La mirada de Francisco Toledo se toma la Casa de M¨¦xico en Madrid
Dos exposiciones simult¨¢neas con m¨¢s de 600 piezas presentan a uno de los artistas mexicanos contempor¨¢neos m¨¢s importantes, caracterizado por su compromiso social y cultural
Sobrevolando las escaleras que le dan la bienvenida a los visitantes de Casa de M¨¦xico hay 140 cometas de papel con figuras creadas por el maestro Francisco Toledo (1940-2019). La imponente instalaci¨®n forma parte de las dos exposiciones del mismo artista que han conquistado cada rinc¨®n del centro cultural hasta el pr¨®ximo 19 de septiembre: Toledo Ve y El color como forma. Empezando por la propia fachada del edificio se re¨²nen m¨¢s de 600 piezas de todo tipo, hechas con una variedad de materiales extraordinaria, por uno de los creadores mexicanos m¨¢s importantes del siglo XX. Esta muestra monogr¨¢fica -la primera en Espa?a desde una retrospectiva en el Museo Reina Sof¨ªa en el a?o 2000- se puede ver de manera gratuita de lunes a domingo, y es una versi¨®n de la ¨²ltima que Toledo comisari¨®, que se estren¨® dos meses antes de su muerte. Pretende ser evidencia latente de que, adem¨¢s del valor art¨ªstico de su extensa obra, fue su incansable compromiso social y cultural el que la dot¨® de una cualidad admirable.
Sus papalotes, como se les conoce a esos juguetes voladores en M¨¦xico y a los que ha recurrido en diversas ocasiones, son un buen ejemplo de ello. Hacen alusi¨®n a la tradici¨®n zapoteca -pueblo ind¨ªgena del estado sure?o de Oaxaca, del que Toledo fue un orgulloso referente- que dice que el hilo de las cometas enlaza los mundos de los vivos y los muertos. Hace unos a?os, imprimi¨® sobre ellas los retratos de los 43 j¨®venes desaparecidos en Ayotzinapa. ¡°Como los hab¨ªan buscado ya bajo tierra y en el agua, enviamos los papalotes a buscarlos al cielo¡±, remat¨® en aquel momento. En este caso, las im¨¢genes que adornan los delicados rombos de papel, construidos de manera artesanal en el Centro de Artes de San Agust¨ªn (CaSa), que ¨¦l fund¨® en 2006, son reproducciones de est¨¦nciles suyos que dej¨® disponibles al p¨²blico. Condensan todo lo que Toledo estaba convencido de que el arte era capaz de hacer: mantener vivos los lazos y la memoria, impulsar el desarrollo de su comunidad de manera sostenible y producir di¨¢logos sociales.
En M¨¦xico, Toledo es una figura venerada como uno de los artistas contempor¨¢neos imprescindibles de los ¨²ltimos 50 a?os, pero tambi¨¦n por su papel como defensor de la cultura -y del desarrollo a trav¨¦s de ella-, en particular en su Oaxaca natal. Susana Pliego Quijano, directora de Cultura en Casa de M¨¦xico, enfatiza que dar a conocer a personajes como Toledo es precisamente la misi¨®n del centro abierto en 2018. ¡°Yo creo que en Espa?a no hay un personaje de esta magnitud; pero no tiene el reconocimiento que se merece aqu¨ª. Por eso es un honor presentarlo como un exponente de la excelencia en el arte mexicano¡±.
Francisco Toledo naci¨® en el pueblo de Juchit¨¢n (Oaxaca) y fue un artista precoz. Asisti¨® a la Escuela de Bellas Artes de Oaxaca y a los 17 a?os se traslad¨® a Ciudad de M¨¦xico para estudiar grabado. A los 20 a?os, con sus primeras exposiciones individuales detr¨¢s, se fue a Par¨ªs durante cuatro a?os. All¨ª madur¨® como artista, explorando nuevos estilos y exponiendo en diversas galer¨ªas europeas. Tambi¨¦n conoci¨® a quienes en ese momento eran las personalidades m¨¢s importantes de la escena cultural mexicana, Octavio Paz y Rufino Tamayo, que lo apoyaron incondicionalmente y vieron en ¨¦l el futuro del arte nacional. Pero Toledo volvi¨® a su tierra, incapaz de soportar el fr¨ªo europeo, para adentrarse en las costumbres, la lengua y el arte de la regi¨®n. Comenz¨® a colaborar con la Casa de la Cultura de Juchit¨¢n, donde ayud¨® a fundar una biblioteca, un cine, salas de exposiciones y una colecci¨®n de grabados, pintura y fotograf¨ªa para consulta p¨²blica.
