Sir David Chipperfield cocina en Galicia su sue?o arquitect¨®nico contra el fin del mundo
El laureado arquitecto brit¨¢nico abre en Santiago un centro para repensar el urbanismo ante el cambio clim¨¢tico. El territorio gallego es su laboratorio
Sir David Chipperfield se prend¨® de Galicia hace m¨¢s de 30 a?os. El laureado arquitecto londinense, Premio Pritzker 2023, eligi¨® la aldea marinera de Corrubedo (Ribeira-A Coru?a) para paladear los veranos con su familia. All¨ª se entreg¨® al placer de descansar, all¨ª crecieron sus hijos. Cay¨® fascinado por la mezcla de crudeza y encanto con la que se vive del mar y la tierra en la r¨ªa de Arousa. Ense?¨® su para¨ªso secreto a escogidos clientes, a sus amigos. Y comprob¨® c¨®mo mientras ¨¦l disfrutaba de su romance, el monstruo del urbanismo salvaje iba devorando aquel ed¨¦n. Los chalecitos de corta y pega se comieron las casas de arquitectura tradicional. Carreteras y pol¨ªgonos industriales arramplaron con monta?as y parajes costeros. Padres y abuelos animaban a los j¨®venes a marchar y trabajar en otra cosa. ¡°Todo lo que lo trajo aqu¨ª estaba siendo agredido, se estaba perdiendo... Y se pregunt¨® por qu¨¦¡±, recuerda el gallego Manuel Rodr¨ªguez, director de la Fundaci¨®n RIA, la entidad creada por Chipperfield en Galicia para promover el desarrollo sostenible y que acaba de estrenar su sede en Santiago de Compostela.
Rodr¨ªguez (As Pontes, 32 a?os) lleva ocho a?os trabajando mano a mano con Chipperfield para responder a ese interrogante y revertir la destrucci¨®n. Se gradu¨® en Arquitectura en Barcelona y all¨ª entr¨® en contacto con el brit¨¢nico. Arranc¨® sus averiguaciones sobre Galicia en su estudio de Londres y despu¨¦s se desplaz¨® a la r¨ªa de Arousa. En su primera exploraci¨®n de campo con testimonios de alcaldes, pescadores y empresarios, ambos ya descubrieron ¡°l¨®gicas claras¡± que entrelazaban la organizaci¨®n social y la ordenaci¨®n del territorio y explicaban lo que estaba ocurriendo. ¡°Entendimos qu¨¦ procesos hab¨ªa que fomentar y cu¨¢les no¡±, se?ala Rodr¨ªguez. ¡°No hablamos de una f¨®rmula secreta, sino de cu¨¢les son las din¨¢micas que se deben favorecer¡±. En 2017 se cre¨® la Fundaci¨®n RIA, una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro que quiere convertir Galicia en un referente urban¨ªstico en Europa.
Chipperfield ve en Galicia un lugar privilegiado para aprender a estar en el mundo en armon¨ªa con la naturaleza. En esta tierra, ¡°a pesar del bajo PIB¡±, explica, ¡°la gente considera que tiene una buena calidad de vida¡±, un hecho ¡°a priori contradictorio¡± que a su juicio deber¨ªa ayudar a cambiar las cosas. Otra ventaja, prosigue el arquitecto, es que su peque?o tama?o hace que el ¡°impacto¡± de cualquier acci¨®n se vea ¡°r¨¢pidamente¡±. La fundaci¨®n ha sido bien recibida, celebra ¨¦l: ¡°Los diferentes niveles de la Administraci¨®n en Galicia, as¨ª como los distintos agentes y sectores de la sociedad, siempre han sido acogedores con nuestras actividades, an¨¢lisis, ideas y propuestas¡±. Otro factor favorable es que, pese a las actuaciones destructivas de las ¨²ltimas d¨¦cadas, el medio natural en Galicia ¡°sigue siendo la base de un modo de vida y de una identidad¡±. ¡°Uno de los pesares de los gallegos es no haber cogido la industrializaci¨®n y modernizaci¨®n a tiempo. Ahora es una ventaja¡±, apunta Rodr¨ªguez sobre una comunidad sin grandes metr¨®polis, donde pervive la peque?a propiedad y la producci¨®n agroganadera casi artesanal, y se mezclan lo urbano y lo rural.
La fundaci¨®n de Chipperfield lleva siete a?os investigando y experimentando en su laboratorio gallego. Ya tiene algunas conclusiones. Defiende que el cambio clim¨¢tico exige transformar la manera c¨®mo las Administraciones toman las decisiones para actuar sobre el territorio. Es precisa m¨¢s planificaci¨®n y participaci¨®n de la poblaci¨®n afectada, sostienen sus responsables. Supone m¨¢s tiempo y trabajo, pero no necesariamente m¨¢s presupuesto. ¡°Las soluciones tienen que ser consensuadas y se debe realizar un seguimiento de la obra¡±, explica Rodr¨ªguez. ¡°El proceso es largo y complejo, pero se ahorra dinero, la inversi¨®n es m¨¢s eficiente y se contenta a la gente¡±.
