Echar el freno
El gesto de D¨ªaz, hacer p¨²blico que necesitaba descanso, fue revolucionario. No estamos a¨²n acostumbrados a que los que nos dirigen admitan que son humanos
¡°El dolor se interpreta como s¨ªntoma de debilidad. Es algo que hay que ocultar o eliminar optimiz¨¢ndo?lo. Es incompatible con el rendimiento¡±, escribe el fil¨®sofo Byung-Chul Han en La sociedad paliativa. Durante a?os se ha cre¨ªdo que los primeros humanos descartaban y abandonaban a todos aquellos ni?os, adultos y ancianos que enfermaban o ya nac¨ªan d¨¦biles. Pero recientes descubrimientos demostraron que, ya en su momento, los Neandertales cuidaban en comunidad de sus enfermos logrando que vivieran hasta edad avanzada. ?Cu¨¢ndo comienza entonces a repugnarnos el dolor de los dem¨¢s? Es complicado ponerle una fecha exacta, pero no es dif¨ªcil ver que es en la actual sociedad del rendimiento cuando m¨¢s crueles nos hemos vuelto. A lo largo de los a?os, me he encontrado en demasiadas ocasiones con comentarios despiadados y miradas reprobatorias cuando un compa?ero o compa?era se iba de baja. Porque no nos gusta sentirnos masticados y escupidos por el sistema, pero si nos sentimos as¨ª, queremos que los dem¨¢s se sientan igual y que no busquen ayuda.
Nosotras somos las que parando damos ejemplo y permiso al resto a detenerse, pero nos encontramos a individuos que aprovechan para adelantarnos en la carrera o estigmatizar la necesidad de descanso
Cuando la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda D¨ªaz, escribi¨® en Twitter la semana pasada que el m¨¦dico le obligaba a cancelar su agenda de trabajo y le prescrib¨ªa reposo, no pude evitar pensar en todos esos d¨ªas en los que nos levantamos, vestimos, producimos y producimos, a¨²n estando mal, a¨²n estando fatal. ¡°Hay d¨ªas en los que nuestro cuerpo nos exige parar y que nos cuidemos para poder seguir¡±, escribi¨® ella y yo pens¨¦ en todas las veces que he silenciado mi cuerpo con analg¨¦sicos en vez de darle ese reposo. El gesto de D¨ªaz, hacer p¨²blico que necesitaba descanso, fue revolucionario. No estamos a¨²n acostumbrados a que los que nos dirigen admitan que son humanos. Es tan poco com¨²n, que incluso esa confesi¨®n sincera fue aprovechada por el exdiputado Marcos de Quintos para hacer un comentario jocoso sin gracia, que qued¨® a la misma altura que el ¡°?Vete al m¨¦dico!¡± que le gritaron a ??igo Errej¨®n cuando hablaba de salud mental en el Congreso.
Este mi¨¦rcoles ten¨ªa una intensa jornada de trabajo que el m¨¦dico me ha prescrito cancelar por motivos de salud. Hay d¨ªas en los que nuestro cuerpo nos exige parar y que nos cuidemos para poder seguir. Espero recuperarme pronto con toda la fuerza.
— Yolanda D¨ªaz (@Yolanda_Diaz_) May 26, 2021
Hace unos a?os, otra pol¨ªtica tambi¨¦n de izquierdas dijo algo muy parecido. En 2018 Alexandria Ocasio anunci¨® que parar¨ªa una semana para cuidarse y evitar agotarse. Pero 30 a?os antes, en 1988, la activista y escritora feminista Audre Lorde ya lo dijo mejor que nadie: ¡°Cuidar de m¨ª misma no es autoindulgencia, es autoconservaci¨®n y es un acto pol¨ªtico¡±. El problema es que esa reivindicaci¨®n a echar el freno de mano cuando vemos que el coche est¨¢ empezando a rodar por la ladera nace de nuevo desde las mujeres feministas. Nosotras somos las que parando damos ejemplo y permiso al resto a detenerse, pero lo que nos encontramos es a individuos e individuas que en vez de celebrarlo, aprovechan para adelantarnos en la carrera o directamente estigmatizar la necesidad de descanso. La crisis del covid recalc¨® nuestra debilidad como especie, pero aun as¨ª no podemos permitirnos una pausa sin sufrir la burla. Lo de la vicepresidenta fue revolucionario pero seguimos necesitando ver a se?ores del Gobierno o del Ibex admitir que tambi¨¦n son seres humanos fr¨¢giles. O al menos, que ni siquiera ellos pueden seguir el ritmo que nos han impuesto.
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