La alarma ya exist¨ªa en las residencias de mayores antes del coronavirus
La epidemia deja al descubierto las carencias del servicio de atenci¨®n a los mayores, donde prima el lucro
Hace un a?o por estas fechas, la Asamblea de Madrid debat¨ªa una proposici¨®n de ley de residencias que present¨¦ ante esa instituci¨®n con el apoyo de trabajadoras y familiares. Conoc¨ªamos ya que la situaci¨®n dentro de estos centros para mayores era muy complicada, pues a los problemas de falta de personal y de instalaciones poco adecuadas se le sumaba el de una privatizaci¨®n casi total de este servicio: en Madrid, el 88% de las residencias son privadas.
Expusimos incontables argumentos y testimonios directos que acreditaban la situaci¨®n l¨ªmite en estos centros, pero la respuesta del Gobierno del PP, con el apoyo de Ciudadanos, fue rotunda: no hace falta una ley. Los ratios de personal son correctos. Las residencias van bien. Solo cre¨¢is alarma social. Ha tenido que llegar una pandemia en forma de coronavirus para que la olla a presi¨®n de la atenci¨®n residencial a personas mayores est¨¦ a punto de explotar.
Las trabajadoras (s¨ª, en femenino, porque el 90% del personal de residencias son mujeres) no dan abasto: no hay materiales para su protecci¨®n y en muchos casos se lo fabrican ellas mismas hasta con bolsas de basura. Las bajas son constantes porque, como en los hospitales, las que atienden directamente a las personas mayores tambi¨¦n contraen la enfermedad. Y los medios con los que cuentan son extremadamente precarios, antes y ahora, porque las residencias no se han convertido en centros sociosanitarios, como deber¨ªa haber ocurrido hace ya tiempo.
El drama de las personas mayores que enferman y mueren sin poder ser atendidos en condiciones y de sus familiares que no pueden verlos por la cuarentena y el confinamiento son f¨¢ciles de imaginar, pero imposibles de aceptar sin indignarse.
Buena parte de estos problemas ocurren por haber convertido estos centros en pasto para el negocio de los fondos de capital riesgo y de empresas sin escr¨²pulos que, sin experiencia alguna en esta materia, gestionan residencias solo para ganar dinero. Cuando lo m¨¢s importante es eso, en un sector cuya ¨²nica rentabilidad deber¨ªa ser la social, se acumulan polvos que en crisis como la que sufrimos se acaban convirtiendo en viscosos lodos.
El estado de alarma ya exist¨ªa en las residencias desde hace tiempo. A corto plazo, el Gobierno deber¨ªa hacerse con el control efectivo de todas las residencias, destinar personal m¨¦dico y de atenci¨®n directa suficiente seg¨²n necesidades y procurar salvarle la vida al m¨¢ximo n¨²mero posible de personas mayores, sin m¨¢s criterio que el de la atenci¨®n humanitaria. A medio plazo, este sector nunca m¨¢s puede dejarse en manos de aquellos cuyo ¨²nico criterio se basa en la rentabilidad econ¨®mica. Nuestras personas mayores y nuestras trabajadoras valen mucho m¨¢s que sus beneficios.
Ra¨²l Camargo es exdiputado por Podemos en la Asamblea de Madrid.
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