La fundaci¨®n ha culminado varios proyectos y tiene otros en marcha. Para reurbanizar el frente mar¨ªtimo de la parroquia de Palmeira, en el municipio de Ribeira, el equipo de Chipperfield habl¨® con todos los colectivos e instituciones con competencias e intereses dispares en este espacio portuario y logr¨® una soluci¨®n de consenso. De cara al concurso del que sali¨® el dise?o de la nueva sede del Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC en Vigo, entrevist¨® a todos los investigadores que all¨ª trabajan para conocer sus rutinas y necesidades. Rodr¨ªguez explica que compartir con los afectados lo que se pretende hacer y recoger sus propuestas es ¡°una garant¨ªa de ¨¦xito¡±, mayor incluso que contratar a un arquitecto brillante: ¡°No solo la gente se siente legitimada porque ve que su opini¨®n es importante, sino que se recibe informaci¨®n valiosa. Los procesos son as¨ª m¨¢s consensuados, ¨¢giles y exitosos¡±.
La fundaci¨®n de Chipperfield aboga por que las Administraciones, tambi¨¦n los ayuntamientos m¨¢s peque?os, convoquen concursos de arquitectura cuando vayan a actuar sobre el territorio, incluso para construir un pol¨ªgono industrial. La entidad se ha aliado con la Fundaci¨®n MOP, creada por la presidenta de Inditex, Marta Ortega, para asesorar en la formulaci¨®n de estos concursos y en el seguimiento de los proyectos que salgan de ellos. ¡°Las Administraciones deben confiar m¨¢s en la planificaci¨®n¡± para afrontar retos actuales como los problemas de acceso a la vivienda, la degradaci¨®n de los espacios p¨²blicos o la p¨¦rdida de tierras productivas, reclama Rodr¨ªguez.
Chipperfield se muestra esperanzado. Aprecia ¡°un cambio de actitud hacia la sostenibilidad y el desarrollo¡± en la sociedad en general, ¡°especialmente en las generaciones m¨¢s j¨®venes¡±. Cita algunos modelos que deber¨ªan replicarse en toda Galicia, desde la organizaci¨®n de la movilidad que ya tiene Copenhague, la industria de productos madereros de Suiza, la gesti¨®n de residuos de Suecia, el urbanismo de Barcelona o la ordenaci¨®n del espacio p¨²blico de Pontevedra. ¡°RIA trata de establecer conexiones y colaboraciones con estas iniciativas, y Casa RIA se convertir¨¢ en una importante herramienta para acercar conocimiento externo y local¡±, augura.
Un antiguo sanatario para la reflexi¨®n
La entidad lleva todos estos a?os trabajando con una oficina n¨®mada que ha ocupado lugares tan dispares como el mercado de Ribeira, un almac¨¦n municipal, la casa de Chipperfield en Corrubedo o un centro social. Desde este mes de julio disfruta de una flamante sede en el centro de Santiago bautizada como Casa RIA. Una deslumbrante rehabilitaci¨®n ha convertido un antiguo sanatorio y residencia de monjas en un espacio para repensar la arquitectura y el urbanismo. Incluye una sala de exposiciones y una residencia de 20 plazas para acoger y formar a investigadores y estudiantes de instituciones acad¨¦micas de todo el mundo. En el edificio, que tambi¨¦n acoge la oficina en Santiago del estudio de arquitectura David Chipperfield Architects (las otras est¨¢n en Londres, Berl¨ªn, Mil¨¢n y Shanghai), hasta la comida tiene un papel esencial.
La cantina de Casa RIA est¨¢ en manos del chef Iago Pazos. Adem¨¢s de alimentar a trabajadores e investigadores de la fundaci¨®n, est¨¢ abierta al p¨²blico con el prop¨®sito de ¡°ser el ejemplo pr¨¢ctico de los valores¡± de la Fundaci¨®n RIA, explica este ¡°tabernero y contador de historias¡±. Hace 15 a?os ¨¦l fund¨® la taberna Abastos 2.0 en el mercado de Santiago, con una carta que cambia cada d¨ªa porque depende de lo que se pueda comprar en sus puestos. Luego vio que a eso se le empezaba a llamar cocina de proximidad. ¡°A trav¨¦s de un trozo de bizcocho se puede hablar de ordenaci¨®n del territorio y sostenibilidad¡±, defiende. ¡°A trav¨¦s de una ensalada de tomate, del productor y de las distancias¡±.
Pazos quiere adem¨¢s combatir la ¡°desculturalizaci¨®n¡± en los fogones recuperando la cocina de siempre, tanto en las recetas como en la est¨¦tica del plato. Al igual que en la arquitectura, en la comida ve ¡°un riesgo de p¨¦rdida de tradici¨®n¡±: ¡°Las cartas de los colegas son todas iguales: tartar de at¨²n rojo con aguacate de dudosa procedencia, gyozas, ramen y pan baos. Nadie hace una raia en caldeirada, una merluza ¨¢ galega o tenreira con patacas amarelas¡±, expone Pazos. ¡°La cocina viajera es bienvenida. El problema es cuando alguien hace esto intentando ser contempor¨¢neo, pensando que para ser cool y tener ¨¦xito tienes que hacer fusi¨®n¡±.
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