Historias del rap: del coraz¨®n al extrarradio de Madrid
Las rimas son una forma de vida para muchos j¨®venes en los barrios de la ciudad. As¨ª influye la cultura hip hop en la capital
¡°T¨ªo, estabas en el tren del flow y no s¨¦ que te ha pasado, hermano, pero te has bajado¡±. Lo dice solemne un chaval de 19 a?os a su amigo de la misma edad que acaba de ser eliminado de la batalla de gallos un caluroso domingo por la tarde en el parque de Las Cruces de Aluche.
La luz del atardecer cae sobre la grada tricolor donde hay sentados algo m¨¢s de un centenar de j¨®venes de todas las edades, desde apenas adolescentes a padres de familia. Da lo mismo, en alg¨²n momento de la tarde bajar¨¢n al ring a batallar. Ni?os de 13 a?os contra hombres de 34 en un enfrentamiento verbal para demostrar qui¨¦n es el m¨¢s h¨¢bil a la hora de improvisar. Todo est¨¢ permitido salvo una cosa: traerlo preparado de casa.
¡°C¨¢llate en verdad, te voy a matar / yo estoy tranquilo si me monto al beat al rapear / Estos raperos ven en m¨ª una oportunidad / y yo veo una batalla menos pa jalarme un kebab
Esto es una oportunidad de demostrar /que tengo talento al improvisar / y t¨² despu¨¦s te vas a ir a un kebab / no te importa el rap solo te importa engordar¡±
El tono es siempre alto en estos duelos. Se gritan burradas, se insultan, mentan a la madre, a la hermana, a la abuela. Pero tambi¨¦n a Neruda, a Cervantes, a Rousseau, a Montesquieu. Hay una norma no escrita aqu¨ª: lo que pasa en la batalla, se queda en la batalla. Al fin y al cabo el personaje en el ring es distinto al de la calle. Cuando los jueces (chavales que tratan de valorar la creatividad, la rima, el flow) se decantan por uno u otro bando, los contrincantes que hace un segundo se llamaban gordo de mierda ahora se abrazan y se felicitan.
Cinco horas despu¨¦s, la batalla acaba sin sorpresas. Todo al que se le preguntara se?alaban a Tuero y Krisan como los mejores. ¡°Van a petarlo¡±. Y lo hacen. Jaime AKA Tuero, es un joven corpulento de 23 a?os de Pozuelo de Alarc¨®n que trabaja como controlador a¨¦reo. Alejado de los focos de la batalla, donde se muestra agresivo y fuerte, sorprende con un tono mesurado y discreto. Lleva cinco a?os bajando al parque, antes nunca hab¨ªa rapeado en su vida. ¡°No sab¨ªa rimar, me daba miedo el p¨²blico¡±. Ahora gana la mitad de las batallas a las que se presenta.
Marcos AKA Krisan, sin embargo, es ¡°rapero de toda la vida¡±. Es de Legan¨¦s, tiene 19 a?os y trabaja de copista en una notar¨ªa desde hace dos. Su aptitud en las batallas es de total disfrute, se le ve relajado, sonr¨ªe todo el tiempo. ¡°Yo no me lo tomo en serio, a m¨ª esto me da igual¡±. Krisan tiene su estilo: ¡°Hay gente que se pone a pensar lo que t¨² le has dicho para contestarte con eso. Yo soy de los que te contesto al momento, te demuestro que rapeo mejor que t¨² y te insulto. Te dejo peor, es mi rollo¡±. Alguien le interrumpe para pedirle una foto. Tuero y Krisan son dos de los batalleros m¨¢s famosos del parque.
Las crews: la hermandad dentro del rap
¡°Antiguamente al parque solo iban raperos mayores, la gente m¨¢s dura y callejera de Madrid. Como Natos y Waor o el Jincho. Ahora se ha puesto de moda y baja todo el mundo¡±, explica Gerardo AKA Yerar, de la crew (colectivo de raperos) Callej¨®n Squad o CSQ. Habla de la FMS, la liga m¨¢s importante del freestyle en castellano o de la batalla internacional de gallos que organiza Red Bull. Eventos mundiales que han convertido el parque en un fen¨®meno viral. O a raperos como Sara Socas, Arkano o Bnet, uno de los miembros de CSQ, en aut¨¦nticas estrellas medi¨¢ticas.
Freestyle y litronas de Mahou en una azotea de Madrid. CSQ casi al completo (Bnet no ha venido) improvisan con el sol cayendo como una canica entre las torres de Plaza Espa?a. Cuando el altavoz se queda sin bater¨ªa, se acercan el m¨®vil a la oreja y siguen rimando. Su estilo es el boom bap neoyorquino de los 90: ¡°rap crudo¡±. ¡°Es como atarse los zapatos, podemos seguir as¨ª para siempre¡±. Son tan buenos que los frees que se tiran parecen temas, canciones escritas previamente. No es casualidad, llevan a?os practicando.
