A solas con ¡®Las Meninas¡¯ y el ¡®Guernica¡¯
Los vecinos regresan a los museos del Prado y Reina Sof¨ªa ante la ausencia de masas de turistas y el atractivo de una visita segura y una experiencia sin aglomeraciones ante los cuadros
Los museos est¨¢n en crisis, los museos han renacido. Es la caprichosa paradoja de la crisis sanitaria de la covid-19: las cuentas no salen en las grandes instituciones culturales p¨²blicas ante el recorte de venta de entradas, pero los visitantes disfrutan mucho m¨¢s con la nueva normalidad que con la antigua. ¡°El Museo del Prado se hab¨ªa convertido en un mercado y ha vuelto a ser un museo¡±, dice Laura a la salida de su reencuentro con Las Meninas. Se describe como usuaria frecuente, amante del arte y vecina de Madrid. Ha aprovechado una semana de vacaciones para volver: ¡°Antes ten¨ªas que esquivar, esperar, aguantar los grupos de masas de turistas¡ Ahora solo hay aficionados y respeto¡±, comenta.
El ¨²nico estudio que se ha realizado sobre la relaci¨®n del visitante con los museos, despu¨¦s del final del confinamiento y con las medidas sanitarias en marcha, lo realiz¨® la Universidad de Girona, entre julio y agosto. La conclusi¨®n m¨¢s llamativa es que el 70% de los usuarios consultados aseguraron que prefer¨ªan la visita en la nueva normalidad que en la antigua. El responsable de la investigaci¨®n, Marc Grijalvo, explica que ahora ¡°se disfruta mucho m¨¢s de la experiencia y sin miedo¡±. El dato lo confirma Jer¨®nimo, que acompa?a a Laura en la visita al Prado, y asegura que no han pasado miedo, que ha sido una visita ¡°m¨¢s c¨®moda y apacible¡±, que donde s¨ª siente miedo es en el Metro, cada ma?ana para ir al trabajo.
En estos momentos el aforo del Museo del Prado y del Museo Reina Sof¨ªa es del 75%. En el caso del primero la restricci¨®n supone un acceso de 3.000 personas al d¨ªa, en el del segundo, 2.291 personas. Y en la mayor¨ªa de los d¨ªas no se ha cubierto el cupo, sobre todo en los primeros meses tras el encierro, donde estas instituciones apenas llegaron a cubrir el 10% de las limitaciones impuestas en los protocolos sanitarios. En estos momentos, en la sala 12 del Prado, donde se ubica la selecci¨®n Vel¨¢zquez, no pueden cruzarse m¨¢s de 50 personas. Esto deja un encuentro con Las Meninas como nunca hab¨ªa sucedido. En el caso del Guernica, de Pablo Picasso, en el Reina Sof¨ªa, est¨¢ prohibido que se junten m¨¢s de 41 personas. Otro fen¨®meno in¨¦dito. Donde antes se arremolinaban enjambres, ahora el exceso de humanidad se disipa y la experiencia con la obra de arte se vuelve ¨ªntima.
Carlos y Mar¨ªa han pasado esta semana por ambos museos a ver los dos iconos. No son usuarios frecuentes, pero reconocen que han hecho un recorrido muy tranquilo y seguro. ¡°Delante del Guernica est¨¢bamos nosotros dos y tres personas m¨¢s. En el Prado, en Las Meninas, hab¨ªa unas pocas personas m¨¢s¡±, cuenta Mar¨ªa sobre su experiencia. Vive en Madrid desde hace siete a?os y nunca hab¨ªa ido al Reina Sof¨ªa, porque las colas de turistas le daban ¡°mucha pereza¡±. La nueva situaci¨®n favorece la repesca de los vecinos que se resist¨ªan a acudir a estos espacios tur¨ªsticos.
Ese es uno de los datos m¨¢s reveladores del estudio de la Universidad de Girona sobre los museos en tiempos de pandemia: los centros han recuperado a la ciudadan¨ªa que se hab¨ªa alejado o perdido ante la masificaci¨®n tur¨ªstica. ¡°El visitante de proximidad ha regresado al museo y debemos cuidarlo. Crecer por crecer no tiene sentido, los museos deben aprender a construir otra visita¡±, dice Marc Grijalvo. Es el caso de Maricruz y Jos¨¦ Manuel, madrile?os que no pasaban por el Prado desde hac¨ªa una d¨¦cada. Se han encontrado con un museo distinto al que recordaban: ¡°No somos asiduos y nos ha encantado. No hay aglomeraciones de turistas, nos hemos sentido muy seguros y es muy f¨¢cil comprar las entradas¡±, dice ella. Salen tan contentos con la experiencia, que ya han comprado entradas para volver la pr¨®xima semana. Jos¨¦ Manuel se despide con un lema casi de camiseta: ¡°?Somos unos reconvertido al arte!¡±.
El problema, como se?ala Marc Grijalvo, es que queremos turismo sin turistas. ¡°Hay que encontrar un equilibrio entre los ingresos econ¨®micos y una visita agradable, porque el ciudadano no puede ser expulsado de los museos. Hay que replantearse una visita tan cercana como la que sucede en estos d¨ªas¡±, recomienda el experto. ¡°Estos d¨ªas se cuida m¨¢s al visitante local, se le mima, se le atiende como nunca se le hab¨ªa atendido. Antes lo ignoraban frente al turista. Esta experiencia nos ense?a que estos centros no pueden alejarse de las comunidades donde trabajan. Si no, ocurrir¨¢ lo que ha pasado en M¨¢laga, donde se han vaciado los museos porque la ciudadan¨ªa no se sent¨ªa parte de esos centros enfocados solo a los turistas de los cruceros. Cualquier museo debe generar un programa vinculado a sus vecinos¡±, subraya Elo¨ªsa P¨¦rez Santos, investigadora de p¨²blicos en museos y exposiciones.
Antes de la pandemia, casi el 60% de los visitantes del Prado eran extranjeros. Esa cantidad se ha transformado por completo y apenas llegan al 10%. El Reina Sof¨ªa lo visitan el mismo n¨²mero de residentes en Espa?a que en el extranjero. Sin embargo, la p¨¦rdida de las aportaciones econ¨®micas del p¨²blico masivo extranjero a las cuentas de los centros, deja a los museos en una situaci¨®n econ¨®mica muy vulnerable. Esta semana, el Prado ha reconocido que cuando cierre 2020 habr¨¢ perdido 19 millones de euros. Esto supone una ca¨ªda del 65% de sus ingresos propios. Nunca antes hab¨ªa atravesado por una situaci¨®n similar: solo para cubrir el cap¨ªtulo de los salarios de los trabajadores necesita 22,5 millones de euros.
¡°Por eso volver¨¢n las aglomeraciones de turistas cuando tengamos una vacuna, porque los museos van a necesitar m¨¢s que nunca las aportaciones econ¨®micas¡±, asegura Eloisa P¨¦rez Santos. La masificaci¨®n trae un deterioro evidente de la visita, pero tambi¨¦n riqueza a las cuentas. Las restricciones de p¨²blico para evitar los riesgos de contagio demuestran que el ¨¦xito de un museo no es una audiencia desorbitada, sino una experiencia grata. Los especialistas reconocen que esta situaci¨®n es pasajera, porque es insostenible. La duda que inaugura esta situaci¨®n es si solo el fracaso del museo y su conversi¨®n en ¡°mercado¡± hace posible su existencia.
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