Sin miedo al anatema
No hay una hoja de ruta clara que una a un independentismo sumido en procesos de congresos oto?ales de los que pueden salir relevos
Este 11 de septiembre ha sido el primero desde hace una decena larga de a?os que no ha contado con un presidente independentista en la Generalitat. Es tambi¨¦n la primera Diada que se celebra con presencia en las instituciones (ayuntamientos y Parlament) de Alian?a Catalana, una fuerza de extrema derecha secesionista. El escenario pol¨ªtico es adem¨¢s de profunda divisi¨®n entre las dos grandes fuerzas que pugnan por la hegemon¨ªa soberanista: Junts per Catalunya y Esquerra Republicana.
No hay una hoja de ruta clara que una a un independentismo sumido en procesos de congresos oto?ales de los que pueden salir relevos. La ¨²nica seguridad es que la formaci¨®n que lidera Carles Puigdemont seguir¨¢ como hasta ahora: present¨¢ndose como irreductible y enunciando grandes principios ret¨®ricos que tan rentables le son electoralmente. Y para ello Junts cuenta con la parad¨®jica e inestimable ayuda de esa guerra de casamatas que libra un sector de la judicatura contra la ley de amnist¨ªa.
Esquerra, como sucede en los ¨²ltimos a?os, en esta ocasi¨®n ha vuelto a ser abucheada la v¨ªspera de la Diada en el kil¨®metro cero del nacionalismo, el Fossar de les Moreres, con gritos ¡°Vergonya em faria haver votat l¡¯Illa¡± (¡±Verg¨¹enza me dar¨ªa haber votado a Illa¡±). Las manifestaciones en las cuatro capitales de provincia, m¨¢s Tortosa, supon¨ªan un back to basics. Los convocantes entienden que en ¨¦poca de tribulaciones lo mejor es atraer con asuntos cotidianos: el problema de la vivienda, la desinversi¨®n en el sistema ferroviario, la lucha por un sistema sanitario digno, la reivindicaci¨®n de los payeses o el desequilibrio territorial y expolio del agua. El corolario es que todo ello es solucionable llegando a la independencia.
El inter¨¦s por sumar manifestantes a un independentismo en horas bajas ha unido a las entidades sociales anta?o a la gre?a, e incluye, para algunos, a los ultras de Alian?a per Catalunya. De esa opini¨®n es Llu¨ªs Llach, presidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), organizadora del gran acto en las calles. El cantante y ahora activista por la independencia afirm¨® en v¨ªspera de la Diada que los votantes del partido xen¨®fobo eran bienvenidos individualmente a los actos del 11 de septiembre. Luego tuvo que matizar la propia ANC. Otras entidades convocantes, como ?mnium Cultural, reiteraron que hay una l¨ªnea roja con los xen¨®fobos de ultraderecha.
El caso es que hay discrepancias sobre los l¨ªmites del ecumenismo secesionista. El presidente Salvador Illa rehuy¨® todas esas pol¨¦micas con motivo del mensaje de la Diada. Record¨® al Chile de Salvador Allende, y su intervenci¨®n subray¨® que ¡°quien viene a mejorar Catalu?a es catal¨¢n¡±. Suficiente en ¨¦poca de borrosas l¨ªneas rojas con la xenofobia. El discurso de Illa fue mon¨®tono, pero imprimi¨® un sensible cambio de tono. Y es que muchas cosas han cambiado: la situaci¨®n pol¨ªtica se ha tranquilizado en Catalu?a; Esquerra y los Comunes han hecho presidente al socialista Illa; las banderas independentistas apenas adornan los balcones y las manifestaciones que anta?o reunieron a m¨¢s de un mill¨®n de personas se quedan ahora en unas decenas de miles. Ya no hay miedo al anatema.
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