ERC, gato escaldado por las alianzas
Los republicanos son de nuevo bisagra en el Parlament, con una certeza: siempre se paga un precio por escoger entre la derecha y la izquierda
Pasadas casi dos semanas desde las elecciones al Parlament nadie se atreve en Catalu?a a pronosticar si el partido ganador, el PSC de Salvador Illa, lograr¨¢ formar gobierno. Y es as¨ª a pesar de que su victoria fue clara y nadie la discute. El Gobierno que convoc¨® las elecciones y su partido, ERC, han reconocido la derrota y el presidente de la Generalitat ya solo en funciones, Pere Aragon¨¨s, ha anunciado su pase a la reserva. Adem¨¢s, de las urnas ha surgido una mayor¨ªa parlamentaria de izquierdas eventualmente viable, pues se trata de tres fuerzas (socialistas, republicanos y comunes) que llevan cinco a?os formando parte de la mayor¨ªa de gobierno en Espa?a presidida por Pedro S¨¢nchez, junto a otros partidos progresistas y centristas.
Entonces, ?por qu¨¦ nadie sabe si el PSC va a poder formar gobierno? No es ning¨²n misterio. Porque los electores han otorgado al grupo parlamentario de ERC la llave de la gobernabilidad y los republicanos no han decidido todav¨ªa c¨®mo la van a utilizar. Por tercera vez desde 1980, ERC goza de la condici¨®n de partido bisagra que puede abrir la puerta a una mayor¨ªa de las izquierdas u otra con las derechas. La diferencia respecto a las ocasiones anteriores es que ERC es ahora como un gato escaldado por las contradictorias consecuencias de sus alianzas anteriores. Duda. Su direcci¨®n ha entrado en crisis. La historia reciente les trae recuerdos de divisi¨®n en circunstancias similares a la actual.
En 1980, la ERC dirigida por Heribert Barrera, se inclin¨® por participar en una mayor¨ªa parlamentaria junto a CiU y los exfranquistas de la UCD de Adolfo Su¨¢rez, y dar la presidencia de la Generalitat a Jordi Pujol. Esa decisi¨®n ahuyent¨® a buena parte de su electorado y en las siguientes elecciones al Parlament, ERC perdi¨® nueve de los trece diputados que hab¨ªa obtenido en 1980. Pese a la p¨¦rdida, Barrera persisti¨®, y continu¨® otra legislatura aliada con CiU. Pag¨® un alto precio. En las elecciones de 1987 retrocedi¨® hasta quedar con cuatro esca?os, en beneficio de CiU.
En cambio, de las elecciones al Parlament de 2003 ha quedado, entre otras cosas, la sonriente imagen del entonces l¨ªder de ERC, Josep Llu¨ªs Carod, mostrando gozosamente ante los fot¨®grafos una gran llave que explicaba por s¨ª misma la privilegiada posici¨®n en que hab¨ªan quedado los 23 diputados que acababa de conseguir. Pod¨ªa escoger entre formar una mayor¨ªa parlamentaria con CiU, y hacer presidente a Artur Mas como Barrera hab¨ªa hecho a?os atr¨¢s con Pujol, o articular una mayor¨ªa junto con los otros dos partidos de izquierdas, el PSC e Iniciativa Verds, y dar la presidencia de la Generalitat al m¨¢s votado de los tres, el socialista Pasqual Maragall. Esta opci¨®n fue la que los republicanos escogieron. Aquella mayor¨ªa de izquierdas se mantuvo en las elecciones de 2006, en las que ERC perdi¨® dos esca?os, pero poco despu¨¦s estall¨® la burbuja inmobiliaria, sobrevino la aguda crisis econ¨®mica y la alianza de izquierdas se hundi¨® en las siguientes elecciones al Parlament, las de 2010, en beneficio de las derechas. En conjunto, las izquierdas perdieron 22 esca?os; ERC qued¨® con 10.
Despu¨¦s de haber protagonizado aliada con los sucesores de CiU la ins¨®lita experiencia de una frustrada d¨¦cada de agitaci¨®n independentista dirigida desde un gobierno, ERC se halla de nuevo como bisagra en el Parlament con una certeza aprendida del pasado: siempre se paga un precio por escoger entre la derecha y la izquierda.
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