Sobre el premio de tauromaquia: Y sin embargo se mueve
Ser¨ªa risible, si no fuera tan indignante, la furia desproporcionada de amplios sectores de la pol¨ªtica y el periodismo cuando alguien desde la esfera del poder cuestiona la tauromaquia
Ser¨ªa risible, si no fuera tan indignante, la furia desproporcionada con la que reaccionan amplios sectores de la pol¨ªtica y el periodismo cuando alguien desde la esfera del poder cuestiona la tauromaquia en una u otra de sus modalidades.
Estos sectores se han lanzado como aves de rapi?a contra el ministro de Cultura, Urtasun, ¨²nicamente porque ha osado decir lo que todos sabemos y que es una verdad incuestionable:
¡°La tauromaquia es un maltrato animal¡±
Y siguiendo la l¨®gica de los silogismos, si la tauromaquia es un maltrato y le damos un premio, estamos premiando el maltrato.
Es impensable premiar y subvencionar con dinero p¨²blico un maltrato, luego, no se puede premiar la tauromaquia.
Muchos espa?oles hemos respirado con alivio ante las palabras del ministro porque tambi¨¦n existimos y no somos ni menos espa?oles ni menos dignos de atenci¨®n que los dem¨¢s, aunque no armemos tanto ruido para exigir que se nos escuche y se tenga en cuenta nuestra opini¨®n.
Estamos tan acostumbrados a que se nos ignore y se nos silencie, mientras se exaltan sin descanso espect¨¢culos que nos entristecen y nos averg¨¹enzan, que, al menos por una vez, nos sentimos representados por una autoridad que pone en su boca nuestras palabras sin tapujos ni miedo a la incorrecci¨®n pol¨ªtica.
Desde ese momento se le ha tildado de sectario y de no respetar la pluralidad cultural, pero ?C¨®mo se atreven a hablar de pluralidad los que s¨®lo admiten un pensamiento ¨²nico: el apoyo incondicional a la tauromaquia y sus derivados pueblerinos? ?Qui¨¦n tiene en cuenta al resto de la poblaci¨®n que est¨¢ en contra de espect¨¢culos denigrantes y avergonzada de que tales salvajadas nos representen en el resto del mundo? ?Qui¨¦n protege a los que no quieren que sus impuestos, tan necesarios en otras causas, se dediquen a fomentar algo de lo que abominan? ?Qui¨¦n protege a los que han de soportar que en la puerta de su casa se apaleen y embolen animales inocentes? ?Qui¨¦n defiende a los ni?os de esa escuela de violencia que les insensibiliza ante el maltrato disfraz¨¢ndolo de algo l¨²dico y deseable?
Los pro taurinos esgrimen mil argumentos para justificar lo injustificable, aunque no son sino excusas, burdas patra?as sin valor cient¨ªfico ni moral, siempre las mismas y repetidas hasta la saciedad:
-la tan tra¨ªda y llevada tradici¨®n, en cuyo nombre se han cometido tantos cr¨ªmenes, y que no es m¨¢s que una costumbre repetida en el tiempo y que, si es perniciosa se debe eliminar cuanto antes, como ha ocurrido con tantas y tantas, que, por sabidas, no es necesario nombrar
-la creaci¨®n de puestos de trabajo: efectivamente, al igual que los crean el tr¨¢fico de armas, la trata de blancas o los c¨¢rteles de drogas y anteriormente los verdugos.
-la desaparici¨®n de los toros bravos. Como dec¨ªa Jes¨²s Moster¨ªn, antrop¨®logo y fil¨®sofo: los toros bravos no son una raza aparte, son solo los maridos de las vacas¡±
-la pretendida insensibilidad de los toros en el ruedo. Jorge Wagensberg, doctor en f¨ªsica, profesor e investigador demostr¨® en el parlamento catal¨¢n que no es as¨ª, que les duele, y mucho, todo lo que les hacen
-las filias y fobias de los famosos. Que alguien sea un profesional destacado o un personaje conocido no lo convierte en un referente moral. Ha habido y hay personas c¨¦lebres que se han posicionado tanto a favor como en contra.
-su papel de inspiraci¨®n art¨ªstica. Lo mismo ocurre con las guerras las inundaciones u otras cat¨¢strofes.
Es un tema que divide a la sociedad espa?ola y se hace un uso mal intencionado y politizado del mismo, relacion¨¢ndolo con otra serie de posicionamientos, como si fueran paquetes ideol¨®gicos en bloques inamovibles:
anti taurino= separatista, de izquierdas, abortista, ateo
pro taurino= nacionalista, de derechas, antiabortista, religioso
Esta dicotom¨ªa es una absoluta falacia ya que las distintas opciones se combinan entre s¨ª y son variantes intercambiables.
Estar en contra de espect¨¢culos taurinos se basa m¨¢s que en una idea, en un sentimiento ¨¦tico. Es aspirar a una sociedad m¨¢s justa y evolucionada en la cual no se haga una fiesta del dolor ajeno, en la cual se proteja al m¨¢s d¨¦bil, en lugar de explotarlo.
El ministro ha hecho gala de una pluralidad que los que protestan no practican, se ha limitado a quitar un premio en lugar de prohibir espect¨¢culos que tendr¨ªan que ser abolidos, como ¨¦l sin duda desear¨ªa y que hubiera hecho si siguiera ¨²nicamente sus convicciones, tal como hacen los pol¨ªticos pro taurinos que a nivel nacional o regional no dudan en emplear todos los recursos econ¨®micos disponibles en subvencionar festejos sangrientos, sin importarles un ¨¢pice los ciudadanos que preferir¨ªan que sus impuestos se dedicaran a causas m¨¢s nobles y necesarias.
Nada puede justificar causar da?o a un vertebrado superior con capacidad de sufrimiento similar a la humana, un da?o que comienza mucho antes de salir al ruedo, pero que en el mismo se intensifica hasta l¨ªmites insostenibles. Ninguna tradici¨®n que necesite v¨ªctimas tendr¨ªa que mantenerse y mucho menos ensalzarse, premiarse y subvencionarse.
La tauromaquia es un maltrato tan evidente que ¨²nicamente pueden negarlo aquellos a los que no les conviene verlo y, si nos lo discuten, siempre podremos afirmar, como Galileo:
¡°Y sin embargo se mueve¡±
Elena Negueroles es pintora y exmiembro del Consell Valenci¨¤ de Cultura.
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