Johnny Cifuentes, de c¨®mo sobrevivir visitando el infierno, pero tambi¨¦n el cielo
Despu¨¦s de finiquitar Burning, el m¨²sico regresa en solitario con ¡®Hag¨¢moslo¡¯, un disco que presentar¨¢ en concierto el d¨ªa de San Isidro
Johnny Cifuentes r¨ªe con una carcajada canalla, que resuena como un redoble gamberro cuando inmediatamente, tras sus gafas de sol, suelta la palabra ¡°colega¡±. ¡°Aqu¨ª estamos otra vez, colega¡±, dice mordiendo las palabras entre risas. Johnny lo comenta porque, despu¨¦s de m¨¢s de un a?o desde que comenz¨® la pandemia, y a sus ¡°65 palos¡±, puede decir que ha vuelto. Est¨¢ vacunado y con nuevo disco bajo el brazo, Hag¨¢moslo, un ¨¢lbum que estaba previsto que hubiera salido en 2020, pero se retras¨®, como se retras¨® la vida de todos a la espera de que las cosas volvieran a la normalidad. La normalidad entre restricciones, toques de queda, cambios de normas y estados de alarma que se acaban. ¡°A ver si salimos ya del todo de esta maldici¨®n¡±, sentencia el m¨²sico.
De alguna manera, con m¨¢s o menos civismo, empat¨ªa y solidaridad, todos estamos en las mismas: en sobrevivir a la maldici¨®n. ?l, al menos, es un superviviente nato. Antes con el apellido de Cifuentes y ahora con el de Burning, el que fuera teclista y luego l¨ªder de una de las bandas m¨¢s emblem¨¢ticas del rock espa?ol, ha superado lo que parec¨ªa que no superar¨ªa: mantener a flote durante m¨¢s de 40 a?os a Burning, m¨¢s a¨²n tras la muerte de To?o Mart¨ªn y Pepe Risi, y vencer su despedida. Los Burning, esa banda de chuler¨ªa castiza nacida en 1974 en el barrio de La Elipa y que juntaba en sus canciones a los Rolling Stones y los New York Dolls para emborracharlos a base de riffs en el bar de tapas y ca?as de la esquina, se separaron a finales de 2019. ¡°Con Burning podr¨ªa seguir hasta el infinito y mucho m¨¢s all¨¢, pero necesitaba dar este peque?o giro. Me ha gustado cambiar¡±, confiesa un m¨²sico que, por primera vez en cuatro d¨¦cadas, se ha lanzado a sacar un disco en solitario.
Hag¨¢moslo es el t¨ªtulo de un ¨¢lbum que es ¡°un destilado¡± de lo que lleva haciendo toda la vida y tambi¨¦n una proclama. ¡°Tiene un mont¨®n de connotaciones. Tiene algo hasta sexual, de final de una gran noche de amor cuando llevas mucho tiempo persiguiendo algo y te lo dices para que sea el colof¨®n¡±, cuenta. ¡°Pero tambi¨¦n tiene que ver con el final de Burning. Dec¨ªamos mucho la frase: ¡®No va m¨¢s¡¯. Una frase muy de casino, muy de ya se acab¨® esto. Y ¡®hag¨¢moslo¡¯ es el principio de otro plan que queremos que acabe bien¡±.
En el nuevo plan, Johnny ofrece un disco de rock cl¨¢sico, en el que predominan buenos medios tiempos y ha contado con ¡°la ayuda fant¨¢stica¡± de Nico ?lvarez y ¡°las muy buenas guitarras¡± de Rub¨¦n Pozo. ¡°Defiendo un estilo que se llama rock and roll. Una forma de vivir y de entender la m¨²sica. M¨¢s que nunca estoy tratando de llevarlo lo m¨¢s alto posible. Ahora que no se oye en los medios, al menos que pueda salir del rinc¨®n al que est¨¢ sometido¡±. Y tiene previsto presentarlo este s¨¢bado 15 de mayo en el Teatro EDP Gran V¨ªa Madrid. ¡°?Estrenarme en la Gran V¨ªa! Es la hostia, t¨ªo. Es el sue?o de cualquier tipo que haga rock and roll. Adem¨¢s, el d¨ªa de San Isidro. Nada puede fallar¡±.
La risa de Johnny es como una m¨¢quina tragaperras en un triple de diamantes. Pocas cosas m¨¢s madrile?as que este tipo nacido en Carabanchel, que se incorpor¨® el ¨²ltimo a un grupo que tom¨® su nombre por el insoportable calor que hac¨ªa dentro del Seat 600 que los llevaba a los ensayos. El guitarrista Pepe Risi, todo un talento a las cuerdas, le pidi¨® que se uniese a la banda tras verle tocar en el grupo Zovax. ¡°Yo creo que lo hizo porque le gust¨® mi equipo de voces. Era mejor que el suyo¡±, cuenta Johnny con una risa.
Como fieras en un Madrid marcado por la agon¨ªa del franquismo, Burning abri¨® una brecha: su rock and roll callejero, con esas letras de so?adores inadaptados de ciudad, y su est¨¦tica transgresora romp¨ªan las ataduras de la ¨¦poca. ¡°En Madrid, hab¨ªa un estilo m¨¢s duro que en otras ciudades. Adem¨¢s, nosotros ¨¦ramos m¨¢s glam que Le?o o Asfalto y toc¨¢bamos m¨¢s en el filo de la navaja que la gente de la movida¡±. El gran problema fue que la hero¨ªna hizo estragos en la movida madrile?a y en ellos. El cantante To?o Mart¨ªn muri¨® de sobredosis en 1991, aunque hab¨ªa dejado el grupo a?os atr¨¢s, y Pepe Risi, que estuvo enganchado desde joven, falleci¨® de neumon¨ªa en 1997. ¡°Se cargaba la convivencia. Se ve¨ªa c¨®mo los que estaban enganchados hac¨ªan grupos, nichos propios para pillar y consumir. Fue muy dif¨ªcil¡±.
Leyenda
Muchos a?os despu¨¦s, Burning ya es leyenda en Madrid y figura como una de las grandes bandas musicales de la historia de la m¨²sica popular espa?ola. Cifuentes, que regenta el Cocodrilo Bar en el barrio de Aluche, dice que ama esta ciudad tan contradictoria que siempre ha sido ¡°un refugio para quien viniese de fuera¡±. ¡°Mi madre es Madrid. Es mi chica y mi historia. Es una ciudad adorable, aunque, a veces, es vapuleada por el rollo pol¨ªtico. Aun as¨ª, como canto en Malas tierras [una de sus nuevas canciones]: ¡®S¨¦ que te gustan los oto?os, pero para m¨ª no hay nada mejor que el oso y el madro?o¡¯¡±.
Sobre sus escenarios, en sus estudios de grabaci¨®n y recorriendo sus calles con su chupa de cuero y sus botas, Johnny Cifuentes ha sobrevivido medio siglo en Madrid, tal y como confiesa en S¨¦ c¨®mo vivir (no c¨®mo morir), que abre Hag¨¢moslo. O como le gusta decir cuando se apoya en la barra del Cocodrilo, donde, como en un santuario, descansa im¨¢genes de los Rolling Stones, Burning y tantos recuerdos de pelo largo: ¡°A estas alturas de partido, hemos hecho grandes visitas al infierno, pero tambi¨¦n hermosas visitas al cielo¡±. Todo indica que, tras la pandemia, esta ser¨¢ otra de esas visitas al cielo.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra nueva newsletter sobre Madrid
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.