Nadie protege de los ¡°okupas¡± al palacete Villa Menchu

La l¨ªder de la extrema derecha en Madrid, Roc¨ªo Monasterio, apareci¨® la semana pasada por Villa Menchu para prometer su apoyo a los vecinos y a todo aquel que denuncie ¡°okupaciones¡±, una alarma social que da m¨²sculo a Vox como si fueran esteroides. ¡°Bravo, bravo, Roc¨ªo, gracias¡±, le agradecieron entre aplausos varias decenas de personas, hartas de ver a intrusos que entran y salen de ese palacete de 1920 en el barrio de Salvador, en el este de la capital. Desde hace tres semanas, el caso de Villa Menchu ha aparecido en televisiones y peri¨®dicos, reforzando a quienes promueven una narrativa de inseguridad en los barrios de Madrid, como Monasterio, que en un debate de la campa?a del 4-M dijo que los ciudadanos tienen miedo de que los okupas se cuelen en sus casas cuando van a comprar al supermercado.

El foco se pone normalmente en el peligro de los llamados okupas, pero en el caso de Villa Menchu, ?tienen alguna responsabilidad el due?o del palacete o el Ayuntamiento de Madrid?

Villa Menchu no pertenece a ninguna abuela despose¨ªda al ir a por pan, sino al banco Caixabank, que se lo qued¨® en febrero de 2019 despu¨¦s de que los hijos de un m¨¦dico que hab¨ªa sido propietario dejaran de pagar la hipoteca. Se trata de una vivienda singular que una asociaci¨®n de protecci¨®n del patrimonio llamada Legado de Arturo Soria quiere proteger. Desde hace unas semanas es candidata para entrar en el Cat¨¢logo de Bienes Protegidos del Ayuntamiento. Villa Menchu era uno de los palacetes de estilo modernista construidos a principios del siglo XX como parte de Ciudad Lineal, el proyecto inacabado del urbanista Arturo Soria, quien quer¨ªa rodear Madrid con una gran calle circular en la que convivir¨ªan puerta con puerta obreros y burgueses.

Seg¨²n los vecinos, los intrusos no usan Villa Menchu para vivir, sino para fiestas, o quiz¨¢s actividades ilegales. Desde sus balcones en los edificios de pisos colindantes, han grabado a invasores saltando la valla del palacete. En el jard¨ªn dejan a veces botellas, cartones de pizzas y otros residuos. En una grabaci¨®n se ve a un intruso haciendo caso omiso de una vecina que le grita ¡°?no saltes, eso es propiedad privada!¡±. En otra, la Polic¨ªa Nacional arresta a plena luz del d¨ªa a un invasor mientras escala la valla. Da igual, siguen volviendo. En un v¨ªdeo que una vecina dice haber grabado este martes por la ma?ana se ve de nuevo a un joven saltando la verja. A la vista de todos est¨¢n los desperfectos que sufren los ventanales o los frisos de la fachada.

A pesar de esto, Caixabank no ha instalado alarmas, sensores o las puertas y ventanas de acero que se suelen emplear en estos casos. El banco alega que, aunque sea propietario, no puede hacer ning¨²n tipo de intervenci¨®n en el edificio hasta que no concluya el procedimiento de desahucio de los supuestos ocupantes. Una portavoz culpa a la lentitud de la justicia, que puede tardar m¨¢s de cinco a?os en resolver estos casos. ¡°Estamos atados de pies y manos¡±, dice. ¡°Por desgracia somos v¨ªctimas porque sufrimos un da?o reputacional¡±.

Una ley de 2018 agiliz¨® los procedimientos de desahucios para evitar estas situaciones, pero benefici¨® a propietarios particulares y dej¨® fuera a bancos y grandes tenedores. Las mafias de la ocupaci¨®n de viviendas suelen buscar esos pisos vac¨ªos precisamente porque conocen los mayores obst¨¢culos a los que se enfrentan los bancos. Hay voces que piden incluir a los bancos en el procedimiento expr¨¦s de la ley de 2018. Manuel Hern¨¢ndez, socio director de Vilches Abogados, dice: ¡°Hace falta un cambio normativo para acabar con este clima de inseguridad a la hora de recuperar viviendas¡±.