Desde entonces, combin¨® su labor creativa con un incansable trabajo social y cultural. Fund¨® varios proyectos editoriales para difundir no solo la literatura universal sino el idioma zapoteco. En 1988 fund¨® en su propia casa el Instituto de Artes Gr¨¢ficas de Oaxaca (IAGO), con una biblioteca de m¨¢s de 60 mil vol¨²menes abierta al p¨²blico. Ayud¨® a fundar tambi¨¦n el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Oaxaca o la asociaci¨®n civil PRO-OAX, para defender el patrimonio cultural e hist¨®rico de la ciudad, famosamente evitando que se abriera un McDonald¡¯s en el centro de la ciudad. As¨ª levant¨® otra media docena de instituciones culturales en Oaxaca; ninguna lleva su nombre.
Este legado en la exposici¨®n de Casa de M¨¦xico se narra en los pocos textos que acompa?an las obras, pero principalmente se percibe en las piezas mismas. Todas est¨¢n conectadas a sus ra¨ªces, bien sea por el material o el contenido. La muestra subvierte los l¨ªmites entre arte, artesan¨ªa y dise?o. Hay dibujos, grabados e instancias de acci¨®n comunitaria, pero tambi¨¦n hay cientos de objetos -joyas, vasijas, b¨¢sculas, herramientas- creados o intervenidos, de piel, plata, textiles, vidrio y fibras naturales, entre otros materiales.
Esta variedad hace imposible clasificar al maestro Toledo dentro de un estilo o movimiento, pues ¨¦l ve¨ªa el mundo y el arte de una manera particular y en todas partes. Precisamente esto es lo que ¨¦l quer¨ªa compartir con la exposici¨®n que comisari¨® y que ahora se expone en Madrid. En Toledo Ve no hay fichas que expliquen las piezas, se presentan de manera mezclada, junto a objetos que lo inspiraron, mostrando c¨®mo cre¨® a partir de su mundo cotidiano y muchas veces apoy¨¢ndose en talleres artesanales para producir un ¡°arte comunitario¡± cargado de una herencia ancestral.
¡°Pero sab¨ªamos que no se pod¨ªa presentar a Toledo sin su obra pict¨®rica, por lo que decidimos hacer la segunda exposici¨®n para acompa?ar y complementar¡±, anota Susana Pliego Quijano, en referencia a El color como forma. Compuesta por quince cuadros -tres autorretratos- y un tapiz, demuestra el cambio de cromatismo del maestro cuando volvi¨® de Par¨ªs y empez¨® a trabajar con tonos ocres y tierra, mientras los temas pasaron a ser la realidad campesina que lo rodeaba en una de las zonas m¨¢s pobres del pa¨ªs. Las piezas tambi¨¦n evidencian la capacidad de cambiar de registro y materiales, incluso en las obras pict¨®ricas; se puede ver la destreza del manejo del pincel, pero tambi¨¦n la exploraci¨®n de otras f¨®rmulas para pintar.
Adicionalmente a las dos exposiciones, en la programaci¨®n del centro cultural se integran diversas actividades presenciales y digitales para ampliar el conocimiento sobre Toledo. Hay visitas guiadas, talleres sobre la t¨¦cnica del afelpado, creaci¨®n de papalotes a mano, cuentacuentos inspirados en mitos y leyendas oaxaque?as, proyecciones documentales y conferencias.
Cuando el maestro Toledo muri¨®, el escritor Juan Villoro apunt¨® en este peri¨®dico que ¡°verlo era como ver un concepto. No caminaba Toledo: caminaba el pueblo¡±. Ahora que ya no se le puede avistar paseando por las calles adoquinadas de Oaxaca, por lo menos quien visite este verano la Casa de M¨¦xico en Madrid podr¨¢ comenzar a entender su mirada m¨ªstica.
¡®Toledo Ve¡¯ y ¡®El color como forma¡¯ se puede ver de manera gratuita en la Casa de M¨¦xico (Alberto Aguilera, 20). Horario: lunes, de 10:00 a 19:00; martes a s¨¢bado, de 10:00 a 21:00; domingo, de 10:00 a 14:00.
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