Solivella: la Catalu?a que no quiere seguir vaci¨¢ndose
Un pueblo del interior de Tarragona ilustra las oportunidades y las trabas para frenar la despoblaci¨®n de las zonas rurales
Existe una Catalu?a vac¨ªa lo mismo que existe una Espa?a vac¨ªa. El agujero demogr¨¢fico se concentra en el interior, como la frontera entre las provincias de Tarragona y Lleida. Es tierra de vi?edos, almendros y olivos. De cielos estrellados, ajenos a las perturbaciones de las luces de ciudad. Una constelaci¨®n de pueblos vertebra un ¨¢rea de secano por cuyas carreteras puede uno circular varios kil¨®metros sin toparse con otro veh¨ªculo. ¡°La Catalu?a profunda, vamos¡±, ironiza Rosa Maria Salvad¨®, alcaldesa de Solivella, un pueblo de ¡°635 habitantes¡±, precisa, que en el ¨²ltimo siglo ha perdido el 61% de sus moradores y que ahora pugna por salir adelante, aprovechando las oportunidades y sorteando los desaf¨ªos que plantea la despoblaci¨®n del mundo rural.
La comarca tarraconense de la Conca de Barber¨¤, cuyos vinos tienen denominaci¨®n de origen y una variedad propia (el trepat) es una de las que m¨¢s sufri¨®, desde mediados del siglo XX, el abandono del campo. Tambi¨¦n posee algunos de los top¨®nimos m¨¢s evocadores de la geograf¨ªa catalana: Montblanc (su amurallada capital, origen de la leyenda de Sant Jordi), Vallfogona de Riucorb, Llorac, Passanant, Blancafort, Vallclara, Vimbod¨ª¡ o Solivella. En 1920, este pueblo, a 40 kil¨®metros al norte de Tarragona capital, alcanz¨® su cima: 1.600 almas. Pero cuando sus vecinos no pudieron vivir de la agricultura, ¡°buscaron trabajo en la industria textil y automovil¨ªstica de Barcelona¡±, cuenta la alcaldesa, ella misma ¡°hija de pagesos¡±.
Catalu?a ha alcanzado los ocho millones de habitantes, pero, como Solivella, la mitad de sus 947 municipios tiene ahora menos poblaci¨®n que hace un siglo. Un estudio de la Universidad de Lleida se?ala que 200 de ellos est¨¢n en riesgo de desaparecer (la mayor¨ªa, en el Pirineo y Prepirineo). El informe agrega que solo la mejora del parque de vivienda ¡ªmuchos propietarios son reacios a vender o alquilar¡ª, la apuesta por las infraestructuras y el mantenimiento de servicios b¨¢sicos pueden salvarlos. La Generalitat impuls¨® hace tres a?os un programa piloto para rehabilitar casas en desuso en ¨¢reas rurales, mientras iniciativas particulares, como Repoblem, conectan oferta y demanda para ¡°volver a llenar de vida n¨²cleos que perdieron vecinos y no los han recuperado¡±.
Los nuevos vecinos
La existencia de Solivella, de la que hay registros desde el siglo XII, no peligra por ahora. Surcada por una carretera que lleva a Andorra, en plena ruta del C¨ªster ¡ªcerca del monasterio de Vallbona de les Monges¡ª y con una vida social intensa, afronta los retos de la despoblaci¨®n de otros enclaves pero desde una posici¨®n ventajosa. Poblada en su mayor¨ªa por personas mayores y con tiendas de siempre que est¨¢n a punto de cerrar por la jubilaci¨®n de sus propietarios, encontr¨® su oportunidad en 2020, cuando la pandemia de coronavirus hizo que algunas personas se replantearan su proyecto vital. ¡°Muchas familias j¨®venes que ven¨ªan solo a veranear han reformado la vieja casa de los padrins [abuelos] y se han instalado aqu¨ª¡±, explica Salvad¨®.
