La campa?a para las elecciones catalanas acaba con riesgo de bloqueo
El veto secesionista al PSC aleja un Govern transversal contra la din¨¢mica de bloques y deja como primera opci¨®n repetir el actual pacto entre Junts y ERC
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Alguien tendr¨¢ que ceder. Las elecciones de este domingo en Catalu?a estaban llamadas a responder a algunos interrogantes clave. Entre ellos, conocer el nivel de apoyo con que cuenta el independentismo tras el momento m¨¢s intenso del proc¨¦s y la validaci¨®n de las v¨ªas que proponen las fuerzas secesionistas para lograr la independencia; el cambio en el mapa de la hegemon¨ªa pol¨ªtica y la reorganizaci¨®n del espacio de la derecha. La contundencia de las respuestas viene dada por el escenario sugerido por las encuestas y el veto de los independentistas al PSC para formar Gobierno.
De entrada, es poco probable que las fuerzas constitucionalistas sumen y ahora se enfrentar¨¢n a la irrupci¨®n de Vox. Junts y ERC pueden repetir pacto en el Govern, aunque no aclaran c¨®mo renovar una f¨®rmula que ya certific¨® su desgaste esta legislatura, marcada por el enfrentamiento entre socios. La CUP, adem¨¢s, tiene muchas posibilidades de arbitrar la ruta de ese nuevo Ejecutivo, algo a lo que tambi¨¦n aspira el PDeCAT. La repetici¨®n electoral, en caso de bloqueo, alargar¨ªa la provisionalidad en un momento clave para la recuperaci¨®n tras la pandemia.
El futuro independentista. El 29 de enero de 2020, el entonces president Quim Torra anunci¨® el fin del turbulento pacto con ERC. Habr¨ªa un nuevo adelanto electoral despu¨¦s de que se aprobaran los Presupuestos, prorrogados desde 2017. Junts respond¨ªa as¨ª a que el presidente del Parlament, Roger Torrent, de ERC, obedeciera a la justicia y le quitara el acta de diputado a Torra pese a que su condena por desobediencia no era a¨²n firme. Esquerra probaba que no ir¨ªa por la senda de la desobediencia ¡°est¨¦ril¡±.
El coronavirus lo hizo saltar todo por los aires. La gesti¨®n de la pandemia agri¨® a¨²n m¨¢s la relaci¨®n entre los socios y Torra utiliz¨® la situaci¨®n para tensar la cuerda con el Gobierno de Pedro S¨¢nchez. Junts y ERC, casi desde el primer pleno de la legislatura, estaban embarcados en un enfrentamiento sin cuartel. Tras el oto?o de 2017, los republicanos alumbraron un cambio de estrategia, aparcando la unilateralidad defendida hasta entonces. Ahora hab¨ªa que aumentar la base social del secesionismo; ser claves en el Congreso para poder forzar el refer¨¦ndum y, finalmente, que la buena gesti¨®n fuera la prueba de que se puede administrar un futuro Estado propio. Junts cree que esa v¨ªa renuncia ¡°al mandato del refer¨¦ndum del 1-O¡±. Para defenderlo, opta por la confrontaci¨®n con el Estado. Del planteamiento de reactivar la Declaraci¨®n Unilateral de Independencia si se superaba la mitad de los votos se pasa a establecer, seg¨²n su programa, que la rep¨²blica se proclame cuando ¡°estemos preparados¡±.
Ambas formaciones entienden que las urnas dar¨¢n un veredicto sobre qu¨¦ estrategia tiene m¨¢s apoyos. La competencia tambi¨¦n est¨¢ en la hegemon¨ªa pol¨ªtica. Tras a?os de poder sociovergente, ERC fue la fuerza m¨¢s votada en las pasadas elecciones municipales. Incluso gan¨® en votos en Barcelona, pero el apoyo de Manuel Valls (Ciudadanos) permiti¨® a Ada Colau (BCom¨²) seguir como alcaldesa. Junts no tuvo reparos en apoyar al PSC, ¡°los del 155¡±, en la Diputaci¨®n de Barcelona y blindar as¨ª el poder local ante el avance de ERC.
Un posible pacto con los socialistas, ¡ªque tanto el propio Salvador Illa como los candidatos de Junts y ERC, Laura Borr¨¤s y Pere Aragon¨¨s, han negado reiteradamente¡ª fue la principal arma arrojadiza de la campa?a. Los votos o la abstenci¨®n del PSC y los comunes eran la ¨²nica manera, seg¨²n los sondeos, de sumar 68 diputados de 135 y permitir que ERC pasara p¨¢gina con sus socios. Cuando Illa comenz¨® a liderar la carrera, se cambiaron los papeles. Pese a las negativas de Aragon¨¨s y los suyos al pacto, la posibilidad num¨¦rica segu¨ªa ah¨ª.
