Desayuno y concierto de cotorras en la Villa de Barajas
Este distrito es m¨¢s que un parque o un aeropuerto; tiene iglesia e incluso un castillo, que datan del siglo XVI
Los cedros sombrean el peque?o parque de la Plaza Mayor del Casco Hist¨®rico de Barajas que entre nueve y diez de la ma?ana es una sola y alegre algarab¨ªa de cotorras.
Es el concierto ineludible de las ma?anas. Lo escuchan esta vez Mar¨ªa Isidoro, Beatriz Juli¨¢n y Mila Gonz¨¢lez. Tres amigas en uno de los bancos del parque que comen churros mientras las cotorras roban sonrisas a algunos de los asistentes de los otros siete bancos cuando, de repente, suben el volumen de sus enfados estratosf¨¦ricos.
- ?No paran, no paran! Dan vidilla. Tambi¨¦n tenemos una cig¨¹e?a, pero a esta hora ya no est¨¢. Nosotras venimos y aprovechamos para comer algunos churros - cuenta Mar¨ªa, una extreme?a que desde que se cas¨®, ¡°hace ya unos cuantos a?os¡±, vive en esta antigua villa de Madrid como lo fueron Vallecas, Chamart¨ªn o los Carabancheles hasta mediados del siglo pasado, cuando la ciudad las absorbi¨®.
No solo ellas vienen hasta el parque con una bolsa de churros comprada en cualquiera de las churrer¨ªas o cafeter¨ªas de esta plaza del siglo XVI que conserva los soportales, columnas de piedra y dinteles de madera de diferentes ¨¦pocas. La plaza ha tenido varios nombres y el del ¨²ltimo medio siglo es Plaza de Hermanos Falc¨® y ?lvarez de Toledo, en memoria de Manuel Falc¨® duque de Fern¨¢n N¨²?ez y Trist¨¢n Falc¨® conde de Barajas.
- Los churros de aqu¨ª son los mejores -sentencia Beatriz. Los de la esquina son buen¨ªsimos -y se gira para se?alar el lugar.
Se refiere a los de la Churrer¨ªa Barajas que a esa hora hacen los venezolanos Gabriel Teixeira y Luis Pineda. Ellas se comen el ¨²ltimo churro, arrugan la bolsa de papel y el olor se expande a su ritmo como una prueba m¨¢s de que los olores no tendr¨¢n la misma velocidad del sonido o de la luz, pero son m¨¢s evocadores.
- Barajas es m¨¢s que este parque tan mono, enfatiza Mar¨ªa. Tenemos la iglesia que es muy antigua -y se?ala hacia su derecha la torre espigada que emerge tras los cedros.
Es la iglesia centenaria de San Pedro de Antioqu¨ªa, hoy parroquia de San Pedro Ap¨®stol, fundada en el siglo XVI. O lo que sobrevive de ella tras diferentes dramas y reformas, la ¨²ltima data de 1954. Junto con la plaza, la Ermita Nuestra Se?ora de la Soledad y el Castillo de La Alameda de Osuna son rastros de la familia Zapata que hacia el XVI, como dicen los documentos, ¡°ostentaba el se?or¨ªo en estas tierras¡±.
- De aqu¨ª no se puede ir nadie sin conocer nuestro Parque del Capricho, que pertenece a Barajas. Es quiz¨¢ lo m¨¢s conocido que tenemos -insiste Mar¨ªa. Tambi¨¦n est¨¢ el Parque Juan Carlos I, muy bueno en estos d¨ªas para elevar cometas. Aqu¨ª mismo, en la Plaza, est¨¢n los autobuses.
- El mercadillo de los s¨¢bados es muy bueno, todo es fresco, ?verdad, chicas?, recomienda Mila.
Est¨¢ a tres calles de all¨ª, a las afueras del Casco Hist¨®rico. Es un descampado desde donde se ve la torre de control del aeropuerto Adolfo Su¨¢rez Madrid-Barajas que en 2006 con la inauguraci¨®n de la Terminal 4 cambi¨® m¨¢s a¨²n la vida del lugar.
- Pero mejor ni acordarse, dice Encarna, ¡°mejor sin apellido¡±, que va despacio con un carrito de la compra hacia el mercadillo.
Hambre y sed de colores despiertan esas cajas ordenadas de brillantes tomates rojos, de pimientos amarillos, de cebollas moradas, de cebolletas con sus largas melenas verdes, de la coliflor beige pidiendo una loncha de queso fundido encima¡ O de los rojos jugosos de las sand¨ªas y algunos fresones rezagados de la cosecha, de los amarillos de los pl¨¢tanos y las naranjas, del azul noche de las berenjenas¡
- Antes Barajas estaba muy lejos de Madrid -recuerda Mila. Aqu¨ª ven¨ªan a veranear. Tambi¨¦n iban al pueblo de Hortaleza. Desde aqu¨ª se pod¨ªa ir. Esa calle lo sacaba a uno por el camino viejo de Hortaleza¡ pero la carretera se ha llevado todo, pasa por donde ahora est¨¢ el metro.
Las tres mujeres se levantan del banco y cada una toma un camino distinto de los ocho que convergen en la fuente. Una coge justo por el que desemboca por la calle mencionada por Mila que hoy es una carretera donde a esa hora el viento crea culebrillas de polvo¡
Datos de inter¨¦s
M¨¢s informaci¨®n en el libro Historia de Barajas, de Elia Canosa Zamora.
C¨®mo llegar: L¨ªnea 8 de metro, estaci¨®n Barajas. Autobuses: l¨ªneas 101, 105, 112, 115 y 151.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.