Refer¨¦ndum, pantalla pasada

El jefe ha dado por cerrado el asunto. El refer¨¦ndum queda aparcado por tiempo indefinido. Puede ser la soluci¨®n ¡°si los catalanes no desisten¡±, pero no suceder¨¢ ¡°en los pr¨®ximos a?os¡±. Hay que dedicarse a llenar el cesto de pescado y a buscar de nuevo ¡°el pacto fiscal en la l¨ªnea del concierto¡±.

Once a?os han pasado desde que Artur Mas fue desautorizado en las urnas cuando pidi¨® y no obtuvo aquella mayor¨ªa absoluta con la que iba a desafiar a Mariano Rajoy, aunque tozudamente insisti¨® en el camino aventurero que iba a terminar con su partido, su presidencia, la suspensi¨®n de la autonom¨ªa, la c¨¢rcel o la huida de un pu?ado de dirigentes y finalmente el regreso a la casilla de salida. Ahora llega la hora de aprender la lecci¨®n, tal como ha explicado en una reciente entrevista a La Vanguardia. Siempre con su caracter¨ªstico desentendimiento personal, m¨¢s propio de un profesional que recibi¨® un encargo err¨®neo pero ajeno, que de un pol¨ªtico responsable y comprometido.

Tanta sensatez no pod¨ªa quedar sin respuesta. Por parte de Esquerra, claro. Para Pere Aragon¨¦s nada tan vigente como el refer¨¦ndum. Hay que llevarlo a la mesa de negociaci¨®n este a?o que acaba de empezar. Superada la amnist¨ªa, toca el refer¨¦ndum. Si la amnist¨ªa fue declarada imposible, significa que el refer¨¦ndum es posible y podr¨¢ negociarse ahora. Un silogismo tan falso sirve para alimentar tanto la fe independentista como el antisanchismo.

No es la ret¨®rica sino l¨®gica la que obliga a regresar al punto de partida. El refer¨¦ndum divide a la sociedad catalana y no encuentra aliados fuera de Catalu?a. No interesa fuera de Espa?a. Seguir excavando en ese hoyo alimenta el anticatalanismo y sigue propulsando a Vox. ?Esto es lo que quiere Esquerra?

La d¨¦cada perdida ha desnudado los viejos mitos. No hay acuerdo, ni siquiera en Catalu?a, sobre la naturaleza del conflicto. Si para unos es la recuperaci¨®n de una naci¨®n extraviada desde 1714, para otros es simple pol¨ªtica contempor¨¢nea, a resolver en el marco de la Constituci¨®n y del Estado de derecho. Es una falacia que un 80% de los catalanes quiera un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n. Lo que quiere la mayor¨ªa es que se recuperen los consensos estatutarios y constitucionales, destrozados desde hace no una sino dos d¨¦cadas, una dif¨ªcil operaci¨®n que exige reincorporar al Partido Popular y un esfuerzo de reconciliaci¨®n, en vez del enconamiento permanente.

Un argumento pr¨¢ctico descalifica al refer¨¦ndum. En el caso improbable de que fuera inevitable, pocos querr¨ªan que la iniciativa y la organizaci¨®n corrieran a cargo precisamente de los mismos dirigentes y partidos que fracasaron tan estrepitosamente en la anterior intentona y siguen ahora d¨¢ndonos la lata como si nada hubiera pasado. Esta s¨ª es una pantalla pasada. Del refer¨¦ndum mejor no hablar, al menos para una largu¨ªsima temporada.

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