La m¨²sica de La Merc¨¨ va por barrios
En su primera noche, los conciertos de la fiesta mayor de Barcelona llenaron jardines y plazas de Barcelona. Hubo 16 detenidos en distintos puntos de la ciudad por robos de m¨®viles
Una noche de m¨²sica en La Merc¨¨ bien puede comenzar de d¨ªa y con la ciudad a los pies, con su perfil matizado por el atardecer de un sol que sin dejarse ver escapaba por el lado contrario. Y es que desde los jardines del Doctor Pla i Armengol, en el Guinard¨®, la nueva Barcelona se recorta al fondo con sus edificios modernos de Diagonal Mar como un peine al que le faltan p¨²as, y el viernes, antes del primer concierto, un crucero se dejaba ver entre los huecos componiendo as¨ª una imagen pre?ada de simbolismos. Aunque all¨ª actuara lo peor de lo peor merecer¨ªa la pena acudir s¨®lo por el espacio, a la sombra del palacete noucentista construido por el pr¨®cer que all¨ª se instal¨®. Esperaba el concierto de Selma Bruna un p¨²blico ya entrado en a?os, de aspecto ilustrado y burgu¨¦s al que poco a poco se fue a?adiendo personal m¨¢s joven y adem¨¢s conocedor de la artista, que formando parte del grupo vocal Marala presentaba en las fiestas su proyecto en solitario ¡°Dorsal¡±. Conciertos que sirven para abrir espacios a quienes no los conocen, otra utilidad de una ciudad que arrancaba sus fiestas.
La primera noche de la fiesta mayor se sald¨® con decenas de miles de personas en los conciertos y sin incidentes remarcables comparado con los ¨²ltimos a?os, aunque hubo 16 detenidos por robar m¨®viles en diferentes puntos de la ciudad. Los dos escenarios m¨¢s concurridos fueron los de la playa del Bogatell (donde tocaron Ginest¨¤, Zoo y Vicco picos de hasta 50.000 personas) y Men¨¦ndez y Pelayo (cerca del Camp Nou, donde 25.000 personas acudieron a ver a Buhos o Abraham Mateo). Durante la tarde, noche y madrugada se han hecho 206.000 de trayectos en transporte p¨²blico. Respecto al tr¨¢fico ha habido 31 personas heridas en siniestros, un 25% menos que el a?o pasado.
Lo de Selma se basa en la voz, su instrumento principal y finamente afinado. M¨²sica ¨ªntima en la que Selma, vestido blanco y aire virginal y su hermano Iker, aspecto mucho m¨¢s casual en forma de camiseta de tirantes (cuan dis¨ªmiles pueden ser unos hermanos) presentaron buena parte de sus temas con ayuda de 16 voces de una coral que Selma dijo estaba en la ra¨ªz de su carrera musical. Entre el folk y el pop, el d¨²o acun¨® a las 450 personas que llegaron a llenar el espacio al aire libre, en el que como inequ¨ªvoca se?al oto?al florecieron las ¡°rebequetes¡±. Y un sentimiento de felicidad en escena manifestado por la espl¨¦ndida voz de Selma y la bater¨ªa de Iker, su hermano, relaci¨®n familiar que se ampli¨® al padre, uno de los miembros del coro y autor de uno de los temas interpretados, Cu¨¦ntale. Padre viendo a sus hijos cantar una pieza propia en las fiestas de la capital en la que ¨¦l mismo canta. Aunque parezca mentira el buen progenitor no levit¨®, pero volvi¨® a estar de nuevo presente cuando Selma e Iker cantaron Aurtxo polita (lindo beb¨¦), una nana vasca, como ¨¦l, que les cantaba de peque?os, una nana deliciosa y tierna de un pueblo tenido por rudo. Caricias y m¨²sica como nexo familiar para comenzar unas fiestas mayores. Al salir, la ciudad ya titilaba junto a la oscuridad del mar.
