Mon¨®logos sobre masculinidad en 10 asaltos
¡®Pu?os de harina¡¯, del actor y dramaturgo Jes¨²s Torres, sube a un ring de boxeo asuntos como el machismo, la homofobia y el racismo en la sala Mirador
En su infancia, el actor y dramaturgo Jes¨²s Torres (Puerto de Santa Mar¨ªa, C¨¢diz, 37 a?os) era tan t¨ªmido que en ocasiones le sobreven¨ªa cierta tartamudez. Su madre, para ayudarle a desatar nudos, le envi¨® a una escuela de teatro. All¨ª encontr¨® a Federico Garc¨ªa Lorca y desde entonces ha sido una presencia casi permanente en su vida y en su trayectoria teatral. ¡°Yo me plante¨¦ por vez primera si era homosexual al conocer su teatro y al encontrarme con Poeta en Nueva York. Es cuando supe que un hombre pod¨ªa amar a otro hombre. Le¨ªa el poemario con 13 a?os y apenas entend¨ªa nada, pero me emocionaba pensar que poco a poco, a medida que fuera haci¨¦ndome mayor, s¨ª que iba a hacerlo¡±, recuerda ahora Torres. Aunque su trayectoria le ha llevado por los terrenos de un teatro m¨¢s cl¨¢sico, interpretando al Segismundo de La vida es sue?o y al Ulises de Homero, ha recurrido a esa po¨¦tica lorquiana en su nuevo montaje, que en apariencia poco tiene que ver con el universo del granadino.
Pu?os de harina, espect¨¢culo que ¨¦l mismo escribe, dirige e interpreta, es una serie de 10 mon¨®logos que se reparten dos protagonistas. El primero de ellos es real. Johann Wilhelm Trollmann, conocido por el apodo de Rukeli, fue un boxeador alem¨¢n de origen gitano al que la pol¨ªtica racista del r¨¦gimen nazi le arrebat¨® en los a?os 30 el t¨ªtulo de campe¨®n de peso semipesado de su pa¨ªs y al que, una d¨¦cada despu¨¦s, asesin¨® en el campo de concentraci¨®n de Neuengamme. Ante ¨¦l, surge un personaje de ficci¨®n. Sa¨²l es un joven gay y gitano que busca su identidad y se enfrenta a su familia en la Espa?a rural de los a?os 80. ?Qu¨¦ tiene que tener un hombre?, se preguntan los dos personajes de forma alterna en esta obra, que form¨® parte en febrero del Ciclo de Teatro de Derechos Humanos del Teatro Fern¨¢n G¨®mez y que desde viernes y hasta el 28 de marzo regresa a la sala Mirador del barrio de Lavapi¨¦s. ¡°No hay nada de Lorca en este espect¨¢culo, pero a la vez lo hay todo. El respeto que tengo al teatro de Federico es tan grande que no soy capaz de llevar a escena una de sus obras. De tanta admiraci¨®n que siento, me faltar¨ªa objetividad y perder¨ªa parte de la responsabilidad que un dramaturgo debe tener a la hora de abordar un texto¡±, confiesa el gaditano.
Este mon¨®logo doble comenz¨® a gestarse con un art¨ªculo de EL PA?S publicado en 2003 que cay¨® en manos de Torres. El texto relataba la devoluci¨®n de forma honor¨ªfica y p¨®stuma del t¨ªtulo de campe¨®n de boxeo a Rukeli por parte del Gobierno alem¨¢n: ¡°Me guard¨¦ esa noticia en la carpeta de cosas sobre las que pensar para crear m¨¢s adelante algo con ellas¡±. Desde hace un par de a?os, gracias a unas compa?eras de su compa?¨ªa de teatro, El Adeo, que participan de forma activa en el movimiento feminista, Torres empez¨® a contagiarse de esa necesidad de pensar qu¨¦ tipo de persona, y en su caso qu¨¦ tipo de hombre, desea ser. ¡°Hasta ese momento, no cab¨ªa en mi cabeza el plantearme esa cuesti¨®n. Pensaba que ten¨ªa claro lo que significaba ser un hombre, pero me di cuenta de que esa pregunta es un veneno en la que, cuanto m¨¢s reflexionas y m¨¢s dialogas al respecto, menos conoces la respuesta. Sigo sin tener ni idea. Lo ¨²nico que tengo claro es la duda¡±, admite. Y esas incertidumbres son las que vuelva en Rukeli y Sa¨²l sobre el ring-escenario.
Acostumbrado a trabajar en equipo dentro de la compa?¨ªa, en esta ocasi¨®n elige el formato del mon¨®logo porque es el que le permite una exploraci¨®n lo m¨¢s personal posible. Su visi¨®n para Pu?os de harina es la de mostrar ¡°la soledad del hombre cuando se enfrenta ante ese concepto de masculinidad con el que debe cumplir¡±.
Gamificaci¨®n del contenido teatral
Una de las ¨¢reas de trabajo de Torres se centra en acercar el teatro a adolescentes y ni?os, por lo que desde hace a?os experimenta con nuevas formas de trasladar los textos a las tecnolog¨ªas. La gamificaci¨®n, t¨¦cnica de aprendizaje que traslada la materia de estudio a las t¨¦cnicas propias de los juegos, surgi¨® entonces como respuesta.
Tras formarse en esta disciplina e impulsado por el par¨®n de funciones que trajo consigo la crisis del coronavirus durante el 2020, el andaluz cre¨® una serie de divertimentos digitales a trav¨¦s de Instagram titulada Los misterios del Aedo, conectados con el cat¨¢logo teatral de su compa?¨ªa. A trav¨¦s de los acertijos de Escape Rooms virtuales, los alumnos se adentran en el mundo de La Regenta, Otello o La Odisea. ¡°Nuestra compa?¨ªa prefiri¨® no sustituir su actividad con emisiones en l¨ªnea durante el confinamiento, sino crear un universo en torno a nuestras obras para que a los chicos les apeteciera acercarse por s¨ª mismos a esos textos sin sentir la imposici¨®n de su centro educativo¡±, comenta su responsable.
El gaditano tambi¨¦n ha creado un videojuego did¨¢ctico para Pu?os de Harina, en el que aborda el machismo, la homofobia y el racismo a lo largo de la Historia a trav¨¦s de sus dos protagonistas. Planteado con la estructura cl¨¢sica de los juegos de Elige tu propia aventura, se adapta a los lenguajes propios de WhatsApp y el resto de redes sociales. ¡°Al fin y al cabo, el teatro es ya de por s¨ª un juego¡±, defiende su autor.
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