Carmen Rosa, la primera fallecida por covid en una residencia de Madrid deja de ser una cifra
La mujer de 99 a?os que falleci¨® hace hoy un a?o qued¨® en el anonimato, quiz¨¢s porque nadie imagin¨® que empezaba un episodio tr¨¢gico
La noticia hace un a?o de la primera residente que muri¨® por una covid confirmada en Madrid tuvo poco impacto, si se considera todo lo que sucedi¨® despu¨¦s. Se trataba de una mujer de 99 a?os que viv¨ªa en la residencia p¨²blica La Paz, en la capital, y falleci¨® el martes 3 de marzo de madrugada en el Hospital Gregorio Mara?¨®n. Esa muerte no hizo saltar las alarmas. La mujer era muy mayor, recibi¨® atenci¨®n debida en el hospital, su residencia fue reforzada y las autoridades aseguraron que el brote estaba controlado. Los medios destacaron que se trataba de ¡°la tercera muerte¡± por el virus en Espa?a, pero semanas m¨¢s tarde, cuando se vio que las residencias iban a ser epicentro de la pandemia su muerte fue ¡°la primera¡± de otra lista tr¨¢gica con m¨¢s de 11.000 fallecidos en la primera ola en Madrid.
Ni siquiera se conoci¨® su nombre, as¨ª que su identidad ha sido todo este tiempo un mero n¨²mero. La fallecida era Carmen Rosa Mor¨®n y las cuidadoras de La Paz la recuerdan como ¡°una de esas abuelas muy agradecidas¡±. Cuando le daban su caf¨¦ con leche con galletas en la merienda ella sol¨ªa responder con el afecto propio de Per¨², de donde proced¨ªa: ¡°Gracias, mi ni?a¡±.
Fue hospitalizada el domingo 1 de marzo, con una neumon¨ªa bilateral. Hab¨ªa pasado un fin de semana terrible con fiebre y tos. Tambi¨¦n cayeron enfermos otros mayores que se sentaban junto a ella en el comedor. Dos d¨ªas despu¨¦s del ingreso, el hospital inform¨® a la residencia de la muerte de Carmen Rosa. Era una comunicaci¨®n usual en estos centros habituados a tratar con el final de la vida, pero la noticia entristeci¨® a las cuidadoras del centro, que hab¨ªan tratado con ella durante a?os.
Fue entonces la doctora de la residencia, Celestina Candelas Garc¨ªa, quien insisti¨® al tel¨¦fono para que el hospital hiciera una prueba de covid al cad¨¢ver. Hab¨ªa demasiados indicios de que el coronavirus estaba causando estragos en el centro y la doctora estaba especialmente concienciada porque viv¨ªa en Torrej¨®n de Ardoz, el municipio que ten¨ªa m¨¢s afectados. El mi¨¦rcoles 4, el hospital comunic¨® a la residencia el resultado positivo.
Los tel¨¦fonos de la consejer¨ªa de Pol¨ªticas Sociales empezaron a echar humo tras esa prueba. Fue ?scar ?lvarez, el gerente de las 25 residencias p¨²blicas de la Comunidad, quien avis¨® al consejero Alberto Reyero. El d¨ªa siguiente era jueves de pleno as¨ª que varios miembros del equipo de Reyero se desplazaron a la Asamblea de Vallecas para elaborar el primer protocolo de prevenci¨®n, reunidos en la oficina de Ciudadanos. El consejero tuvo que abandonar varias veces la sala para ir a votar al pleno mientras trabajaban en el documento ?lvarez, el viceconsejero Javier Luengo y la directora general del Mayor, Bego?a Cort¨¦s. ?lvarez inform¨® a los sindicatos por tel¨¦fono y el brote salt¨® a la prensa porque Elena Moral, del CSIF, public¨® un comunicado sobre las 15.00.
¡°?Ya tenemos aqu¨ª el coronavirus!¡±
Alrededor de las 17.00 son¨® el timbre de la residencia La Paz y la auxiliar de enfermer¨ªa Lucrecia Messa se asom¨® a la ventana de la segunda planta. Vio en la puerta a cuatro sanitarios del Mara?¨®n ¡°vestidos como astronautas¡±. Fue la confirmaci¨®n de lo que sospechaban las trabajadoras. ¡°?Ya tenemos aqu¨ª el coronavirus!¡±, exclam¨® delante de dos compa?eras. Baj¨® la escaleras hasta llegar al despacho de la directora, Raquel Oviedo. ¡°Tenemos que protegernos¡±, le dijo.