Una peque?a y desconocida entidad a favor de la secesi¨®n, Catalans per la Independ¨¨ncia, logr¨® que los partidos prosecesi¨®n dejaran por escrito el veto a un Ejecutivo con el PSC. El independentismo logr¨® blindar su estancia en la Generalitat. Es posible que quien gane este domingo lo haga por la m¨ªnima. Incluso quien triunfe en votos puede no hacerlo en esca?os. Junts y ERC lo tendr¨¢n muy complicado para reclamar la medalla del liderazgo en su bloque sin que sea cuestionado por el otro.
Bronca pand¨¦mica. Pese al distanciamiento entre Junts y ERC, el independentismo tiene ya historial en lograr pactos en el segundo de descuento. Ahora hay presi¨®n extra. La respuesta a la pandemia, pero sobre todo avanzar en la recuperaci¨®n social y econ¨®mica ri?en con la interinidad. Es muy dif¨ªcil para la ciudadan¨ªa digerir una repetici¨®n electoral y lo ser¨ªa m¨¢s en este contexto.
La crisis del coronavirus ha sido arma de campa?a. La condici¨®n de exministro de Sanidad de Illa fue una gran plataforma pero tambi¨¦n la diana de cr¨ªticas por su gesti¨®n. Aragon¨¨s, como president en funciones y l¨ªder del partido que lleva las carteras m¨¢s cuestionadas (Salud y Asuntos Sociales), tambi¨¦n recibi¨® muchos reproches. Junts se comport¨® m¨¢s como oposici¨®n que como socio y carg¨® contra lo hecho por su aliado de Gobierno. Illa y Aragon¨¨s fueron criticados en muchas ocasiones al considerar que sus balances eran ¡°triunfalistas¡±.
Las propuestas para la recuperaci¨®n han pasado inadvertidas. Las esperanzas de todos est¨¢n puestas en los fondos que vendr¨¢n de Europa y para su buena gesti¨®n es necesario no solo un Govern fuerte, sino tambi¨¦n de una buena cooperaci¨®n entre Administraciones. La crisis mostr¨® finalmente las consecuencias de los recortes de Converg¨¨ncia en el sistema catal¨¢n de Salud. Su reforma urgente fue eclipsada por la atenci¨®n a la pandemia.
Los ataques no se limitaron a la gesti¨®n. La campa?a baj¨® al fango con el incidente de la prueba de covid-19 que Illa se neg¨® a hacerse. Los trabajadores de TV3 pidieron, antes del debate, que los candidatos se hicieran un test para minimizar el riesgo. El socialista fue el ¨²nico que no sigui¨® la recomendaci¨®n y dijo que va en contra de los protocolos que ¨¦l mismo aprob¨®. Las cr¨ªticas fueron desde su falta de sensibilidad ante la preocupaci¨®n de los empleados hasta acusarle directamente de haberse vacunado en secreto. ?l lo niega y el ministerio de Sanidad tambi¨¦n.
La irrupci¨®n del ¡®efecto Illa¡¯. El desembarco del exministro dio un vuelco a la campa?a. El PSC pas¨® de estar estancado a tener ¡°perspectiva de victoria¡±, seg¨²n proclamaban dirigentes socialistas. El escenario actual es un triple empate con Junts y ERC. La candidatura de Illa acapar¨® el protagonismo desde su anuncio el pasado 30 de diciembre. Ya en campa?a, los ataques del resto de fuerzas crearon un escenario de ¡°todos contra Illa¡± que reforz¨® la movilizaci¨®n de sus votantes e indecisos. Illa plante¨® una campa?a presidencial, con la idea fuerza de ¡°pasar p¨¢gina¡± del proc¨¦s. Su principal v¨ªctima ha sido Ciudadanos: los socialistas han apuntalado el declive de los de In¨¦s Arrimadas con el mensaje reiterado de que Illa ¡°vuelve¡± a Catalu?a y con la promesa de que se presentar¨¢ a la investidura si gana. Arrimadas no se arriesg¨® en 2017.
El PSC, que ahora tiene 17 diputados, espera ser el partido m¨¢s votado y el que m¨¢s crecer¨¢ en sufragios, porcentaje y esca?os, apuntan fuentes de la c¨²pula. El veto de los partidos independentistas, creen esas voces, le da un impulso final, ya que desactiva el discurso de sus rivales en el constitucionalismo de que pactar¨¢ con los republicanos. El fantasma del tripartit, el Ejecutivo catal¨¢n conformado por PSC, ERC e Iniciativa en 2003 y que permiti¨® que Pasqual Maragall pusiera fin a la hegemon¨ªa convergente, ha estado muy presente en la campa?a. Desde el PP hasta Junts lo ven como un ataque a la gesti¨®n eficiente. Sin ERC y los comunes, Illa no podr¨¢ ser president. Vox no es una opci¨®n ¡°ni por activa, ni por pasiva, ni por perifr¨¢stica¡±, afirm¨® el candidato en el debate de TV3.
