¡°No podemos llamar emprendedor a alguien que monta un bar¡±
El nanocient¨ªfico madrile?o ?lvaro Somoza dice que para salir de la crisis Madrid necesita corregir su tal¨®n de Aquiles: un empresariado que no cree en la innovaci¨®n
?lvaro Somoza (45 a?os, Madrid) ha comprobado durante 11 a?os haciendo ciencia en Madrid que el problema de la falta de innovaci¨®n en Espa?a no es tanto de los pol¨ªticos como de los empresarios. Trabaja en una de las instituciones punteras en Espa?a, IMDEA Nanociencia, creada en 2007 por la Comunidad de Madrid. Como le ha pasado a otros compa?eros, cuando ha tenido que buscar socios inversores para sus proyectos ha tocado en la puerta de las empresas madrile?as pero se ha encontrado con una falta de inter¨¦s desalentadora. Muchas veces sus ideas s¨ª son bienvenidas en otras regiones como Catalu?a o Pa¨ªs Vasco, o fuera de Espa?a. En esos lugares acaban dando frutos.
Su centro de investigaci¨®n es uno de los rayos de esperanza que se cuela por los nubarrones de la crisis econ¨®mica. Todos los partidos en la Asamblea de Madrid dicen que ven a la ciencia como un pilar de la recuperaci¨®n, pero los esc¨¦pticos creen que, como suele hacer, Madrid apostar¨¢ por el ladrillo, el turismo y las recetas del pasado. Es la paradoja del motor econ¨®mico espa?ol: la regi¨®n n¨²mero uno en el PIB nacional tiene una nota mediocre en la Champions League de la ciencia, un ranking much¨ªsimo menos publicitado que el futbol¨ªstico. Se sit¨²a en el puesto 149 de 238 regiones europeas en la ¨ªndice de innovaci¨®n de la Uni¨®n Europea. La clasificaci¨®n, elaborada con m¨²ltiples indicadores, da a Madrid mejor nota en inversi¨®n p¨²blica en I+D+i que privada.
Somoza fue invitado por Ciudadanos en julio en la comisi¨®n para la recuperaci¨®n econ¨®mica en la Asamblea regional donde habl¨® de su experiencia, hizo su diagn¨®stico y propuso soluciones. Convers¨® con este peri¨®dico recientemente en la sede de IMDEA Nanociencia, al norte de la capital. Somoza se ha especializado en el desarrollo de sensores para el diagn¨®stico de enfermedades. Ahora trabaja en un test de la covid-19 basado en nanopart¨ªculas de oro que dar¨ªa una respuesta m¨¢s r¨¢pida que la de un PCR.
Pregunta: ?Qu¨¦ le dicen los empresarios madrile?os cuando les hace propuestas?
Respuesta: Muchos lo ven como un l¨ªo. Te dicen que tienen una l¨ªnea de negocio y no van a explorar otras cosas. Son muy r¨ªgidas. Otros se interesan solo cuando hay una ayuda p¨²blica que cubre todos los gastos porque no quieren poner sus propios fondos.
Pero tambi¨¦n encuentro empresas que no tienen problema en invertir, aunque suelen ser peque?as y con recursos limitados.
P: ?Es usted quien tiene que buscarles?
R: Normalmente la iniciativa parte de m¨ª o de una oficina que llevamos aqu¨ª en IMDEA Nanociencia dirigida por H¨¦ctor Guerrero. Uno de los m¨¦ritos de IMDEA es que tenemos una actitud proactiva y distinta a la que ha seguido la universidad en Madrid tradicionalmente. Cuando yo trabajaba aqu¨ª en la universidad el profesor sol¨ªa llegar a la empresa con su producto ya terminado y les dec¨ªa ¡®?me lo compras?¡¯ En IMDEA Nanociencia hacemos primero un estudio de las empresas de la regi¨®n y luego nos presentamos a ellas para que nos conozcan y nosotros conozcamos sus necesidades. Algo positivo es que cada vez m¨¢s ellas acuden a nosotros, quiz¨¢s gracias al boca a boca.
P: ?Por qu¨¦ no creen los empresarios en la investigaci¨®n?
R: En buena parte es una cuesti¨®n cultural. No hay tradici¨®n. Ya lo dec¨ªa Unamuno: ?Que inventen ellos! Tambi¨¦n es necesario invertir una gran cantidad de dinero y tienen un riesgo, y posiblemente en Espa?a se mire con desconfianza a quien pide dinero para algo que no es tradicional, quiz¨¢s por la mala influencia de la picaresca. En Estados Unidos es muy distinto. Montas una empresa, y si fracasas, montas otra, y otra, y otra, hasta que triunfas. Si queremos nuestro propio Silicon Valley necesitamos cambios culturales en los bancos y en las empresas.
Tambi¨¦n tenemos que ser m¨¢s exigentes con el lenguaje. No podemos llamar emprendedor a alguien que monta un bar, ni llamar innovaci¨®n a cosas que no lo son. Si tengo una idea innovadora pero no llega al mercado deja de ser innovaci¨®n.
P: ?C¨®mo podemos cambiar esa cultura?
R: Creo que ese cambio pasa por la entrada de m¨¢s profesionales con doctorados en las empresas. De esta manera se puede transferir a las empresas conocimientos muy concretos que ha adquirido el doctor. Esto se est¨¢ consiguiendo con varios programas p¨²blicos. La Comunidad tiene convocatorias para la realizaci¨®n de doctorados industriales y el Gobierno central el programa Torres Quevedo.
Las empresas tambi¨¦n deben aprender que la investigaci¨®n es una inversi¨®n rentable. Cada euro que metes en investigaci¨®n te devuelve tres. Dime qu¨¦ fondo de inversi¨®n te garantiza que te triplicar¨¢ el dinero.
P: ?C¨®mo pueden contribuir a solucionar este problema los pol¨ªticos?
R: Hace falta que creen un puente entre las empresas y los centros de investigaci¨®n. Deber¨ªamos tener una agencia con una base de datos de las empresas que requieren ayuda. Esa agencia debe estar dotada de t¨¦cnicos de primer nivel, doctores en distintas disciplinas, MBAs, y coordinada por gente con experiencia internacional. Tener una agencia as¨ª no es barato.
P: Usted ha investigado en Stanford. ?Qu¨¦ es diferente en Estados Unidos?
R: All¨ª sorprende la naturalidad con que las investigaciones de la universidad se trasladan a la sociedad. En Madrid tambi¨¦n se hace ciencia del nivel de universidades de ¨¦lite en Estados Unidos, pero lo que yo veo es que Stanford, Harvard o MIT tienen a su alrededor un ecosistema empresarial que aplica esas investigaciones. Nuestras universidades e institutos de investigaci¨®n est¨¢n al primer nivel, pero quiz¨¢s algunas de nuestras empresas no tanto.
P: Con la crisis se habla de nuevo de que es urgente un cambio del modelo productivo. ?Es optimista esta vez?
R: Soy optimista pero no esperemos milagros. La ciencia lleva su tiempo. Los pol¨ªticos tambi¨¦n tienen que invertir m¨¢s. Hay que tener infraestructuras cient¨ªficas potentes, equipos avanzados que lamentablemente son caros pero que te permiten subir un escal¨®n. La ciencia es rentable pero los pol¨ªticos no tienen paciencia.
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