Del hotel burbuja al restaurante con mamparas

Tomar un gin-tonic contemplando las vistas de Madrid en la lujosa terraza Ginkgo es un placer que seguir¨¢ siendo posible este verano dentro de ¡°la nueva normalidad¡±. Cada visitante tendr¨¢ su propia burbuja de higiene: deber¨¢n protegerse con mascarillas y guantes, y estar¨¢n separados del resto de clientes por mamparas. Cuando alguno quiera asomarse a ver el atardecer, deber¨¢ pedir permiso a uno de los empleados y seguir una ruta segura, delimitada en el suelo de esta terraza en la planta 12 del hotel cinco estrellas VP Plaza de Espa?a Design.

Los planes de la cadena hotelera madrile?a VP son un ejemplo de la reinvenci¨®n que prepara la industria tur¨ªstica en Espa?a ante su verano m¨¢s negro. VP Hoteles cree que la clave para captar a los pocos turistas que haya en Madrid ser¨¢ venderse como un espacio extremadamente limpio. ¡°Queremos que sea el hotel m¨¢s seguro de toda Espa?a¡±, dice el director general de la cadena VP, Javier P¨¦rez Jim¨¦nez. A¨²n no se conocen las reglas que deber¨¢n acatar hoteles o restaurantes cuando puedan reabrir, ni tampoco la fecha, pero P¨¦rez Jim¨¦nez piensa que el m¨ªnimo legal ser¨¢ insuficiente para su hotel de superlujo. Dibuja estos d¨ªas los croquis con la reorganizaci¨®n de los espacios y contacta a proveedores para comprar los materiales extra. La clave para atraer clientela ser¨¢ aspirar a m¨¢s, sin importar ser un poco ¡°paranoico¡±. Tambi¨¦n la Asociaci¨®n Empresarial Hotelera de Madrid est¨¢ elaborando un protocolo para otorgar un certificado de ¡°Hoteles Covid Free¡±. Para el VP Plaza de Espa?a las medidas extremas son una necesidad porque sus hu¨¦spedes suelen ser el p¨²blico m¨¢s vulnerable al coronavirus, ya que de media superan los 50 a?os.

Al entrar por la puerta, los clientes del establecimiento deber¨¢n someterse a un test r¨¢pido, explica P¨¦rez Jim¨¦nez. Para ello est¨¢n hablando con varias cl¨ªnicas a las que ceder¨ªan una de las salas en la planta baja. No descartan que la prueba deba hacerse en una ambulancia en la puerta, a?ade.

Si est¨¢n sanos, en recepci¨®n recibir¨¢n un kit de bienvenida con material de protecci¨®n: guantes, mascarilla y gel. Sus habitaciones ser¨¢n como ¡°b¨²nkeres¡±, el lugar m¨¢s protegido. All¨ª encontrar¨¢n objetos envasados al vac¨ªo, como el mando a distancia. Pr¨¢cticamente en cada rinc¨®n hallar¨¢n dispensadores de gel desinfectante, explica P¨¦rez Jim¨¦nez. El buffet de desayuno desaparecer¨¢ y ser¨¢ sustituido por una bolsa de picnic con fruta y yogur que el cliente recoger¨¢ pasando por un circuito delimitado. En los restaurantes se acab¨® lo de pasar el trapo por encima de la mesa. En adelante tendr¨¢n que usar unas vaporetas de lavado a presi¨®n.

Javier P¨¦rez Jim¨¦nez calcula que el aforo de los dos restaurantes en plantas bajas (800 y 250 personas) deber¨¢ reducirse entre un tercio y la mitad. En la terraza Ginkgo, de 1.200 metros cuadrados, prev¨¦ pasar de un m¨¢ximo de 300 a 200 personas. Ya no habr¨¢ cola en la calle para subir a la terraza, como ha pasado en los ¨²ltimos veranos. Ser¨¢ obligatorio reservar.

El plan es ambicioso y caro, dice el director general del grupo. Est¨¢ solo al alcance de unos pocos gigantes del sector que podr¨¢n venderse como espacios limpios. 2020 ser¨¢ el a?o en que sobrevivir¨¢n los m¨¢s grandes, siempre que no est¨¦n apalancados con mucha deuda. VP cree que resistir¨¢n hasta septiembre gracias al turismo de negocios y eventos.

Una ventaja de su hotel, a?ade, es que los ba?os de los restaurantes se abren de forma autom¨¢tica as¨ª que no hay que tocar ning¨²n pomo. ¡°En las zonas comunes solo tocas el bot¨®n del ascensor y dentro vas a encontrar un expendedor de alcohol¡±, dice P¨¦rez Jim¨¦nez. ¡°Vamos a poner expendedores como si esto fuera el fin del mundo¡±, a?ade para luego rebajar el dramatismo. ¡°Pero no ser¨¢ el fin. Esto solo ser¨¢ un break¡±.

M¨¢s sombr¨ªas ven las cosas muchos due?os de multitud de bares, restaurantes o chiringuitos. La mayor¨ªa parece descartar por el momento una transformaci¨®n radical de sus locales. Hay inversiones como mamparas que pueden sentenciar su viabilidad.

¡°La incertidumbre de no saber ni c¨®mo ni cu¨¢ndo nos van a dejar abrir nos tiene limitados¡±, reconoce Gildo Hidalgo, propietario de Do?a Calma Gastrobar y Veranillo de Santa Ana, dos restaurantes en Sanl¨²car de Barrameda (C¨¢diz). ¡°La reducci¨®n del aforo tambi¨¦n es algo que tenemos planteado, de igual forma que tendremos que invertir un dinero para comprar mamparas para separar una mesa de la otra¡±, a?ade. ¡°Es muy jodido. Me da mucha pena por los trabajadores que tenemos, porque si antes ten¨ªas ocho empleados para 70 comensales, y ahora solo te dejan meter a 20... pues ya me dir¨¢s¡±, lamenta Hidalgo.

¡°Las prohibiciones nos tienen en vilo¡±, se suma Guillermo Garc¨ªa Mu?oz, otro empresario hostelero de Sanl¨²car, uno de los municipios con mayor tasa de paro en Espa?a (30,25% en febrero). Es propietario del bar Do?a Cl¨®, el chiringuito Vida M¨ªa y la discoteca La Barber¨ªa. Su visi¨®n tridireccional del sector es igualmente poco halag¨¹e?a. ¡°La reapertura de la discoteca la doy por perdida. Es un negocio que solo resulta rentable cuando est¨¢ al completo. Con el chiringuito es distinto porque lo tengo en propiedad y si no lo abro no me genera p¨¦rdidas. Y el bar lo puedo sostener porque el propietario del local no me est¨¢ cobrando el alquiler¡±, apunta Garc¨ªa Mu?oz.

Las distintas velocidades a las que se desempe?an los negocios resultan todav¨ªa m¨¢s evidentes cuando no hay mayor opci¨®n que la par¨¢lisis.

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