Primer d¨ªa de vacunaci¨®n para ancianos y profesores: un paso para ¡°recuperar el a?o perdido¡±
La jornada alterna colas por un lado y fluidez por otro en los centros de salud de la regi¨®n
Tarde de celebraci¨®n en Villaverde. No es su cumplea?os, pero casi. A sus 93 Basilia Garc¨ªa guarda el vigor, la energ¨ªa y el palique intactos. Por momentos, el bast¨®n de su mano izquierda parece de adorno. Cuando esta viuda de un conductor de la EMT se embala a contar historias, su hija Josefa, de 69 a?os, se mantiene sin embargo firme a su lado cogida del brazo cual fiel escudera. Mientras, su nieta Mar¨ªa, de 38, escucha con una sonrisa asomando bajo la mascarilla. La peque?a Nora, dormida a sus cuatro meses en el carrito, no sabe que su bisabuela acaba de recibir la primera dosis de la vacuna contra la covid-19.
Las cuatro generaciones se hicieron ayer un selfie con el tel¨¦fono m¨®vil tras el pinchazo en el centro de salud Los ?ngeles de Villaverde. En casa esperaban ya los pasteles para la fiesta de la vacuna. Basilia, emigrada desde Villaca?as (Toledo) hace siete d¨¦cadas, echa de menos las idas y venidas por Madrid d¨¢ndole aire a su bonob¨²s ¡°gratis¡±. Ahora, a la espera de la segunda dosis, ve un poco m¨¢s cerca el recuperar los meses perdidos porque ¡°con la cosa esta casi no salgo¡±. Como ella, son muchos mayores de 80 a?os que empezaron a recibir desde ayer la vacuna y que esperan pronto poder normalizar de nuevo sus vidas. Junto a ellos, tambi¨¦n los profesores y fuerzas de seguridad.
La jornada se desarroll¨®, en general, con normalidad aunque en el Hospital Enfermera Isabel Zendal los profesores no tuvieron tanta suerte como los que acudieron, por ejemplo, al centro Los ?ngeles de Villaverde. A Mar¨ªa M. le lleg¨® la cita por mensaje la noche anterior y se plant¨® en el Zendal un poco antes de las 16.15. Estaban ordenados en dos colas por orden alfab¨¦tico, una de la A a la L y otra de M a la Z. Se puso en la segunda y tard¨® casi dos horas en salir de all¨ª. ¡°Una vez entras todo va m¨¢s r¨¢pido. Te registran, te pinchan y listo. Pero lo dem¨¢s¡ bastante regular¡±, lament¨® la docente.
Mientras, en el de Los ?ngeles la cola no super¨® durante la tarde las 20 personas. Llamaban, entraban y sal¨ªan con cierta rapidez. ¡°Nos han dicho ahora que la segunda dosis nos la pondr¨¢n en ocho o diez semanas¡±, explic¨® Lourdes A., que no ha dud¨® en acudir a la cita, aunque haya alg¨²n grupo de docentes que desconf¨ªe del f¨¢rmaco AstraZeneca. ¡°Lo que me preocupa a m¨ª es que se ha dejado a profesorado de riesgo fuerza y hay mucha confusi¨®n y nadie explica nada¡±, cont¨® la docente.
La suerte, en realidad, fue desigual. En algunos Centros de Salud como el General Ricardos, los sanitarios sacaron al exterior hasta un banco para que las personas mayores no esperaran de pie en la calle, donde hac¨ªan frente al fr¨ªo con alguna manta que otra. Im¨¢genes similares se vieron en el de Goya. Sin embargo, en el de la Casa de Campo, en la Rivera del Manzanares, las personas mayores entraban y sal¨ªan de manera fluida, sin esperar, y con la cara de haber conseguido una gran victoria. ¡°Me encuentro fenomenal¡±, asegur¨® Carmen Campos, de 98 a?os, en su silla de ruedas. Su hija, Carmen Rodr¨ªguez Osorio, desliz¨® que el camino hasta la vacuna no hab¨ªa sido f¨¢cil. ¡°Este a?o se le ha ido un poco la cabeza, pero la hemos recuperado¡±, dijo la mujer, una sanitaria que ha vivido la batalla del virus en primera persona.
Mar¨ªa fue otra de las afortunadas. Algo que no ocurre del todo en los peque?os municipios, en los que, al no haber un n¨²mero elevado de personas mayores de 80 a?os, se ven obligados a ir a otros centros de salud de localidades m¨¢s o menos cercanas. Es el caso de los 287 ancianos censados en Becerril de la Sierra, que ser¨¢n vacunados en el ambulatorio de Guadarrama, seg¨²n informaron fuentes municipales a F. Javier Barroso.
La loter¨ªa, en todo caso, tocaba cada vez que alguien recib¨ªa un mensaje en el m¨®vil. De las 138 citas del centro de salud Barrio del Pilar no falt¨® ni uno, todos mayores de 80 a?os, cuatro de ellos de 107. ¡°Ha sido el d¨ªa m¨¢s emocionante desde que empez¨® todo esto¡±, contaba emocionada ayer Rosa Arnal, directora asistencial de enfermer¨ªa de la direcci¨®n asistencial norte. La enfermera ense?aba las fotos de las personas que hab¨ªan ido pasando por consulta, aquellos por los que m¨¢s ha sufrido este a?o. ¡°No se han producido colas porque hemos citado a dos personas cada cinco minutos¡±, explic¨® Elisa Varona, jefa de enfermer¨ªa. Tienen la meta clara: vacunar a los 3.400 ancianos del barrio y que se conviertan en el s¨ªmbolo del cambio. ¡°Esto s¨ª que es ver una lucecita al final del t¨²nel¡±, concede Arnal.
¡°Mi padre es negacionista¡±, bromeaba Rosario Rodr¨ªguez, que acompa?¨® a su padre, Victorino, de 93 a?os. La mujer aclaraba al momento que con todo lo que ha vivido, ¨¦l dice que esto del coronavirus es una enfermedad m¨¢s. ¡°Si hay que vacunarse, a vacunarse¡±, dijo obediente el hombre que lo que m¨¢s siente es que ¨¦l, sus dos hermanas y sus dos hermanos no se vean desde hace casi un a?o.
A Manuel Albalate, de 85 a?os, no se le ocurre otra cosa que demostrar su buen estado de forma haciendo una peque?a demostraci¨®n de gimnasia a las enfermeras. Sube y baja las piernas como si estuviera en clase de pilates. Su mujer, Rosario Gal¨¢n, de 80, le dice por lo bajini y con cierta verg¨¹enza que por favor se est¨¦ quieto. ¡°?hace falta que me atuse?¡±, pregunta ¨¦l presumido y guas¨®n luciendo su abundante cabello plateado al ver que les van a hacer fotos vacun¨¢ndose los dos a la vez. Ambos desean recuperar lo que no han podido hacer todos estos meses. ¡°Este a?o lo hemos perdido¡±.
"Tengo vida para un libro"
Humor no le falta a Mar¨ªa, que lleg¨® sujeta por un bast¨®n por un lado y del brazo de Duli S¨¢nchez, su hija orgullosa de 67 a?os, por el otro. El fallo del d¨ªa: a Duli se le olvid¨® sacar la c¨¢mara en el momento clave. No hubo problema. Los ojos de Mar¨ªa se iluminaron cuando apareci¨® la prensa: ¡°Tengo vida para un libro¡±.
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