El declive de Ciudadanos. La formaci¨®n naranja cierra la campa?a con el temor de que el 14-F suponga una r¨¦plica del terremoto de las elecciones generales de 2019. Seg¨²n las ¨²ltimas encuestas, est¨¢ peleando por la cuarta plaza con Vox y los comunes, y puede caer de sus 36 esca?os actuales a un tercio. En Catalu?a, la c¨²pula daba por segura una ¡°correcci¨®n¡± de la victoria de 2017, porque entonces recibi¨® mucho voto prestado por el miedo a una independencia unilateral. Pero si se cumplen los ¨²ltimos sondeos sufrir¨¢n tambi¨¦n un castigo, lejos de los 25 diputados que lograron en 2015 antes de la efervescencia del proc¨¦s. Numerosas voces en el partido apuntan a que el problema ha estado en una campa?a ¡°mal planteada y mal hecha¡± y en la que incluso se tuvieron que retirar unos carteles por problemas de derechos de autor. La oferta temprana del candidato Carlos Carrizosa a Illa para formar un Gobierno conjunto lanz¨® el mensaje a sus votantes de que daba lo mismo el sentido de su voto. Vox les arrebat¨® adem¨¢s la bandera del antiindependentismo.
El sorpasso de Vox. El PP sabe que este domingo, salvo milagro, ser¨¢ superado por Vox en Catalu?a. Lo dicen sus estudios internos y los de los rivales. El escenario est¨¢ asumido en la direcci¨®n. El final es dif¨ªcil para un candidato, Alejandro Fern¨¢ndez, que ha tenido un buen desempe?o en los debates y que comenz¨® la campa?a con expectativas de doblar los cuatro esca?os actuales. El punto de partida era ya el peor resultado de la historia del partido, pero Fern¨¢ndez termina la carrera hacia las urnas con la duda de si mantendr¨¢ los cuatro asientos. La confesi¨®n de Luis B¨¢rcenas y la irrupci¨®n de la extrema derecha, explican fuentes del partido, han dinamitado todo.
Vox ha sido el principal caballo de batalla del PP. Los de Santiago Abascal lograron despuntar gracias a los incidentes violentos que sufrieron en sus actos. Los populares se vieron obligados a pasar al ataque. Fern¨¢ndez se emple¨® a fondo en los debates contra Ignacio Garriga, candidato de Vox, para tratar de frenar su avance desmontando su discurso ¡°populista¡±. El l¨ªder del PP, Pablo Casado, intervino adem¨¢s con un desmarque de la actuaci¨®n del Gobierno de Mariano Rajoy el 1 de octubre de 2017.
La pregunta es qu¨¦ pasar¨¢ el d¨ªa despu¨¦s. El PP seguir¨¢ teniendo un problema en Catalu?a, y las primeras elecciones tras la moci¨®n de censura benefician a Vox. Casado lleva d¨ªas preparando el terreno internamente para el sorpasso. Se refugia en que nadie pidi¨® cuentas a S¨¢nchez por los triunfos de Podemos. El resultado, defiende, no es extrapolable a nivel nacional. Fern¨¢ndez tiene el visto bueno de la direcci¨®n nacional para liderar la ¡°reconstrucci¨®n¡± popular en Catalu?a.
Votar en pandemia. En el PP, como en los partidos m¨¢s tradicionales, preocupa el efecto que tenga votar en medio de la pandemia. El miedo al contagio espanta a las capas de la poblaci¨®n de mayor edad, que no son muy dadas a usar el voto por correo y que suelen apoyar a esas grandes formaciones. La inc¨®gnita de la participaci¨®n y las decisiones de voto de ¨²ltima hora (un 37% de indecisos seg¨²n el pron¨®stico medio de las encuestas) ser¨¢n claves en el resultado.
La cita del 14-F arranc¨® con la incertidumbre judicial de si se podr¨ªa realizar. El Govern y todos los partidos salvo el PSC quer¨ªan un aplazamiento para esquivar el pico de la tercera ola de la pandemia. Esa nueva convocatoria termin¨® ante la justicia, que finalmente la descart¨®. La Generalitat defiende que el operativo, que incluye sugerir a los enfermos de covid-19 y sus contactos que voten a ¨²ltima hora de la tarde, es seguro. Pese a ello, una de cada cuatro personas convocadas para estar en las mesas present¨® alegaciones ante las autoridades electorales para evitar asistir.
En el caso poco probable de que muchas mesas electorales no se puedan constituir, y eso implicara un volumen de votos que altere los resultados, la Junta Electoral puede pedir que se retenga la informaci¨®n del escrutinio hasta el martes. La Generalitat insiste en que hay planes de contingencia para evitar ese supuesto y ve positivo que de momento ning¨²n partido ponga en duda la legitimidad del proceso. En las pasadas elecciones la participaci¨®n, aupada por la coyuntura pol¨ªtica, logr¨® el r¨¦cord del 79%. El m¨ªnimo, en 1992, estuvo en el 54%.
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