Con todo, este jurista apunta que Caixabank podr¨ªa ser m¨¢s proactivo a la hora de cumplir su deber de mantenimiento y conservaci¨®n. Si Caixabank quisiera demostrar que nadie habita la casa, sino que es una ocupaci¨®n de ocio, el juez les dar¨ªa derecho a acceder a la vivienda, apunta Hern¨¢ndez. Para ello bastar¨ªa que contrataran a unos detectives privados y presentaran la prueba en juicio, agrega el letrado de Vilches Abogados. A eso se a?aden los indicios de que ah¨ª no habita nadie: saltos de la valla y patrullas policiales.

La falta de auxilio por parte del Ayuntamiento de Madrid es otra fuente de frustraci¨®n para vecinos y defensores del patrimonio. A ra¨ªz de las apariciones de Villa Menchu en los medios de comunicaci¨®n, la polic¨ªa pasa de vez en cuando por la zona, pero es in¨²til. Un intruso en buena forma puede saltar la valla en un abrir y cerrar de ojos.

Los conservacionistas han visto con angustia los desperfectos en la vivienda y se preguntan por qu¨¦ nadie toma medidas m¨¢s decididas. La presidenta de la asociaci¨®n, Cristina Keller, critica: ¡°Deber¨ªa ser sencillo de solucionar, pero todos los involucrados se limitan a poner pa?os calientes¡±. Keller es tataranieta de Arturo Soria y cuenta con el respaldo de historiadores, arquitectos y pol¨ªticos.

¡°Golosa para los especuladores¡±

Una portavoz del ¨¢rea de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento le dice a este peri¨®dico que no pueden hacer nada m¨¢s: ¡°Es un asunto entre privados¡±, explica. ¡°El deber de conservaci¨®n de los edificios es de los due?os. Y en caso de ocupaci¨®n, es el due?o el que debe iniciar el proceso para desalojar¡±. Una empresa contratada en abril por el Gobierno municipal para revisar el Cat¨¢logo de Bienes Protegidos debe concluir su trabajo en un m¨¢ximo de dos a?os, pero la inclusi¨®n de Villa Menchu no facultar¨ªa a las autoridades locales para intervenir, seg¨²n la portavoz. La protecci¨®n del cat¨¢logo ¨²nicamente afectar¨ªa a los elementos arquitect¨®nicos que habr¨ªa que conservar obligatoriamente, explica.

Los partidos de la oposici¨®n discrepan. M¨¢s Madrid y PSOE creen que el Ayuntamiento tiene herramientas legales para proteger la propiedad. El mi¨¦rcoles de la semana que viene el asunto ser¨¢ debatido en el pleno de la junta del distrito de San Blas.

Villa Menchu se llama as¨ª porque el m¨¦dico propietario la bautiz¨® con el nombre cari?oso con el que llamaba a su hija, Carmen, que acab¨® meti¨¦ndose a monja. La vivienda, en la calle Mar¨ªa Lombillo 1, se encuentra en una parcela de 336 metros cuadrados. No resalta por sus materiales caros o sus ornamentos, pero los conservacionistas destacan su valor hist¨®rico y temen que corra la misma suerte que otras villas similares de Ciudad Lineal. Desde hace d¨¦cadas los inversores las han comprado para sustituirlas por pisos de lujo, borrando las huellas del proyecto originario de Arturo Soria. Una propuesta de la asociaci¨®n Legado de Arturo Soria contempla convertir Villa Menchu en un museo de Ciudad Lineal.

Keller dice: ¡°Es una zona muy golosa para los especuladores¡±. Esta amenaza parece a¨²n mayor que la de los temidos ¡°okupas¡±.

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