La pol¨ªtica de lo (tr¨¢gicamente) real
Los desastres naturales pasan por el filtro de la ideolog¨ªa: no son controlables -en principio- pero responder ante ellos s¨ª que permite ¨®pticas distintas
Si Salvador Illa buscaba un aval a su gesti¨®n del paso de la Dana por Catalunya -una ocasi¨®n propicia para ejecutar el principio fundamental con el que ha tatuado las almas de sus consellers, la ¡°pol¨ªtica ¨²til¡±-, est¨¢ claro que ha superado la prueba con aceptable margen. Los matices a algunas deficiencias en el sistema de alertas ya los ha planteado inicialmente ¨¦l mismo ¨C¡±todo es mejorable¡±-, con lo cual se blindaba ante posibles reproches. El l¨ªder del PP, Alejandro Fern¨¢ndez, en una intervenci¨®n con pies de plomo para no verse salpicado por el barro -por decirlo suavemente- de su correligionario valenciano Carlos Maz¨®n, incluso le ha reconocido que las insuficiencias que pudiera haber en Catalunya ser¨ªan m¨¢s culpa de sus antecesores en el cargo que de ¨¦l, un reci¨¦n llegado a la presidencia (es un argumento que cae por su propio peso, pero no siempre se admite en el fragor del debate parlamentario; hace tiempo que la polarizaci¨®n ha fulminado aquello de ¡°los cien d¨ªas de cortes¨ªa¡±).
Pero una lectura m¨¢s a fondo de este debate improvisado, lejos de la emergencia inmediata y dram¨¢tica, permite confirmar que este asunto de los desastres naturales, como cualquier otro, tambi¨¦n pasa por el filtro de la ideolog¨ªa y de la pol¨ªtica. Lo cual es l¨®gico, porque los fen¨®menos atmosf¨¦ricos no son controlables -en principio- pero analizarlos y responder ante ellos s¨ª que permite ¨®pticas distintas. Estudiar si la actuaci¨®n humana puede agravar o no los desastres, reflexionar sobre la necesidad de un cambio profundo de pol¨ªtica o una intensificaci¨®n de la construcci¨®n de infraestructuras, optar por un equilibrio u otro entre descentralizaci¨®n y concentraci¨®n de las decisiones en instituciones fuertes con medios, apoyar la espontaneidad popular o canalizar el aporte por la v¨ªa de los impuestos y el reforzamiento del poder p¨²blico... Por ejemplo, las intervenciones de Marta Vilalta (ERC), Jessica Albiach (Comunes) y Laia Estrada (CUP) han puesto el acento en la emergencia clim¨¢tica, mientras Joan Garriga (Vox), apelaba a la fatalidad perpetua e ineludible del clima mediterr¨¢neo y apostaba por resolverlo -detecten ustedes la tradici¨®n- construyendo pantanos. Salvador Illa, en uno de los pocos momentos en que ha entrado al trapo del debate ideol¨®gico, se ha encarado a Albiach para rechazar la idea del decrecimiento econ¨®mico, un concepto defendido por algunos pensadores de la izquierda mundial.
Luego est¨¢ el lema rom¨¢ntico de ¡°s¨®lo el pueblo salva al pueblo¡±, que en origen pretende denunciar la inoperancia de unos responsables concretos, pero que la extrema derecha, con su efectividad habitual, est¨¢ aprovechando para atacar en bloque la democracia representativa. Para la CUP, el ¡°pueblo¡± son los voluntarios que se han organizado espontaneamente para acudir en ayuda de los damnificados de Valencia, mientras que, para Vox, son las organizaciones ultras y neonazis que infiltraron a esos voluntarios y llegaron hasta el Rey con sus camisetas de la Divisi¨®n Azul, una versi¨®n crud¨ªsima y tristemente textual del viejo refr¨¢n: ¡°a r¨ªo revuelto...¡±
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