Muere Marta Ferrusola a los 89 a?os, el poder en la familia Pujol
La empresaria era la esposa de Jordi Pujol, presidente de la Generalitat entre 1980 y 2003
Corr¨ªan los a?os noventa cuando un emprendedor que contaba con varios negocios logr¨® poner una pica en un club exclusivo. Un d¨ªa mientras trabajaba son¨® el tel¨¦fono. Tras unos minutos de conversaci¨®n se qued¨® l¨ªvido. Acababa de hablar con Marta Ferrusola, quien, tras identificarse como esposa del presidente de la Generalitat, le propuso encargarse de la ornamentaci¨®n floral del nuevo negocio. La oferta no le interesaba, pero no sab¨ªa c¨®mo decir que no a la mujer de Jordi Pujol. Era dif¨ªcil dar la negativa por respuesta a la entonces primera dama de Catalu?a. As¨ª que por temor a una suerte de castigo divino con aplicaci¨®n terrenal se pleg¨® a la voluntad de Marta Ferrusola, que falleci¨® este lunes a los 89 a?os. Fue una mujer sin la que resulta dif¨ªcil entender hasta qu¨¦ punto cal¨® en la sociedad catalana ese fen¨®meno de abducci¨®n colectiva llamado pujolismo. Ferrusola fue sobre todo la matriarca de una familia de controvertidos l¨ªmites ¨¦ticos y morales que acab¨® sus d¨ªas afectada por una enfermedad de Alzheimer, seg¨²n un dictamen forense de marzo de 2021. El juez la proces¨® por considerarla uno de los cerebros financieros de la familia, pero la causa contra ella qued¨® archivada por demencia severa.
Casada en 1956 con Pujol, no soport¨® jam¨¢s que se pusiera en entredicho la honorabilidad de ella o de sus hijos por poco claros que fueran sus negocios. Hasta que el tripartito de izquierdas lleg¨® al poder, Ferrusola mantuvo ¨Ca trav¨¦s de la empresa Hidroplant¨C contratos de mantenimiento de jardiner¨ªa con los departamentos de Econom¨ªa, Medio Ambiente, Presidencia y Gobernaci¨®n de la Generalitat. La sombra de Ferrusola no se quedaba ah¨ª, se extend¨ªa a toda la sociedad catalana gracias a ese fen¨®meno llamado pujolismo. Hasta el mism¨ªsimo Josep Llu¨ªs N¨²?ez mediados los noventa y siendo presidente del Bar?a cedi¨® para que Hidroplant se encargara de colocar c¨¦sped en el Camp Nou, lo que acab¨® en un aut¨¦ntico fiasco. Catalu?a era para Marta Ferrusola una extensi¨®n del Palau de la Generalitat gobernado por su marido. De su sentido patrimonial del poder y del pa¨ªs da idea la frase con la que anatemiz¨® al Gobierno de Maragall, tras desalojar a CiU del poder: ¡°Es como si entran en tu casa y te encuentras los armarios revueltos, porque te han robado¡±
Hasta entonces y bajo su sombra protectora, casi todos sus hijos fueron o adjudicatarios de encargos de administraciones p¨²blicas o intermediarios de ellos. Algunos Pujol-Ferrusola incluso formaron parte de delegaciones catalanas en viajes oficiales de su padre. Cualquier comisi¨®n de investigaci¨®n parlamentaria al respecto se cort¨® de ra¨ªz hasta finales de los noventa. Cuando el fen¨®meno creci¨® y se convirti¨® en pol¨ªticamente amenazante para el mism¨ªsimo president, Pujol trat¨® de ponerles coto. Era demasiado tarde. Ni los consejeros de Presidencia a quienes encomend¨® la tutela de los chicos fueron capaces de embridarlos. Marta los proteg¨ªa y se erig¨ªa en matriarca frente a un Jordi Pujol con complejo de culpa por la dejaci¨®n en aras de la pol¨ªtica de su papel de padre de familia. El president era incapaz de imponer en casa la autoridad que ejerc¨ªa sobre la sociedad catalana. Cuando en 2015 ¨Cun a?o despu¨¦s de la confesi¨®n de fraude continuado al fisco¨C Marta Ferrusola acudi¨® al Parlament. All¨ª sostuvo que sus hijos estaban en una situaci¨®n precaria a pesar de los esc¨¢ndalos econ¨®micos que les rodeaban. ¡°Van con una mano delante y otra detr¨¢s¡±, sentenci¨®. Siempre cultiv¨® la idea de que la famosa deixa del avi Florenci no era m¨¢s que un simple vi¨¢tico ¨Cun raconet¨C por si el r¨¦gimen de colectivizaciones volv¨ªa a Catalu?a.
