Autob¨²s, futbolines, selfis y bocadillos: Puigdemont pone a prueba el fervor de sus incondicionales
El p¨²blico que hace largos viajes por carretera para asistir a los actos del ¡®expresident¡¯ en el sur de Francia se topa con un plan frugal en la ¡®fanzone¡¯ de Junts
Media docena de futbolines, unas dianas para poner a prueba la punter¨ªa lanzando unos dardos, m¨²sica enlatada y un par de furgonetas que venden bocadillos de pechuga de pollo a 8 euros es el plan de entretenimiento que ofrece el equipo de campa?a de Carles Puigdemont a aquellos que pasan horas en la carretera para ver en directo los m¨ªtines que oficia en Arg¨¨les-sur-Mer (Francia). La agenda es apretada: viaje, mitin, aplauso, y de vuelta a casa. ¡°No damos ni bocatas gratis¡±, subrayan distintas voces de la candidatura, cada vez que el pabell¨®n roza el lleno. Nunca tanto como este s¨¢bado, en el acto central de campa?a. M¨¢s de 3.000 personas se desplazaron, y m¨¢s de la mitad se tuvieron que quedar fuera del recinto, para escuchar en directo el plan que aplicar¨¢ Puigdemont si llega a ser el pr¨®ximo president de la Generalitat: ¡°Vamos a hacer lo que nos d¨¦ la gana, porque durante seis a?os y medio ya lo hemos hecho¡±, declar¨® ante sus incondicionales.
La campa?a electoral que ha desplegado Puigdemont en Argel¨¨s-sur-Mer se ha convertido en una romer¨ªa de incondicionales que peregrinan arriba y abajo de la autopista AP-7 para poder ver y aplaudir al l¨ªder, ante el desconcierto de muchos vecinos, que desconocen a qu¨¦ se debe ese traj¨ªn diario en el pabell¨®n municipal. El espacio polideportivo Jean Carr¨¨re, en homenaje a un c¨¦lebre jugador de rugby que luego fue alcalde del pueblo, lleva 10 d¨ªas decorado con cintas azules de ¡°Puigdemont president¡± y se ha habilitado una fanzone en el aparcamiento para entretener a los simpatizantes de Junts per Catalunya que acuden a ver a Puigdemont. Algunos llegan a tener la posibilidad de hacerse una foto con el candidato. Hay que tener paciencia y guardar turno en una larga cola que se forma al final del mitin. Este s¨¢bado, atendiendo al gent¨ªo desplazado, el momento selfi se cancel¨®.
Apenas al otro lado de la calle donde est¨¢ el epicentro de Junts en Francia, el impacto del fen¨®meno Puigdemont es menor. Marc Cargol, un vecino de Perpi?¨¢n que este s¨¢bado esperaba a que su mujer terminara la jornada laboral en un camping, preguntaba: ¡°?Pero todo esto por qu¨¦ es?¡±. Mientras, se?alaba, extra?ado, a los tenderetes de Junts. A un centenar de metros, Aida, la gerente del restaurante Auberge du bon vivant, afirmaba que ten¨ªa mesas libres para comer y se quejaba de la competencia de las food trucks (furgonetas donde se vende comida) contratadas por Junts per Catalunya. ¡°Ofrezco un plato del d¨ªa por 12,90 euros, y la gente se queda all¨ª comiendo bocadillos¡±.
El expresidente catal¨¢n, que est¨¢ a la espera que entre en vigor la ley de amnist¨ªa y se arriesgar¨ªa a ser detenido si entrara en Espa?a, es un h¨¢bil orador, aunque necesita poco empe?o para poner en combusti¨®n a un p¨²blico que acude a verlo con ganas de meneo. Argel¨¨s-sur-Mer est¨¢ a apenas una treintena de kil¨®metros de la frontera de La Jonquera, lo que no evita que la mayor¨ªa de aquellos que acuden a ver los m¨ªtines de Puigdemont lleguen entumecidos tras un latoso viaje por carretera. La media de edad es alta. Este s¨¢bado, cuando el candidato interpel¨® directamente al auditorio, mand¨® un encargo en busca de c¨®mplices para captar votos.: ¡°Somos muchos, pero a¨²n no somos bastantes. Hay gente que duda, los ten¨¦is en vuestras casas. Son vuestros hijos, vuestros nietos¡±.
Puigdemont insiste en presentar las elecciones catalanas del 12 de mayo como un cara a cara entre ¨¦l y Salvador Illa, y rellena sus intervenciones de requerimientos al p¨²blico para que convenzan a los dudosos de su entorno de la necesidad de votar a Junts porque si no, dice, los socialistas tomar¨¢n la Generalitat y la pondr¨¢n al servicio del Gobierno. ¡°No nos vamos a dejar mandar desde La Moncloa, los intereses de La Moncloa no van a pasar nunca por delante de los intereses de los catalanes¡±, exclama Puigdemont.
Asistir en directo a un acto de promoci¨®n electoral no acostumbra a ser una fuente de emocionantes sorpresas y, cuando se ha llegado al ecuador de la campa?a, presenciar un mitin otorga la capacidad de poder anticipar las frases, y las entonaciones, que se lanzan al vuelo como un anzuelo que persigue pescar aplausos. En el caso de Puigdemont, sus fieles le aplauden incluso cuando lo ven en una foto.
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