La fiesta segu¨ªa m¨¢s tarde en el centro, en el escenario del Raval, este a?o situado en la parte alta de la Rambla, junto a la calle Sant Pau. Antes, y de camino, paso previo por la plaza de Catalunya, a la que se hace raro ver sin motivo festivo alguno dado su simbolismo como centro de la ciudad. Se entiende que la noria del Port Vell no cabr¨ªa all¨ª, pero un simple tiovivo o 14 bombillas y una churrer¨ªa recordar¨ªan en el ombligo de la ciudad que se est¨¢ en fiestas. Si la normativa lo permite, por supuesto. Porque en las Ramblas nada tampoco recordaba a la Merc¨¨, con su aspecto de viernes com¨²n por bandera y el acostumbrado ir y venir de miradas for¨¢neas en busca de asombro. Por el contrario en el Raval s¨ª que se notaba cierta algarab¨ªa, aumentada por turistas que lo cruzaban con sus maletas, traqueteando obedientes tras ellos. En la ciudad debe haber m¨¢s maletas que criaturas y perros juntos. En el escenario un artista trans de Portugal, Odete, ejerciendo su libertad en un agresivo entorno electr¨®nico con derivadas tribales que llamaban la atenci¨®n de un grupo de pakistan¨ªes que, eso s¨ª, cuando la intensidad del bombo sub¨ªa en pos del baile, permanec¨ªan m¨¢s quietos que los bancos que acog¨ªan su tertulia en urdu. En escena, Odete meneaba su melena rubia y bailaba en pantal¨®n de deporte ante un p¨²blico que acab¨® sum¨¢ndose a la fiesta con el sustrato de reivindicaci¨®n de quien tiene que luchar por ser como desea ser.
El otro punto caliente de la fiesta, fiesta diseminada por la ciudad en unos 16 escenarios diferentes, era la Plaza Real, de nuevo acogida por las fiestas tras a?os de permanecer en barbecho. Abarrotada de p¨²blico, parte del cual finalmente aprovech¨® la sequ¨ªa para instalarse en la fuente y convertirla en tribuna preferente, el cuarteto femenino de punk-pop Shego fue el ejemplo perfecto de grupo musical que en la primera fase de su vida hace del entusiasmo, la convicci¨®n y el descaro los ejes de su propuesta. Personas j¨®venes que cantan a su vida dispuestas a no vivirla como comparsas, sometidas al que en cada ¨¢mbito de relaci¨®n acostumbra ser el cretino de guardia. A ¨¦l dedican una de sus canciones m¨¢s celebradas, Vicente Amor, donde le cantan ¡°ll¨¢mame por ni nombre y cierra la boca/prefiero respeto/no me ofrezcas coca, no/ c¨¢llate, cierra la boca¡±. La plaza Real fue entonces un hormigueo de p¨²blico saltando que ante un equipo de sonido muy limitado puso la imaginaci¨®n a la que la falta de potencia invitaba. Fue un concierto, el m¨¢s multitudinario que han protagonizado hasta la fecha, dijeron, en el que las madrile?as fueron profetas en Barcelona y su arrojo, mirada e intenci¨®n pudieron con todo.
M¨¢s tarde, ya a medianoche, la Merc¨¨ recuper¨® en la plaza de la Catedral su tono m¨¢s adulto con sillas, como en los jardines de Pla i Armengol, p¨²blico adulto aqu¨ª con incrustaciones de alg¨²n turista y flamenco como men¨². Lo cocin¨® la cantaora jienense ?ngeles Toledano, seria, con tron¨ªo y pausa y una voz consistente y plena que march¨® por alegr¨ªas, grana¨ªnas y buler¨ªas. Gent¨ªo tambi¨¦n llenando el espacio, el tradicional centro musical de La Merc¨¨ oficial que esta a?o ha dejado al BAM, que por cierto llega a los 30 a?os, el Raval, la Real y el Moll de la Fusta donde acab¨® la fiesta con Luna Ki y su masaje urbano. Todo era all¨ª chavaler¨ªa, ni asomo de burgues¨ªa, y dada la hora y el tiempo de fiesta transcurrido, las conversaciones se pod¨ªan seguir sin intenci¨®n alguna de hacerlo. Acompa?ada por Pablito Escobar en parte del concierto, la cantante barcelonesa rein¨® con piezas como Voy a morir o Toke Manga, imprimiendo aires rockeros a su repertorio mediante la presencia de un grupo. Resultaba curioso el contraste entre el lujo de los yates cerca amarrados con esa abigarrada juventud de ciudad que en buena medida extrae su m¨²sica de las carencias, sean las que fueren. Estampas variadas de una ciudad que arrancaba las fiestas dispersando personalidad por sus rincones.
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