Aunque suene parad¨®jico, encontrar vivienda no es f¨¢cil en Solivella ni en otros pueblos de la Catalu?a interior, plagada de casas vac¨ªas que se usan solo para celebraciones de fin de semana o para que los hijos y nietos las ocupen durante las fiestas del pueblo. ¡°Estuvimos mucho tiempo hasta encontrar una casa de alquiler¡±, cuenta Roser Capdevila, de 26 a?os, que hace a?o y medio atrajo a su pueblo a su pareja, Joan Mateo, de 28. ¡°Vivir en comunidad, siendo m¨¢s consciente de lo que hay a tu alrededor, es una experiencia enriquecedora¡±, cuenta ella. ¡°Hay que superar la visi¨®n rom¨¢ntica de que la gente se va de la ciudad para trabajar en el campo con una mula. Vivir en un pueblo no es incompatible con otros oficios¡±, afirma ¨¦l.
Roser y Joan son arquitectos. Necesitan desplazarse a menudo, pero tambi¨¦n teletrabajan. Solivella les ofrec¨ªa soluciones en ambos casos. Tras la pandemia, se instal¨® fibra ¨®ptica, herramienta fundamental para sumar habitantes. El pueblo, adem¨¢s, est¨¢ atravesado por la carretera C-14, que en diez minutos en coche los deja en Montblanc y en media hora, en Tarragona. Una ventaja con la que no cuentan otros pueblos de la Catalu?a vac¨ªa, m¨¢s enclavados en Lleida y m¨¢s aislados. ¡°El pan lo compramos aqu¨ª, en el forn. El s¨¢bado hay mercado de fruta y verdura. Pero para compras grandes bajamos a un hipermercado¡±, cuenta Joan, que al instalarse ten¨ªa miedo de ser visto siempre como ¡°el forastero¡±. Ese temor se ha disipado. Su incorporaci¨®n al grupo local de grallers (un instrumento de viento) ha acelerado su completa asimilaci¨®n.
Menos servicios para las personas mayores
Solivella tiene guarder¨ªa y colegio de primaria (servicios b¨¢sicos si lo que se quiere es atraer familias) y presume de oferta cultural. ¡°La idea es que la gente no tenga que moverse del pueblo para disfrutar la cultura¡±, dice Salvad¨®, que recuerda los ciclos de conciertos de verano, que este a?o traer¨¢n a artistas como Judit Neddermann o Triquell. Hay orgullo en este pueblo antiguo construido en piedra. ¡°Aqu¨ª se come muy bien, hacemos un buen vino y tenemos uno de los lavaderos m¨¢s antiguos de Catalu?a¡±, reivindica la edil, consciente de que el tal¨®n de Aquiles de ese resurgimiento es la falta de oportunidades para quienes est¨¢n all¨ª desde hace m¨¢s tiempo: los ancianos.
¡°Si algo nos hace falta son m¨¢s cosas para las personas mayores, que se encuentran a menudo incomunicadas, solo con una l¨ªnea de autob¨²s por la ma?ana¡±. La consulta del m¨¦dico, que antes ofrec¨ªa servicios todos los d¨ªas, atiende ahora tres ma?anas. Las escasas tiendas de comestibles que quedan est¨¢n a punto de cerrar porque los mayores se jubilan y los hijos no cogen el relevo. ¡°En tres a?os no habr¨¢ ninguna. Los ayuntamientos tendremos que crear cooperativa¡±, como la vin¨ªcola, un cultivo afectado este a?o por la sequ¨ªa, lo mismo que ha ocurrido con los olivos y los almendros.
La Asociaci¨®n de Micropueblos de Catalu?a, que lucha por la ¡°repoblaci¨®n¡± de las zonas rurales y para facilitar el arraigo de j¨®venes y familias en esas ¨¢reas, est¨¢ integrada por 300 municipios de hasta 1.000 habitantes. Ocupan m¨¢s de la mitad del territorio catal¨¢n, pero albergan solo al 3% de su poblaci¨®n. Entre ellos est¨¢ Solivella, cuyos vecinos sab¨ªan qui¨¦n iba a ser su alcaldesa antes de la jornada electoral de las municipales de 2023: se present¨® una candidatura ¨²nica. En las auton¨®micas, el pueblo y la comarca votan en clave independentista. En los ¨²ltimos comicios, los de 2021, esas fuerzas sumaron en la Conca de Barber¨¤ casi el 77% de los votos, con Junts a la cabeza (31% de sufragios), seguido con el mismo porcentaje por ERC y, m¨¢s lejos, la CUP (9,8%).
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