Vivir sin coche: un alivio, pero sobre todo un reto
?Tiene sentido que una familia con tres hijos renuncie al coche en una ciudad como Barcelona? Se puede intentar
693 euros anuales por el seguro. 120 euros mensuales por una plaza de aparcamiento fijo en un barrio c¨¦ntrico. 70 euros de gasolina por cada 500 kil¨®metros. Las revisiones a un precio superior a los 180 euros. Y, por supuesto, la ITV. Suma y sigue. La familia de Mar¨ªa ha se?alado el 1 de octubre como la fecha en el calendario en la que dejar¨¢n el coche para siempre. Mar¨ªa se muestra decidida. Durante 2023 solo us¨® el coche en las vacaciones de agosto y Semana Santa. Y alg¨²n fin de semana. A lo sumo, 40 d¨ªas al a?o. Ahora no importa que tenga tres hijos y un marido. Tampoco las extraescolares ni los viajes a ver a los abuelos. Ni siquiera los partidos de f¨²tbol en alg¨²n pueblo lejos, muy lejos. Ha llegado el momento de afrontar un cambio de paradigma. Y, por supuesto, los valientes viven en la contradicci¨®n permanente: eso tambi¨¦n es la maternidad. Mientras decide renunciar al coche, le paga el carn¨¦ de conducir a su hija con sus reci¨¦n estrenados 18 a?os. La pregunta obvia es qu¨¦ coche conducir¨¢ la ni?a cuando apruebe el examen. Mar¨ªa contesta con aplomo: ¡°Pues le servir¨¢ para ponerlo en el curr¨ªculum. Cuantos m¨¢s datos, mejor¡±. De fondo, suena TV3: un periodista cuenta que est¨¢ cambiando el sector del autom¨®vil y que los j¨®venes no van a comprar coches en el futuro.
?Tiene sentido que una familia con tres hijos renuncie al coche en una ciudad como Barcelona? ?Existe una tendencia creciente a abandonar esta propiedad? La respuesta es del presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Vendedores y Reparadores de Veh¨ªculos (Ganvam), Ra¨²l Palacios: ¡°De la misma forma que ahora tenemos nuestra m¨²sica o nuestras pel¨ªculas favoritas en la nube y, por cortes¨ªa de las plataformas digitales, hemos liberado espacio en las estanter¨ªas de nuestras casas, tambi¨¦n vamos liberando espacio en nuestro garaje porque nuestro m¨®vil va a ser la llave que nos abra la puerta de la soluci¨®n de movilidad¡±. Y sigue: ¡°Seg¨²n los datos que manejamos desde Ganvam, en 2030 el 67% de las matriculaciones corresponder¨¢n a servicios de movilidad. Por eso los distribuidores de veh¨ªculos debemos convertirnos en empresarios de movilidad, con los servicios por suscripci¨®n como n¨²cleo de negocio. Nuestro principal activo ya no va a ser el hierro, ya no ser¨¢ el coche, sino la buena gesti¨®n del dato que genera ese coche para poder proporcionar servicios ad hoc. Lo importante para el conductor ya no ser¨¢ el modelo de coche, sino el servicio que le preste¡±. Suena bien: muerte al hierro, vida al dato.
Mar¨ªa, sin embargo, no tiene el plan B muy definido. En casa, los de m¨¢s edad van en moto y en bicicleta. Los m¨¢s j¨®venes, en Bicing y transporte p¨²blico. Y cuando toque ir todos juntos, pues habr¨¢ que tirar de las aplicaciones para encontrar un coche de alquiler lo m¨¢s cerca posible. La que tiene m¨¢s dudas es la peque?a, a quien no le entra en su cabecita que una familia numerosa ortodoxa no tenga coche. En su clase todos tienen coche. No solo la benjamina percibe con miedo el cambio. Tambi¨¦n las marcas de coche. Lo contaba hace unos meses el periodista de EL PA?S, Dani Cordero: ¡°Esa renuncia a la propiedad del coche es una de las cuestiones que est¨¢ quitando el sue?o a las marcas, que entre unas cosas (el an¨¢lisis pormenorizado sobre el coste y el uso del coche o la concienciaci¨®n medioambiental de sus potenciales clientes) y otras (la incapacidad real de pagarlo para un segmento de la poblaci¨®n) est¨¢ forzando a buscar alternativas para mantener el negocio de la fabricaci¨®n de autom¨®viles¡±.
Mar¨ªa no es la primera en enfrentarse a semejante gesta. Muchos otros lo intentaron. Y otros tantos sucumbieron. Es el caso de Clara. ¡°Empezamos a alquilar sillitas para las ni?as y hab¨ªa veces que era m¨¢s caro la silla que el alquiler del coche. Y encima te la pod¨ªas encontrar hecha un asco¡±. Esta madre de dos ni?as decidi¨® entonces comprar las sillas. ¡°No tenemos ascensor. A cada salida s¨²male sube-baja las dos sillas y encima uno de los dos ten¨ªa que ir a devolver el coche. Total, que hubo un momento en que pensamos: ?estamos militando en alguna secta anticoches o qu¨¦ pasa? Y decidimos que ¨ªbamos a tener coche. No soy partidaria y creo que a la larga acabaremos con la maletita y en metro de camino a la estaci¨®n de Sants, como hicimos cuando alquil¨¢bamos¡±. Clara se sincera: ¡°La clave de alquilar es que no te d¨¦ palo pagar. La otra opci¨®n es tirar de taxis¡±.
Nico, creativo publicitario, vive feliz sin el coche. ¡°En muchos sentidos, vivir sin ¨¦l es un privilegio. En mi caso, vivo dentro de la M-30 y puedo hacer mi vida sin coche sin ning¨²n problema. Llevo a los ni?os al colegio andando, voy a trabajar en metro y puedo llegar a cualquier otro sitio de mi vida cotidiana en transporte p¨²blico. La ¨²nica ocasi¨®n en la que alquilo un coche es cuando voy a Asturias (all¨ª viven mi familia y la de mi mujer, en localidades diferentes), donde es imposible moverse de un municipio a otro sin coche (y m¨¢s con dos hijos)¡±. Para Mar¨ªa, Nico es un valiente. Ha tomado la decisi¨®n y se mantiene. Ella espera con ganas que llegue la fecha para dejar de pagar el parking. Y mientras llega el d¨ªa, Mar¨ªa piensa para sus adentros: ¡°Por una vez que ya no tengo coche y Ada Colau se va a Italia¡±.
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