyenda playera y del cutrer¨ªo. ¡°Yo o¨ª la famosa frase de ¡®hasta el co?o na¡¯m¨¢s¡¯, en la playa de Sitges, que te metes en el agua y tienes que caminar much¨ªsimo para que te cubra, y al lado ten¨ªa a una ni?a que se met¨ªa y la madre, de lejos: ¡®?Hasta el co?o na¡¯m¨¢s!¡¯. En la Barceloneta escuch¨¦ la de ¡®como te ahogues te mato¡¯. Otra cl¨¢sica. Es que si no miras es como si no pasara nada, porque no te enteras. Yo miro, y es para morirse¡±.
Yo o¨ª la famosa frase de ¡®hasta el co?o na¡¯m¨¢s¡¯. Se la grit¨® una se?ora a su hija en la playa de Sitges
El ilustrado narrador de esta Espa?a cutre, de charanga y pandereta, divertida, pat¨¦tica y entra?able que tanto ha enamorado a ?scar ha sido, desde las p¨¢ginas de El Jueves, el profesor Conjonciano. ¡°Naci¨® cuando entr¨¦ en la revista y me pidieron que ilustrara alguna de las cartas que hac¨ªa Josep Maria Bachs, llenas de erotismo y de sexo¡±, recuerda el dibujante. Y lo hizo a trav¨¦s de Cojonciano, un nombre real (¡°del santoral antiguo, com¨²n en tiempos en la zona de Zamora y de Palencia¡±) que le iba como anillo al dedo. ¡°Me compr¨¦ todos los libros er¨®ticos que hab¨ªa en los quioscos y sex shops de las Ramblas para controlar todas las desviaciones habidas y por haber¡±. Y, despu¨¦s, pontificar en boca de Cojonciano, claro. Fueron 41 a?os... as¨ª que el fil¨®n er¨®tico hubo que compartirlo con el costumbrista. Esta contemplaci¨®n atenta de la realidad les da actualidad y veracidad a las tiras c¨®micas: ¡°Un d¨ªa me viene uno y me dice: ¡®El otro d¨ªa le¨ª tu historieta del chulo de gimnasio y has retratado a mi cu?ado¡¯. A tu cu?ado y a ti... ?Qu¨¦ te piensas, que tu cu?ao es el tonto? El cutrer¨ªo se mantiene y se alimenta¡±, sentencia. ¡°Ahora est¨¢ de moda ense?ar el culo, tambi¨¦n el culo celul¨ªtico. Es maravilloso. Bendigo este pa¨ªs porque estas animaladas no pasan en otro sitio del mundo¡±.
¡°Bendigo este pa¨ªs porque estas animaladas no pasan en ning¨²n otro sitio del mundo¡±
No sabemos si las lecciones del profesor Cojonciano habr¨ªan ofendido hoy en d¨ªa... ¡°Yo habr¨ªa hablado con alguna feminista para entender de qu¨¦ va la historia y a partir de ah¨ª le habr¨ªa dado la palabra a Cojonciano¡±, sostiene, prudente. Le preocupan m¨¢s las influencers. ¡°Suerte que ya no dibujo porque ah¨ª acabar¨ªamos mal¡±, adelanta. Y cuenta: ¡°Que una se?ora se ponga a hablar de una manera [?igui-?igui... imita, gesticulando] de las gafas que se ha comprado... ?En serio?¡± ?scar lo compara con los a?os en los que visitaba al desaparecido Iv¨¤, en su pensi¨®n de las Ramblas: ¡°All¨ª hab¨ªa putas, toreros, camellos... de todo. Y varios polic¨ªas con los que ¨ªbamos a ver a los chorizos del Barrio Chino. Todos, gente con m¨¢s criterio que estos influencers¡±.
Otro de los personajes de ?scar fue Jordi Cul¨¦, un dibujo animado que aparec¨ªa en los partidos del Bar?a de TV-3 cuando marcaban los cul¨¦s. ¡°El dibujito se cabreaba o celebraba los goles de su equipo. Pero lo pusieron en un Sevilla-Madrid, o sea, en un partido en el que el Bar?a no jugaba, y me llamaron de todo. Unzu¨¦, portero del Sevilla, cedido por el Bar?a, le par¨® un penalti a Hugo S¨¢nchez, el t¨ªo m¨¢s odiado por los cul¨¦s. Toda la mala leche contra Hugo S¨¢nchez se canaliz¨® en el mu?ecote¡±. Consta que a muchos aficionados no del Bar?a que celebraban que perdiese el Madrid se les atragant¨® la gracieta de Jordi Cul¨¦, pero desde entonces el mu?eco celebr¨® tambi¨¦n las derrotas de los blancos. ¡°Tambi¨¦n hicimos un perico, para los partidos del Espanyol y hasta una pera para los del Lleida¡±, se justifica ?scar.
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