Los sanitarios hicieron pruebas a los 80 residentes del centro y a las trabajadoras que atend¨ªan la planta en la que viv¨ªa Carmen Rosa. El resultado fue 31 positivos entre residentes y seis entre el personal. La puerta del centro qued¨® cerrada a visitas. Los periodistas se agolparon en la acera de la calle Doctor Esquerdo, delante del viejo edificio de ladrillo de la residencia. A las 19.30 apareci¨® por all¨ª con una mascarilla azul Carolina, la hija de Carmen Rosa. Iba a recoger sus pertenencias, pero no la dejaron entrar. ¡°No se puede ahora. Tiene que esperar unos d¨ªas¡±, le respondi¨® al telefonillo una empleada. La Paz fue la primera residencia que prohibi¨® visitas. El resto lo har¨ªan el lunes 9 de marzo por orden de la Comunidad y a¨²n hoy, un a?o despu¨¦s, las visitas siguen siendo limitadas.
¡°?Unos d¨ªas?¡±, pregunt¨® Carolina incr¨¦dula. Le colgaron. Suspir¨® y se qued¨® all¨ª respondiendo a los periodistas. De buenas a primeras estaba hablando en un directo de Telemadrid. Esta vez ha preferido no hablar con este peri¨®dico porque no quiere rememorar el dolor por la muerte de su madre.
Cuando Messa acab¨® su turno ese jueves sobre las 22.00, la directora segu¨ªa reunida en su despacho y estaba all¨ª ?lvarez, el alto cargo de la Comunidad. ¡°Esto es gordo¡±, pens¨®. Se march¨® a casa con las compa?eras de su turno con mucho miedo de contagiar a sus familiares. Ir¨®nicamente, trabajadores y residentes de La Paz fueron afortunados porque la respuesta del hospital fue totalmente distinta al abandono que sufrir¨ªan semanas m¨¢s tarde muchos otros geri¨¢tricos de Madrid. Llegaron refuerzos de sanitarios, oxigenadores y equipos de protecci¨®n. Los trabajadores creen que esa reacci¨®n redujo el n¨²mero de muertes esa primavera, que fue de 19.
¡°Sanidad entr¨® a lo bestia en esa residencia¡±, dice Reyero. La Paz ten¨ªa la ventaja de la cercan¨ªa del hospital, a solo 150 metros. ¡°Casi se convirti¨® en una planta m¨¢s del Mara?¨®n¡±, a?ade. M¨¢s tarde, Reyero iba a chocar con el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, por la respuesta m¨¦dica a la tragedia de las residencias. Acab¨® saliendo del Gobierno en octubre.
Con todo, es probable que Carmen Rosa no fuera la primera v¨ªctima de la covid en una residencia madrile?a. Como los hospitales no hac¨ªan pruebas, los certificados de defunci¨®n se?alaban que la causa de las muertes hab¨ªan sido neumon¨ªas o paradas card¨ªacas.
A lo largo de enero y febrero hubo m¨¢s muertes de lo usual en varios centros, seg¨²n Moral, del sindicato CSIF, quien asegura: ¡°Empezaron a ponerse malitos en Reina Sof¨ªa, Colmenar, Francisco de Vitoria, Gonz¨¢lez Bueno... pero como cada invierno crece la mortalidad, se pens¨® que se deb¨ªa a la estacionalidad¡±. Su sindicato llevaba pidiendo guantes y mascarillas para los empleados p¨²blicos en primera l¨ªnea desde el 27 de enero, cuando hizo ese pedido por primera vez en nota de prensa.
Lo que vino despu¨¦s del brote en La Paz es una historia bien conocida. Dos semanas despu¨¦s de la muerte de Carmen Rosa, salt¨® la noticia de que al menos 19 mayores hab¨ªan fallecido en la residencia Monte Hermoso. Qued¨® claro que cuando el virus entraba en un geri¨¢trico ten¨ªa efectos devastadores, pero por alg¨²n motivo la ambulancia no respond¨ªa a las llamadas de auxilio. Con el tiempo se supo que la respuesta de la Comunidad fue un fiasco: protocolos de exclusi¨®n, operaci¨®n bicho y mucho sufrimiento para las familias de los fallecidos que hoy buscan justicia.
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