Cuando menos es m¨¢s

El Taller Atl¨¢ntico Contempor¨¢neo (TAC) ha celebrado en el Auditorio de Galicia de Santiago el ¨²ltimo de los conciertos de celebraci¨®n de su 10? aniversario. Para este concierto, el TAC estuvo formado por Ludwig D¨¹richen y Nazaret Canosa, violines; Ionela Ciobotaru, viola; ?lvaro Quintanilla, chelo; Alfonso Mor¨¢n, contrabajo; Alfredo Varela, trompa; Sa¨²l Canosa, clarinete; Jos¨¦ Vicente Faus, timbal; Nicasio Gradaille, piano y Vadim Yuchnevich, acorde¨®n (arm¨®nium en la versi¨®n original), todos ellos dirigidos por Diego Garc¨ªa Rodr¨ªguez.

El programa no pod¨ªa ser m¨¢s ambicioso: la Sinfon¨ªa n? 7 en mi mayor, WAB 107 de Anton Bruckner, en versi¨®n para orquesta de c¨¢mara. Esta versi¨®n fue creada en 1921 por Hans Eisler, Erwin Stein y Karl Rankl como un ejercicio acad¨¦mico encargado por su profesor, Arnold Schoenberg. Eisler se encarg¨® de los movimientos primero (Moderato) y tercero (Scherzo), Stein, del segundo (Adagio) y Rankl, del cuarto (Finale).

La supervisi¨®n y coordinaci¨®n de Schoenberg, gran amigo de las transcripciones, y la calidad del trabajo de sus alumnos hizo de este arreglo una obra maestra. Guardada y olvidada hasta su descubrimiento a finales del siglo XX, fue estrenada estrenado en Colonia el 19 de marzo de 2000. El resultado muestra un gran contraste entre la densidad orquestal de Bruckner y la sutileza, no exenta de fuerza, del conjunto empleado en la versi¨®n de c¨¢mara. Sutileza que permite apreciar mejor la polifon¨ªa bruckneriana y facilita la apreciaci¨®n de su armon¨ªa. Y es que, a veces, menos es m¨¢s.

La versi¨®n del Taller Atl¨¢ntico Contempor¨¢neo tuvo, por lo que se pudo apreciar en su transmisi¨®n en directo en streaming, algo de ese aroma expresionista de la inmediata posguerra de los a?os veinte. Hubo un cierto desequilibrio en la toma o transmisi¨®n del sonido, no obstante el cual, se pudo apreciar la buena labor de Diego Garc¨ªa Rodr¨ªguez en la disposici¨®n de l¨ªneas mel¨®dicas y planos sonoros.

En el Moderato inicial destacaron el solo inicial de trompa, el canto conjunto de viola y chelo, los di¨¢logos entre las maderas de Luis Soto y Sa¨²l Canosa y un manejo de la din¨¢mica, -especialmente los crescendi previos a los cl¨ªmax- muy evocadores de la versi¨®n sinf¨®nica original. La lectura del Adagio estuvo plena de sentimiento ¨Ccon muy notables intervenciones de la cuerda aguda- y fue portadora de emociones en toda su extensi¨®n.

La mano de Eisler se vuelve a escuchar en el Scherzo, en el que la frecuente sugerencia del sinfonismo original fue muy bien expresada por Diego Garc¨ªa Rodr¨ªguez y el conjunto del TAC, especialmente en las largas secciones hacia los cl¨ªmax y el en lace entre ellas. Esta sensaci¨®n se repiti¨® en gran medida en el Finale, que son¨®, como toda la obra, con el largo aliento y grandeza de miras consustancial a la m¨²sica del antiguo escolano de San Florian.

Una vez m¨¢s, el concierto solo pudo ser escuchado en directo por unas decenas de personas. La fuerza y entusiasmo de su ovaci¨®n se pudo escuchar en la transmisi¨®n con la claridad de l¨ªneas que hab¨ªa presidido la versi¨®n que Garc¨ªa Rodr¨ªguez y el TAC acababan de hacer de la S¨¦ptima de Bruckner. A veces, convenz¨¢monos, menos es m¨¢s.