Zamora, el reto de combatir (gratis) la resignaci¨®n eterna

Las vacas de Sico tienen preferencia en las calles de San Vitero (Zamora, 250 habitantes). Garbosa, Cierva y compa?¨ªa avanzan con los cencerros como bocina bajo la disciplina de la perra Linda y delante de Francisco Gonz¨¢lez, Sico, que pasea sus 64 a?os entre el olor a le?a ardiendo. Por las calles que conoci¨® sin pavimentar se cruza con Vanesa Mezquita, la alcaldesa, con la que comenta la actualidad local. Pronto el hombre le transmite esa resignaci¨®n rural contra la que ella ¡ªque trabaja sin sueldo¡ª se desloma: ¡°Me da igual que cambien las cosas, he conocido siempre lo mismo¡±.

La regidora, socialista de 40 a?os, suspira. Lleva dos liderando un Consistorio que administra cinco pueblos y 500 personas: San Vitero, El Poyo, San Juan del Rebollar, San Crist¨®bal y Villarino de Cebal, y a¨²n no asimila ese ¡°conformismo¡± estoico de la gente mayor: ¡°Tiene que ser muy grave para que se quejen¡±. Mezquita, trabajadora en una residencia de ancianos, define como ¡°labor social¡± su acci¨®n pol¨ªtica no remunerada, se r¨ªe cuando se le preguntar por la conciliaci¨®n y lo ilustra se?alando su coche, reconvertido en veh¨ªculo municipal y plagado de cachivaches y hasta caramelos de la ¨²ltima cabalgata de Reyes.

El fen¨®meno del alcalde sin sueldo no es ni mucho menos espec¨ªfico de esta zona de Zamora. Un informe del Ministerio de Hacienda recoge que 2.547 regidores espa?oles no tuvieron sueldo p¨²blico en 2020. El dato procede de consultar a los 8.131 municipios, de los que respondieron 6.910. Los criterios de remuneraci¨®n se apoyan en el tama?o de los municipios, lo que implica, seg¨²n el informe, que sean Castilla y Le¨®n y Arag¨®n las comunidades con m¨¢s alcaldes sin retribuci¨®n.

El coqueto sal¨®n consistorial de San Vitero, decorado con fotos antiguas de ferias de ganado, acoge los desvelos de Mezquita con el segundo de a bordo, Rafael Gonz¨¢lez, exalcalde, de 52 a?os, con quien comparte el af¨¢n de buscar iniciativas que rescaten la zona del abismo poblacional. La dupla se enorgullece de haber atra¨ªdo a San Vitero ¡ªofreci¨¦ndoles empleo y vivienda¡ª a una familia brasile?a y a otra de una localidad cercana, cuyos ni?os han revitalizado la escuela y prometen un futuro que niegan las estad¨ªsticas.

Zamora, que ha perdido desde 1950 el 40% de su poblaci¨®n ¡ªun 10% en la ¨²ltima d¨¦cada¡ª, y que tiene a un tercio de sus habitantes por encima de los 65 a?os, es la provincia con peores previsiones demogr¨¢ficas de Espa?a, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE). El organismo calcula que ser¨¢ esta la provincia que m¨¢s poblaci¨®n pierda hasta 2033.

La filosof¨ªa del equipo de gobierno de San Vitero, expone Gonz¨¢lez, consiste en impulsar proyectos que rompan las ¡°costumbres rancias¡± que paralizan esas tierras. Por eso Mezquita se afana en detallar a potenciales emprendedores que los fondos europeos pueden contribuir a evitar el ¨¦xodo que se cierne sobre Zamora. Tambi¨¦n ha logrado que la sucursal que cerr¨® Caja Espa?a reabra.

Uno de los cometidos del cargo, se?ala la alcaldesa, es asistir a esos ancianos que demandan tanto alguien que los escuche como asesoramiento en un mundo cada vez m¨¢s tecnol¨®gico. Sico cuida de sus vacas en un establo cuyo techo est¨¢ cubierto de antiqu¨ªsimas telara?as, un tejido usado anta?o como gasa cuando los rumiantes se romp¨ªan un cuerno. El ganadero tambi¨¦n exhibe un p¨¦ndulo oscilante, cual zahor¨ª, y acude a un prado donde impera un viejo roble para indicar d¨®nde hay agua. ¡°El ¨²ltimo pozo que abrimos lo descubrimos as¨ª¡±, sostiene Mezquita, especialista en exprimir cada c¨¦ntimo. Los exiguos presupuestos proceden del IBI de las viviendas y de la tasa por las matriculaciones de veh¨ªculos, algo que intentan fomentar.

La falta de acicate econ¨®mico para desempe?ar la funci¨®n de alcalde, indispensable en estas localidades, la suplen los protagonistas con la certeza de que ¡°en la Espa?a rural hay esperanza¡±. Gonz¨¢lez, que dirige telem¨¢ticamente una empresa de estudios de mercado en Madrid, ensalza la ¡°calidad de vida¡± incomparable que aportan los aires, la calma y la reconocida ternera de Aliste. ?l espera que cada vez m¨¢s personas se lancen a descubrir un mundo que no cree tan distinto al urbanita si se estimula el emprendimiento y las administraciones dejan de ¡°frustrar con burocracia¡± las iniciativas municipales.

La pol¨ªtica local, afirma el carnicero Fernando Bellver mientras atiende su local, puede resultar tan cainita que ¨¦l recomienda que nadie que regente un negocio se lance: ¡°Habr¨¢ gente que deje de ir [a la tienda] solo por tu cargo¡±. La alcaldesa no descansa ni en el bar: al entrar, un parroquiano le pregunta de inmediato por un problema en el contador de agua. Al rato, bromea con que concurrir¨¢ a las elecciones. La regidora acepta el guante y su hipot¨¦tico rival se retira con un ¡°quita, quita¡±. La frase hecha de que algo es ¡°una satisfacci¨®n que no se paga con dinero¡± se torna real en el caso de Mezquita. ¡°Nadie quiere ser alcalde de pueblo¡±.