La izquierda ininteligible
Llevan algo de raz¨®n los que dicen que la izquierda ha vuelto al marxismo: el surrealismo de Groucho y Chico est¨¢ m¨¢s vivo que nunca
Llevan algo de raz¨®n los que dicen que la izquierda ha vuelto al marxismo, solo que se equivocan de Marx. A la filosof¨ªa de Karl no se suele apelar en exceso, pero el surrealismo de Groucho y Chico est¨¢ m¨¢s vivo que nunca. Vean si no este incunable recibido en forma de reciente comunicado desde Galicia: ¡°Que el objetivo prioritario de Xuntos Mais Galiza sea la unidad de acci¨®n de todos los simpatizantes de M¨¢s Pa¨ªs en Galicia, y que se creen las condiciones necesarias para que el recientemente creado Mais Galicia sea el marco legal de M¨¢s Pa¨ªs en Galiza¡±. Imposible m¨¢s claridad.
Casi tan claro como las razones de la reciente ruptura del grupo municipal de Madrid que en su d¨ªa se form¨® alrededor de Manuela Carmena. Seguro que existen poderosos motivos de fondo para el cisma, pero desde fuera resulta dif¨ªcil adivinarlos. Eso s¨ª, nos queda claro que se llevan fatal y que todo ha acabado con otro juego muy querido en estos territorios pol¨ªticos, el de las matrioskas rusas: siempre hay que esperar una escisi¨®n de la escisi¨®n de la escisi¨®n¡
En estos a?os en que se abri¨® un nuevo espacio pol¨ªtico a la izquierda del PSOE, hemos asistido ¡ªen toda Espa?a, pero singularmente en Madrid¡ª a fragorosas peleas en las que saltaba a la vista el encarnizamiento de los contendientes y hab¨ªa que escarbar mucho para entender el origen de tanta animosidad. Se hablaba debatiendo sobre cosas de nombres extra?os: confluencias, instrumentos pol¨ªticos, formas de organizaci¨®n, verticalidad, horizontalidad¡ Conceptos que deben de ser muy importantes viendo el empuje que todos pon¨ªan en defender los suyos. El problema es que, de toda esta discusi¨®n escol¨¢stica, lo ¨²nico que trascend¨ªa hacia fuera era que no se pod¨ªan ver. Por alg¨²n arcano indescifrable, hab¨ªan acabado aborreci¨¦ndose.
Ahora llegan las elecciones del 4 de mayo y la en¨¦sima oportunidad hist¨®rica de la izquierda para, como dir¨ªa la presidenta, acabar con la libertad de Madrid. Las fuerzas socialcomunistas comparecen desunidas, naturalmente: mejor separados que vivir juntos y a la gre?a. El fichaje rutilante de la competici¨®n, Pablo Iglesias, se ha estrenado con una de esas ofertas de unidad cuidadosamente calculadas para que el destinatario la rechace. M¨®nica Garc¨ªa, la candidata del errejonismo, lo hizo sin ahorrar alg¨²n sarcasmo envenenado que, sin embargo, no tuvo r¨¦plica.
En batallas sobre conceptos abstractos, nadie le podr¨ªa ganar al metaf¨ªsico ?ngel Gabilondo. Por fortuna, el candidato socialista ha tenido el buen gusto de mantenerse lejos de esos vicios. De su lado no hay que esperar ning¨²n choque: a Gabilondo no le gusta pelearse con nadie, ni siquiera con Ayuso. Los otros dos ya veremos. Que lleguen a discutir no debe ser motivo de espanto, para eso mismo est¨¢n las campa?as. Pero, en ese caso, habr¨ªan avanzado mucho si, aparte de constatar lo mal que se llevan, logr¨¢ramos saber de qu¨¦ discuten.
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