Que Barcelona no se pierda

La noticia conocida esta semana, seg¨²n la cual la se ha elevado la acusaci¨®n en contra de Ada Colau por la realizaci¨®n de los llamados ejes verdes a la categor¨ªa de fraude en subvenciones -que puede comportar, en su tipificaci¨®n, una pena de c¨¢rcel-, representa un acontecimiento decisivo, como m¨ªnimo en t¨¦rminos pol¨ªticos. Los hechos son conocidos: el exarquitecto en jefe del Ayuntamiento de Barcelona durante los mandatos del PSC, Jos¨¦ Antonio Acebillo, querell¨® la entonces alcaldesa alegando que las modificaciones realizadas en los ¨²ltimos a?os ser¨ªan irregulares al no haberse previsto cambios que los ampararan en el Plan General Metropolitano, a pesar de que tanto los servicios jur¨ªdicos municipales como la Generalitat no lo consideraron necesario. Acebillo, de hecho, recurri¨® primero a la Fiscal¨ªa, que archiv¨® el caso, pero present¨® otra denuncia. Ahora la jueza Mar¨ªa del Carmen Su¨¢rez no s¨®lo acogi¨® sus argumentos, sino que se inclin¨® en la direcci¨®n de posibles consecuencias penales. La defensa, tanto de la exalcaldesa, como de la exconcejala de movilidad, Janet Sanz, pidi¨® el archivo del caso.

La justicia har¨¢ su curso, pero es imposible separar esta noticia de la sorprendente, rocambolesca e incluso esperp¨¦ntica decisi¨®n judicial tambi¨¦n de la pasada semana que, sobre la base de un recurso de una entidad como Barcelona Oberta (que agrupa diferentes agentes econ¨®micos ¡°fuertes¡± de la ciudad) dictamina la reversi¨®n de las obras de peatonalizaci¨®n de la calle Consell de Cent. La sentencia ha motivado la cr¨ªtica de los habitantes e incluso una manifestaci¨®n p¨²blica de los querellantes que piden que no se ejecute por el elevado coste que supondr¨ªa para las arcas municipales. El actual equipo de gobierno municipal ha decidido recurrir la sentencia, aunque fuera con la boca peque?a. En verano, y con la boca muy grande, en cambio, el neoalcalde Jaume Collboni anunci¨® como su primera decisi¨®n la eliminaci¨®n del espacio peatonal de la calle Pelai.

Todo ello nos habla de diferentes cosas. La primera es que en el ¨²ltimo tramo de los mandatos de Ada Colau, caracterizados por unos cambios orientados a modificar estructuralmente el urbanismo de la ciudad en favor de una ciudad m¨¢s sostenible ambientalmente y facilitadora de la vida comunitaria -y que han cosechado premios y reconocimientos en todo el mundo- se ha desarrollado una ofensiva judicial que parece reunir las caracter¨ªsticas del lawfare. La segunda, y quiz¨¢s m¨¢s importante, es que la ofensiva parece seguir, tambi¨¦n en t¨¦rminos pol¨ªticos. El alcalde y el PSC de Barcelona -que tambi¨¦n formaban parte del gobierno de Colau-, tienen ahora la responsabilidad de clarificar hacia d¨®nde va la ciudad. Si siguen apostando por un modelo de futuro -y ello implica tambi¨¦n pol¨ªticas de alianzas coherentes-, o se refugian en soluciones conservadoras. La innovaci¨®n pol¨ªtica, institucional y urban¨ªstica ha sido, desde la recuperaci¨®n de los ayuntamientos democr¨¢ticos, el componente m¨¢s importante de la propia identidad de Barcelona y la clave de su propia relevancia pol¨ªtica. Si Barcelona pierde la apuesta para la innovaci¨®n, se pierde a ella misma.

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