Germ¨¢n P¨¦rez, el agitador tranquilo
Muere el art¨ªfice del Clamores, el m¨ªtico club de jazz madrile?o
Era todo un personaje. Con su pajarita eterna, o corbata, parec¨ªa sacado de una obra valleinclanesca. Un caballero de los de antes, en cuanto a culto y educado, pero de mente abierta y progresista. Afable y zalamero, siempre te saludaba con una sonrisa, un piropo, y la mirada franca de la alegr¨ªa que sent¨ªa al verte. Amaba el jazz, la m¨²sica en general, y durante a?os, junto a ?ngel Viejo, administr¨® las empresas compartidas que gestionaban dos templos m¨ªticos de la m¨²sica en directo de la noche de Madrid: la sala Clamores y la sala Galileo Galilei. Hace poco m¨¢s de cuatro a?os, las sociedades de Viejo y P¨¦rez, traspasaron Clamores, y ambos se dedicaron solo a la administraci¨®n y programaci¨®n de la Galileo.
Su coraz¨®n ha dejado de latir, tal vez por la tristeza de seguir viendo vac¨ªo desde hace casi un a?o, el escenario de la sala a la que, hasta el inicio de la pandemia, acud¨ªa casi cada noche a presenciar el concierto que el lugar ofrec¨ªa a diario, aunque pocas veces programaba ya.
Leon¨¦s del campo, ayudaba de joven a su familia en las faenas de la tierra, pero fue en Nueva York donde sucumbi¨® a los encantos del jazz al pasar m¨¢s de una noche en los clubes punteros del g¨¦nero en la gran manzana. Antes, hab¨ªa cursado hosteler¨ªa, as¨ª que al poco de regresar a Madrid junt¨® los dos mundos y al arrancar la d¨¦cada de los ochenta se uni¨® al equipo de fundadores de Clamores, en la calle Alburquerque, entre la glorieta de Bilbao y el mercado de Olavide, una zona entonces muy transitada de bares y bullicio.
Durante muchos a?os, hasta ese traspaso, program¨® sus conciertos diarios, principalmente de grandes figuras del jazz patrio e internacional, pero inquieto y agitador como era, aunque afable y tranquilo, tambi¨¦n abri¨® su escenario al folk, el pop, la canci¨®n de autor, los grupos emergentes casi punks de la primera ¨¦poca, el humor, la magia, el flamenco y cualquier otra expresi¨®n cultural que congeniara con su esp¨ªritu emprendedor de amante de la m¨²sica hecha con el coraz¨®n y conectara con su vocaci¨®n hostelera, pues no en vano lo que m¨¢s le gustaba era sentirse cantinero, como ¨¦l mismo dec¨ªa.
No hay posibilidad ahora de juntarse a sepelios y velatorios, por eso las redes sociales arden estas ¨²ltimas horas en recuerdos, condolencias y lloros hac¨ªa este tipo entra?able que se atrevi¨® a programar antes que nadie a un desconocido Ara Malikian junto al guitarrista Jos¨¦ Luis Mont¨®n, concierto que estuvo repitiendo una vez al mes durante mucho tiempo. Si el cielo existe, en ¨¦l se encontrar¨¢ ahora con el pianista Tete Montoli¨², el saxofonista y clarinetista Pedro Iturralde o el trompetista y percusionista Jerry Gonz¨¢lez y andar¨¢ ya preparando una jam session para esta noche. Y seguramente volver¨ªa a coger el micro, como tantas veces lo hizo en Clamores, para soltar su parrafada desde la propia cabina de control antes de dar paso a su inicio.
Lo que lega a la cultura de Madrid del ¨²ltimo medio siglo, no tiene precio, pero ah¨ª queda, aunque sea un valor intangible. No todo va a ser monetizar. Asombrar¨ªa la lista de artistas a los que llamaba en persona para invitarles a pasar una noche en su club: Stanley Jordan, Capullo de Jerez, Jorge Pardo, Jos¨¦ Meneses, Chano Dom¨ªnguez, Tom Harrel, Jayme Marques, Vlady Bas, Kenny Garret, Malik Yakub, Elliot Murphy, La Musga?a, Bill Evans, Eddy C. Cambell, Chuck Loeb, Bob Sands, Nicole Henry, Lou Marini, Fran Lacy, Septeto Santiaguero, Gran Wyoming con El Reverendo, Chucho Vald¨¦s, Javier Krahe, adem¨¢s de los ya citados, son solo un peque?o ejemplo de esta lista inabarcable que el propio Germ¨¢n deber¨ªa encabezar pues, a su modo, tambi¨¦n era una estrella.
Su brillo se ha apagado a los setenta a?os, llevados siempre con elegancia y un contagioso sentido del humor. Su coraz¨®n le daba avisos con frecuencia, acaso por tenerlo tan grande y generoso, pues tanto en Clamores como en la Galileo, propici¨® que se celebraran encuentros solidarios por el SIDA, el Alzheimer, el S¨¢hara o cualquier otra causa noble que le motivara. Poco antes de navidad, el achuch¨®n fue a mayores provoc¨¢ndole un derrame del que no remont¨®, a pesar de que en las ¨²ltimas cinco d¨¦cadas, desde el recoleto Clamores o desde la amplia Galileo, hab¨ªa ido superando, una a una, todas las crisis econ¨®micas habidas y por haber, y de las que el mundo de la cultura y el ocio nocturno, sabe mucho desde mucho antes de la pandemia.
Madrid queda en deuda con Germ¨¢n P¨¦rez, y esa deuda solo se saldar¨¢ la noche en la que las peque?as y medianas salas de conciertos de la ciudad vuelvan a estar llenas para disfrutar de la m¨²sica en directo, como a ¨¦l le gustaba verlas, y disfrutarlo.
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