Carolyn Carlson nos hace escuchar los gemidos de la Tierra
¡®The Tree¡¯, la obra de fuego con la que la core¨®grafa cierra su ciclo inspirado en Bachelard, supone la culminaci¨®n esta semana del Festival Madrid en Danza
La Tierra est¨¢ al borde del colapso y nos pide ayuda. Carolyn Carlson (Oakland, California, 1943), toda una leyenda de la danza contempor¨¢nea, sabe que no tiene fuerza, ni poder para remediarlo, pero cada obra suya es una peque?a contribuci¨®n personal que llama a la reflexi¨®n. Y no es excepci¨®n The Tree (Fragments of poetics on fire), su nueva creaci¨®n, que podr¨¢ verse los d¨ªas 26 y 27 de mayo en los Teatros del Canal, en la culminaci¨®n del Festival Madrid en Danza.
¡°La Madre Tierra nos hace un llamado de conciencia para que nos demos cuenta de la crisis que vive nuestro planeta. Todas mis obras est¨¢n hechas desde la convicci¨®n de que hay una luz espiritual dentro de cada uno de nosotros que nos har¨¢ reaccionar y tomar decisiones¡±, explica Carlson.
The Tree cierra un ciclo importante de su trabajo centrado en los elementos (agua, tierra, aire y fuego) e inspirado en el fil¨®sofo, pensador y poeta Gaston Bachelard, que ha sido motor para sus creaciones anteriores eau, Pneuma y Now. ¡°Me siento cercana a su filosof¨ªa, que cree que la verdad solamente puede ser revelada a trav¨¦s de la poes¨ªa, lo que necesariamente pasa por la imaginaci¨®n y los sue?os. Lo que me interesa de Bachelard es que es un poeta que expresa lo material y lo inmaterial de los elementos¡±, dice la creadora, mujer de agua que ahora vislumbra el fuego en esta pieza para nueve bailarines. ¡°La vida est¨¢ llena de fuerzas que son destructivas y purificadoras a un tiempo, como el fuego, y es un aspecto que he reflejado en mi trabajo, pero percibirlo depende de las experiencias personales de cada espectador, de c¨®mo cada quien identifica lo que percibe. La pandemia ha afectado a todos en el mundo y este trabajo intenta poner de relieve equilibrios arm¨®nicos que sanan el alma¡±.
Profundidad espiritual
Misticismo, espiritualidad, naturaleza, energ¨ªas cruzadas, fuerzas del universo. Fundamentalmente de estos asuntos intangibles est¨¢ hecha la ya larga obra coreogr¨¢fica de Carolyn Carlson, que recurre a preceptos del budismo, a la creencia de que somos parte del cosmos, que tenemos una misi¨®n en la vida y que carne y esp¨ªritu son la alianza indisociable que nos mantiene vivos, activos y creativos en esta vida que, seg¨²n ella, no es m¨¢s que un fragmento, apenas un cap¨ªtulo, en el todo infinito que es la existencia.
Heredera en parte de la cultura hippie, la serenidad zen y la filosof¨ªa libre de ataduras de la danza de vanguardia y experimentaci¨®n surgida en Nueva York en los agitados a?os sesenta, esta alumna brillante del innovador core¨®grafo norteamericano Alwyn Nikolais ha sabido construir un lenguaje propio y reconocible, que es fundamentalmente danza pero donde tambi¨¦n convergen con toda naturalidad poes¨ªa, pintura, m¨²sica, psicolog¨ªa y misticismo. As¨ª es como en The Tree hace alianza con las sugerentes pinturas en tinta china del artista visual Gao Xingjian que seg¨²n ella ¡°plasman un reino misterioso de im¨¢genes de otro mundo¡±.
A sus 72 a?os Carlson ya puede decir que ha tenido una vida de danza. Ostenta una obra importante, premiada y ovacionada, dividida en solos (emblem¨¢tica es su creaci¨®n Blue Lady, de 1984) y trabajos grupales, todos movidos por una espiritualidad que es propia, lo que hace indivisible a la persona de su obra. ¡°Estoy agradecida de ser parte del universo. He aprendido con la vida que lo m¨¢s importante es la compasi¨®n, saber mirar el mundo y comprender que lo que importa de verdad es la gente. Me alegro tambi¨¦n de ser cada vez m¨¢s consciente de lo que hago, de lo que digo, de las decisiones que tomo. Estoy muy agradecida de poder ser artista, de compartir mi arte con un p¨²blico, de no tener ego, de ser humilde¡ y ahora tambi¨¦n me siento especialmente feliz al poder contarme entre los ancianos de este mundo¡±.
'Blue Lady'
Carolyn Carlson, como bailarina del legendario Alwyn Nikolais, vivi¨® la eclosi¨®n de la abstracci¨®n en la danza posmoderna norteamericana de los a?os sesenta. Pero no parec¨ªa un lugar adecuado para la profunda espiritualidad que motivaba su danza. Al menos, no como Par¨ªs. ¡°Soy norteamericana, pero mi trabajo es europeo, siempre lo fue. Quiz¨¢ tenga que ver con mis ra¨ªces, mi familia es de Finlandia, o quiz¨¢ sea el destino, que dictamin¨® que mi revoluci¨®n ser¨ªa en este continente¡±.
Enorme ha sido su contribuci¨®n a la 'nouvelle danse' francesa y decisivas sus aportaciones al Ballet de la ?pera de Par¨ªs, el Teatro de La Fenice italiano, el Th¨¦?tre de la Ville parisino, el Cullberg Ballet sueco o la Bienal de la Danza de Venecia, por citar algunos.
Generosa como es, no duda en reconocer las influencias que han terminado consolidando su lenguaje. ¡°De Bob Wilson aprend¨ª su manera de aproximarse a los sue?os, que es un tema que siempre me ha fascinado. Mis creaciones tienen ese car¨¢cter on¨ªrico, pero tambi¨¦n m¨ªstico, as¨ª que su trabajo con las im¨¢genes ha sido un importante referente en mi trayectoria. De Pina Bausch me conmueve su humanidad, su manera de estar pegada a la tierra aunque yo sea mujer de agua, y de mi maestro Nikolais su incre¨ªble concepci¨®n del espacio-tiempo, muy a pesar de que ¨¦l era tan racional y yo tan m¨ªstica¡±.
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