Muere Mart¨ª Font, el periodista tranquilo que bull¨ªa por dentro
Entre 1989 y 1994 fue corresponsal de EL PA?S en Alemania, donde cubri¨® la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, la reunificaci¨®n alemana y el fin de la Guerra Fr¨ªa en Europa Central y del Este
El periodista Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ª Font muri¨® este lunes 12 de febrero, en Barcelona. Ten¨ªa 73 a?os. En estos tiempos de guerras salvajes, inteligencia artificial y cambio clim¨¢tico o en tiempos de la m¨¢s rabiosa contracultura en Barcelona o en San Francisco, en los a?os 70, Jos¨¦ Mar¨ªa fue la esencia del periodista antiestrella, de mirada abierta, horizontal y vocaci¨®n internacional. Generoso y elegante en el sentido genuino del t¨¦rmino, gran compa?ero, era un todoterreno que sab¨ªa de todo y que estuvo en muchos sitios en el momento adecuado.
Fundamental en los equipos de Internacional, Cultura en Madrid o en la redacci¨®n de Barcelona de este peri¨®dico durante a?os, fue fiel a s¨ª mismo, sin cambios de chaqueta, disfraces ni m¨¢scaras. Periodista lib¨¦rrimo en una profesi¨®n jer¨¢rquica como esta de los peri¨®dicos, fue jefe en varios frentes, pero renunci¨® a mandar: simplemente te convenc¨ªa de hacer algo y ya. Disfrut¨®n y tranquilo, miraba el mundo con ojos divertidos, con un claro descreimiento por los efluvios del poder, pero manteniendo a raya el cinismo.
Tomaba buena nota de todo, y pod¨ªa ser punzante cuando quer¨ªa, especialmente con los que observaban el mundo desde una superioridad moral o un pretendido purismo, fueran pol¨ªticos, artistas o activistas. Y ten¨ªa el don de dar con titulares sensacionales ¨C¡±Matar acaba matando el alma¡±, ¡°El insoportable pasado de Kundera¡±, ¡°Benedicto XVI en el pa¨ªs de los laicos¡±, ¡°El rector de Lourdes obra milagros con su salario¡±-, la esencia del buen periodista que se precie.
Escribi¨® miles y miles de art¨ªculos brillantes y acerados, sin asomo de petulancia y sin despeinarse. Form¨® parte del equipo fundador de Babelia, y escribi¨® de todo y m¨¢s: de los Rolling Stones a la escuder¨ªa McLaren, de la juventud de Zidane a las manifestaciones de adolescentes estudiantes en las calles de Barcelona, de las peque?as miserias por el poder en la villa y corte del gobierno franc¨¦s a las transformaciones de las grandes urbes.
Jos¨¦ Mar¨ªa naci¨® en Matar¨® en 1950 y se licenci¨® en Derecho y en Ciencias Econ¨®micas en la Universidad de Barcelona entre 1967 y 1973. En esos a?os qued¨® fascinado por lo underground, escribi¨® en las revistas Star y Ajoblanco, se interes¨® por el c¨®mic y entendi¨® que ciertas m¨²sicas y literaturas no bendecidas eran el camino alternativo, agreste y real, a las v¨ªas oficiales de los centros de poder.
Su serenidad era contagiosa, pero su alta figura albergaba un esp¨ªritu en ebullici¨®n, y la curiosidad a veces le hac¨ªa saltar a otros paisajes. A finales de los a?os 70 cogi¨® un avi¨®n y se fue a Nueva York, donde vivi¨® unos a?os hasta trasladarse a San Francisco y Los ?ngeles. En esas tres ciudades, y en sus viajes por los rincones polvorientos del pa¨ªs conoci¨® de primera mano las mil caras ¡ªalgunas relucientes, otras muy sucias¡ª del imperio americano, entonces en apabullante expansi¨®n.
Tom¨® buena nota de la capacidad de penetraci¨®n del soft power de la cultura americana, y en sus art¨ªculos dio cuenta de la hipn¨®tica irradiaci¨®n de sus mitos, de su cine, su m¨²sica, su televisi¨®n y su literatura en todos los rincones del planeta.
Ejerci¨® de guionista en Hollywood, de colaborador de Fotogramas y corresponsal de la revista Lecturas. Entrevist¨® al poeta Allen Ginsberg en la librer¨ªa City Lights de San Francisco cuando ya empezaba a ser parada obligatoria de turistas, habl¨® con Jello Biafra, el cantante de los Dead Kennedys cuando se present¨® para alcalde de San Francisco ¡ªsu programa pol¨ªtico inclu¨ªa prohibir los coches dentro del t¨¦rmino municipal de la ciudad y obligar a la polic¨ªa a someterse a votaci¨®n en los barrios por donde patrullara¡ª, y se hizo amigo del actor Larry Hagman, el m¨ªtico JR de Dallas, serie televisiva de impacto planetario.
En 1984 volvi¨® a Espa?a y se incorpor¨® a la redacci¨®n de Madrid de este peri¨®dico, donde fue jefe de Internacional, redactor jefe de Cultura y responsable de Educaci¨®n y Universidades. Entre 1989 y 1994 fue corresponsal en Alemania, donde cubri¨® la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, la reunificaci¨®n alemana, el fin de la Guerra Fr¨ªa en Europa Central y del Este. Entre 2004 y 2009 fue jefe de la oficina de EL PA?S en Par¨ªs.
En una de sus primeras piezas, de 1983, explic¨® los contactos de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Estados Unidos de cara a los Juegos Ol¨ªmpicos de Los ?ngeles, y en su ¨²ltimo escrito en este peri¨®dico, ya como colaborador y fechado en 2021, analiza la figura de Frederik de Klerk en la desaparici¨®n del aparheid en Sud¨¢frica.
Es autor de El d¨ªa que acab¨® el siglo XX (Anagrama, 1999) donde explica la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn, de Despu¨¦s del Muro (Galaxia Gutenberg, 2014) y La Espa?a de las ciudades (ED Libros, 2017). En 2015 recibi¨® el Premio de Periodismo Enrique Ferran que concede la Revista El Ciervo. Fue profesor del M¨¢ster de Periodismo Internacional de la Universitat Pompeu Fabra, presidente de la Asociaci¨®n de Periodistas Europeos de Catalunya (APEC) y colaborador en la revista La Maleta de Portbou, La Vanguardia o Ara.
Despu¨¦s de escribir tanto para tantos durante d¨¦cadas, ¨²ltimamente alardeaba de hacer el vago y de dedicarse a mirar crecer a sus olivos, tumbado en una hamaca de su casa, en el campo de Tarragona. Descansa en paz, compa?ero.
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