El gr¨¢fico de nuestras cuatro vidas
Una amiga me propuso dibujar durante una escapada de Madrid qu¨¦ porcentaje ocupa mi yo online, mi yo offline, mi yo social y mi yo laboral
Desvincularme del trabajo es como ponerle puertas al campo. Maldita sea el que dijo que si eliges un trabajo que te gusta no tendr¨¢s que trabajar ni un d¨ªa de tu vida. Como escuch¨¦ a la periodista Ana Luc¨ªa Rey, ?cu¨¢nta vida nos est¨¢ costando el trabajo? La misma amiga que me sac¨® de Madrid, al ver el percal que es mi vida, me propuso dibujar un gr¨¢fico circular donde representar el porcentaje que ocupaba mis cuatro yos: mi yo online, mi yo offline, mi yo social y mi yo laboral.
Est¨¢bamos en el ALSA de camino a Madrid, tras una escapada a Granada, lejos de mi zona de confort (mi ¡°escritorio¡± de trabajo). Necesit¨¢bamos un retiro de Madrid. Cualquier cosa menos Madrid, aunque ir¨®nicamente acab¨¢bamos en los mismos lares y ambientes donde transitar¨ªamos si estuvi¨¦ramos ah¨ª. Pasamos por la sala de conciertos de la Planta Baja donde estaban organizando un evento con motivo del 8M, o el bazar bizarro OVNI donde se presentaba el libro Mrs Carrington, un proyecto referente para la cultura LGTB+ que originalmente fue una webserie de finales de los 2000 que dur¨® dos a?os. La primera temporada, en 13 episodios que duraban de cuatro a siete minutos, contaban las desventuras de Mrs. Leona Carrington, heredera de la tremenda fortuna de su difunto marido, Howard P. Carrington, fallecido en circunstancias no muy claras. Rodada en estricto blanco y negro, sus personajes fueron encarnadas por grandes referentes e iconos LGTB+ como La Prohibida o Deborah Hombres.
Este viaje lo ten¨ªamos pendiente desde hace un a?o, retrasado hasta un punto en el que se nos agotaron las excusas de no tener tiempo. Se me olvid¨® c¨®mo hacer la maleta sin el peso del port¨¢til, la tarjeta de sonido o el teclado midi. De fondo se escuchaban noticias del Covid 19. De mis auriculares sonaba Blackout, de Britney Spears. En grupos de WhatsApp se compart¨ªan tuits del anarcoronavirus e im¨¢genes de estanter¨ªas vac¨ªas de supermercados. Me re¨ª pensando en la situaci¨®n. Mientras las redes sociales compart¨ªan el miedo colectivo, yo estaba dibujando un gr¨¢fico circular con ganas de llegar a casa para poder al fin terminar el documental de El Palmar de Troya.
Al dibujar el gr¨¢fico me acord¨¦ de la canci¨®n de Dolly Parton 9 to 5. Ir¨®nicamente esta escapada de Madrid no hizo nada m¨¢s que llevarnos m¨¢s cerca a ella. Como aquellos turistas que acaban en cadenas de restaurantes y cafeter¨ªas est¨¦n donde est¨¦n, algunas buscamos ese refugio en lugares y rincones que nos recuerdan los encantos de Madrid y la raz¨®n por la que seguimos aguant¨¢ndola, a pesar de la gentrificaci¨®n, el coste de vida, o la turistificaci¨®n. Si es que acabamos en los mismos lugares, con las mismas personas, y como el perreo, puedes salir de Madrid pero Madrid nunca saldr¨¢ de ti.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.