Esa defensa de lo que consideraba poco menos que un derecho natural de su familia la llev¨® a mantener actitudes mis¨®ginas con las mujeres que rodeaban a su marido. No fueron f¨¢ciles sus relaciones con Carme Alcoriza, durante 40 a?os secretaria de Pujol. Ramon Pedr¨®s, que durante un decenio fue jefe de prensa de Pujol, aseguraba que el president no viaj¨® nunca a Cuba porque su esposa no lo hubiera acompa?ado a lo que consideraba un para¨ªso de perversi¨®n y vicio. Ferrusola interven¨ªa activamente para tratar de evitar divorcios y, en general para poner coto a la que consideraba vida licenciosa de algunos de los consejeros de su marido, una receta con la que, por cierto, no triunf¨® mucho con sus propios hijos. Con todo, la derecha catalana la consideraba un referente. ¡°Aix¨° es una dona¡±, le gritaban los seguidores de CiU a Marta la noche del 29 de abril de 1984 cuando compareci¨® con su marido en el balc¨®n del Majestic despu¨¦s de que la coalici¨®n obtuviera una de sus mayor¨ªas absolutas. Sus incondicionales la ve¨ªan como la evidencia del triunfo de la tradici¨®n catalana frente al feminismo: madre de familia, intachable ama de casa, atenta con su marido y emprendedora con los negocios.
Su vertiente de creyente presidi¨® buena parte de su actividad p¨²blica. En 1990 asisti¨® a la beatificaci¨®n de 11 m¨¢rtires de la Cruzada ¡°fusilados por odio a la fe¡±, en una de las hornadas de santidad que Juan Pablo II puso en marcha. Tampoco le dolieron prendas en compartir patio de butacas con Jorge Fern¨¢ndez ¨Cel ministro del Interior del PP que pasados unos a?os hablar¨ªa con su ¨¢ngel de la guarda¨C en la solemne canonizaci¨®n de San Josemar¨ªa Escriv¨¢ de Balaguer, fundador del Opus Dei. Con esta manera de entender el cristianismo no tiene nada de extra?o que apadrinara el alumbramiento p¨²blico de la Fundaci¨®n Provida, opuesta al aborto. Tanta trascendencia y respeto por la tradici¨®n cat¨®lica contrasta con la frivolidad con la que empleaba el alias de ¡°madre superiora¡± en sus comunicaciones con la direcci¨®n terrenal de la andorrana Banca Reig, que llamara a su hijo mayor ¨CJordi¨C ¡°capell¨¢n de la parroquia¡± y que los millones fueran ¡°misales¡±.
En el terreno pol¨ªtico, mantuvo una estrecha relaci¨®n y supervisi¨®n de los proyectos de su marido. Cuando la noche del 21 al 22 de mayo de 1960 supo que la polic¨ªa acabar¨ªa llamando a la puerta de su domicilio, le dijo a Pujol: ¡°Ahora es el momento de quedarse¡±. El que luego ser¨ªa president de la Generalitat fue condenado por los tribunales de la dictadura a siete a?os de prisi¨®n, de los que cumpli¨® tres. Ferrusola sigui¨® pol¨ªticamente a su marido y milit¨® desde primera hora hasta su disoluci¨®n en Converg¨¨ncia Democr¨¢tica. Fue decisiva en la defenestraci¨®n de Miquel Roca de CDC ¨Cen la que particip¨® su hijo Jordi¨C y tambi¨¦n en la entronizaci¨®n de Artur Mas como delf¨ªn. De Jos¨¦ Montilla, el socialista que relev¨® a Pasqual Maragall en la presidencia de la Generalitat, no le gustaba que se llamara Jos¨¦. El castellano siempre fue una china en el zapato nacionalista de Marta, que fue beligerante con una inmigraci¨®n que cre¨ªa con la infiel misi¨®n primero de sustituir el catal¨¢n por el castellano y luego de derribar campanarios para erigir minaretes. Comparti¨® puntos de vista xen¨®fobos con el l¨ªder hist¨®rico de Esquerra, Heribert Barrera. ¡°El problema es que las ayudas solo sirven para los inmigrantes que acaban de llegar (¡) que s¨®lo saben decir dame de comer¡±, dijo en 2001 en Girona. Su marido apostill¨® que lo expresado por su esposa en un lenguaje ¡°muy franco y muy directo¡± es lo que pensaba ¡°la gran mayor¨ªa de ciudadanos¡±. A pesar de las diferencias, la simbiosis Pujol-Ferrusola fue tolerablemente perfecta.
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