El ¨¦xodo al rev¨¦s: de la ciudad al campo
El miedo al virus, la situaci¨®n econ¨®mica y el teletrabajo impulsan la mudanza hacia zonas rurales
Vanesa Lozano decidi¨® dejar su casa en Sevilla y mudarse a Veredas, una peque?a aldea en el coraz¨®n de la Sierra de Huelva de 600 habitantes, porque buscaba salir de la ciudad, alejarse de la contaminaci¨®n, intentar mitigar el estr¨¦s y frenar el precio desorbitado de los alquileres. Esta dise?adora de 42 a?os reconoce que la pandemia precipit¨® su decisi¨®n. La libertad que le otorga el teletrabajo le dio el empuj¨®n definitivo para dejar atr¨¢s el bullicio de una gran ciudad: ¡®¡®Necesitaba un lugar donde la vida fuera opuesta a lo que conoc¨ªa hasta ahora'¡®, asegura Lozano, convencida de que la tranquilidad del campo puede ser tambi¨¦n un escudo ante los rebrotes.
La demanda para encontrar alojamiento en zonas rurales es una tendencia al alza en Espa?a desde que el 14 de marzo se decretaron las primeras medidas que condujeron al confinamiento de la poblaci¨®n. Las b¨²squedas de fincas r¨²sticas se han incrementado un 46% desde enero, seg¨²n datos del portal Fotocasa. Los aumentos m¨¢s pronunciados se sit¨²an fuera de los grandes centros urbanos, tal y como revela un estudio llevado a cabo por la inmobiliaria Servihabitat. Muchos de los ciudadanos que deciden cambiar la ciudad por el campo lo hacen por el miedo a los rebrotes. Eso le suced¨ªa por ejemplo a ?lex Sell¨¦s, de 28 a?os, que trabaja como asesor de comunicaci¨®n y se ha mudado de Madrid a Cocentaina, un pueblo de Alicante de 11.500 habitantes. ¡®'En Madrid hay m¨¢s gente por metro cuadrado y mucho m¨¢s riesgo de contagio. Me da miedo cruzarme con tanta gente por la calle'¡®, confiesa.
Con este inusitado aumento de la demanda, los tel¨¦fonos de las inmobiliarias echan humo en los ¨²ltimos meses. El inter¨¦s por vivir en zonas rurales se ha disparado desde abril, seg¨²n fuentes de Servihabitat: ¡®¡®Los clientes solicitan cada vez m¨¢s un alojamiento fuera de las grandes ciudades. Madrid es un caso representativo¡±. En las provincias vecinas de Guadalajara y Segovia se ha registrado un incremento de hasta el 57%. Y matizan: ¡®¡®No es algo particular de la capital, en Catalu?a observamos un aumento de demanda del 63% para ir a vivir a las afueras de las grandes urbes'¡®.
Este ¨¦xodo de la ciudad al campo no es un fen¨®meno nuevo, pero la crisis de la covid-19 ha fortalecido la tendencia, como observa Elena Garc¨ªa, gestora en Alma Natura, empresa enfocada a impulsar proyectos en zonas rurales. Seg¨²n sus datos, las solicitudes para desarrollar planes vitales se incrementaron un 50% en junio. Muchas de las personas interesadas ya llevaban tiempo pensando en vivir en el campo, explica Garc¨ªa, pero la pandemia les ha servido de empuj¨®n.
Cristina Oca?a, que trabaja en el departamento de Comunicaci¨®n de Mediaset, reconoce que vio una oportunidad: ¡®¡®Desde el cierre de colegios, nos vinimos a Cebreros, en ?vila. Quer¨ªamos tener m¨¢s espacio y una crianza en ambientes m¨¢s familiares'¡®. Oca?a es madre de dos ni?as, de 5 y 8 a?os, y cuenta que muchos vecinos de Cebreros (3.000 habitantes) se encuentran en su misma situaci¨®n: ¡®¡®Estamos cerca de Madrid, pero con una vida sencilla. Si el teletrabajo se implantase finalmente, podr¨ªa ser algo definitivo'¡®.
M¨¢s del 85 % de los espa?oles viven en menos del 20 % del territorio, y la poblaci¨®n rural ha ca¨ªdo un 10% desde el a?o 2000, seg¨²n datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica. La precariedad y la falta de recursos de las zonas rurales complican su repoblaci¨®n, como explica Sergio del Molino, autor de La Espa?a vac¨ªa: ¡®¡®Los d¨¦ficits en telecomunicaciones, la precariedad de servicios educativos y sanitarios, y la falta de alicientes culturales y de ocio complican que los profesionales se trasladen'¡®.
Para un buen n¨²mero de habitantes de los grandes n¨²cleos metropolitanos, la pandemia ha sido un motivo que les invitaba a huir del asfalto. Muchas familias se han visto obligadas a cumplir el confinamiento en pisos peque?os, sin una terraza para airearse, sin espacio suficiente para compaginar el teletrabajo con la telescuela y sin una zona de juego para los ni?os. Por eso en los ¨²ltimos dos meses se ha registrado un verdadero auge en las solicitudes para adquirir una vivienda en zonas rurales. Elvira Fafian, gestora de Aldeas Abandonadas, la inmobiliaria l¨ªder en Espa?a en ofertar viviendas en pueblos, pone una cifra: se han triplicado las peticiones. Esta directiva explica que muchas de las solicitudes proceden de personas que quieren instalarse para desarrollar proyectos empresariales.
Este es el caso de Luis de Benito y Mois¨¦s de la Calle, dos amigos segovianos de 21 y 23 a?os respectivamente, que han decidido abandonar Madrid y volver a Santiuste (provincia de Segovia, 545 habitantes), para desarrollar Puebleo, una red social a trav¨¦s de la cual quieren atraer trabajadores a las zonas rurales. Son conscientes de que un freno importante es la deficiente red de comunicaciones digitales. De ah¨ª que su proyecto incida en conectar a las personas que habitan en los pueblos. Consideran el teletrabajo como un ¡®¡®arma para repoblar zonas donde no hay industria¡¯' y reivindican las posibilidades que ofrecen los territorios rurales.
Los j¨®venes son precisamente el segmento demogr¨¢fico m¨¢s interesado en la revitalizaci¨®n de las zonas rurales. El soci¨®logo Guillermo Fern¨¢ndez, investigador en la Universidad Complutense, explica que cada vez hay m¨¢s ciudadanos de entre 25 y 40 a?os que se mudan al campo, en gran parte movidos por razones econ¨®micas. Los bajos salarios de los trabajadores con menos experiencia y ¡®¡®la incapacidad de desarrollar un proyecto de vida con un m¨ªnimo desahogo econ¨®mico¡¯' justifican esta tendencia.
Por ejemplo, Sergio Redondo, de 35 a?os, que trabaja en una gran compa?¨ªa telef¨®nica, hizo las maletas a finales de junio y cambi¨® la capital por Mayorga, un pueblo de Valladolid de 1.500 habitantes del que es originario: ¡®¡®Supone un gran ahorro en alquiler y la vida es mucho m¨¢s eficiente fuera de la gran ciudad'¡®. Lourdes Hern¨¢ndez, directiva de una empresa de datos en Madrid, est¨¢ de acuerdo con ¨¦l: ¡®¡®Somos todos m¨¢s flexibles y productivos, perdemos menos tiempo'¡®. El joven vallisoletano lamenta que su empresa vea el trabajo a distancia como algo temporal: ¡®¡®Hemos demostrado que el trabajo sale igual o mejor, pero nos obligan a volver cuando la situaci¨®n mejore'¡®. El soci¨®logo Abel Ros explica que en Espa?a hay una cultura laboral muy presencialista, que choca con los valores de la deslocalizaci¨®n, y abunda en la idea de que el teletrabajo en zonas rurales puede llevar al aislamiento social y la p¨¦rdida del lazo emocional con la empresa.
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