La crew, la familia, la pandilla es un elemento fundacional en la cultura hip hop. Son ¡°hermanos, bros, panas¡±, miembros de la misma tribu. Es el sentido de pertenencia a un grupo de personas que comparten la misma locura por el rap, pero sobre todo son nativos de un mismo lugar. Ese espacio de tierra para los nueve miembros de CSQ fue el callej¨®n frente al instituto donde se juntaban para rapear. Han pasado cuatro a?os y ahora con 21 CSQ y el hip hop son su forma de vida. Y el Madrid ¨¢vido de buen rap los escucha. En la calle, un veintea?ero se acerca. ¡°?Eres Minus de CSQ?¡±. El fan saca el m¨®vil y le da al play: ¡°CSQ Madrid city, toda la vida entre la espada y el graffiti¡±.
Tambi¨¦n ellas
Las raperas est¨¢n cabreadas. Quieren hacer un rap en el que las mujeres no sean el producto o el sexo y tampoco quieren reducirlo a temas protesta. ¡°Ni sexi, ni pol¨ªtica: rapera¡±, declaran. Candela Cuore, Laura Siyahamba, Hudu, Silvia, Duku y un equipo de artistas mayoritariamente mujeres se han unido en el colectivo Freesismafia para lanzarse a la conquista del mundo a base de autogesti¨®n y emprendimiento tanto individual como colectivo. ¡°Vamos a tener que reivindicar que somos cinco pavas con aptitudes suficientes para rapear y estar en el top¡±, dicen en su estudio de Puerta del ?ngel.
A las Freesis no les gusta improvisar en los parques ¡°porque las batallas no son espacios seguros para las mujeres¡±, defienden. El exceso de testosterona es un problema que afecta a los cimientos del g¨¦nero musical, aunque los techos de cristal son los mismos en el rap y en la vida.
A ellas les cost¨® un poco m¨¢s que a ellos arrancar. El s¨ªndrome de la impostora o la falta de referentes de mujeres raperas. Pero tuvieron la suerte de encontrarse y de empoderarse. ¡°Nuestro deber es tener confianza, quitarnos miedos para que las ni?as que est¨¢n empezando tengan un referente de verdad, que se atrevan a cantar eso que llevan escribiendo a escondidas en sus habitaciones desde hace much¨ªsimo tiempo¡±. Ya lo escriben en sus letras: ¡°Volamos tan alto que no nos veis (we don¡¯t care)¡±.
La banda sonora de las calles del sur
Alejandro AKA Ill Peke?o y Bobby Nigeria AKA Ergo Pro caminan a paso lento por la avenida Rafaela Ibarra, el nombre de su ¨²ltimo disco y la l¨ªnea que une los puntos cardinales de su inspiraci¨®n: Orcasitas, Usera, Legazpi. Ellos no se paran ah¨ª, siguen direcci¨®n sur hasta llegar al centro de todo su arte: San Crist¨®bal de los ?ngeles, lo m¨¢s parecido a un gueto que conocen.
Si los bloques de edificios, el asfalto de las plazas o las tiendas de alimentaci¨®n pudieran contar su historia, se parecer¨ªa mucho a lo que narran desde hace a?os estos dos raperos de 26 y 25 a?os. ¡°Ese chico ya no juega, ahora est¨¢ pa¡¯l deal / Esquiva los juzgados, tiene pisos okupados / San Crist¨®bal, Orcasitas, todo igual aqu¨ª / Ratas andan a su pl¨ªn, parece Hamel¨ªn¡±.
Peke?o y Ergo hacen carrera en el under con intenci¨®n de vivir de la m¨²sica y creen que van por buen camino porque ya est¨¢n partiendo la pana. ¡°Si vives en Madrid y escuchas rap, sabes qui¨¦nes somos¡±. A pesar de tom¨¢rselo tan en serio, no se ganan la vida con ello y trabajan vendiendo zapatillas en un centro comercial. El m¨¢s dopado en este circo y no por ello sueno, cantan.
De eso hablan todas sus canciones. Transmiten el orgullo de barrio de quien pasa su vida sudando el cemento de Orcasitas o de San Crist¨®bal. Y tambi¨¦n consciencia de clase. ¡°Reivindico c¨®mo es la vivencia de un chaval hijo de padres nigerianos en Espa?a, intento hablar de eso porque yo soy un chaval cualquiera de aqu¨ª, pero soy negro. Y es un drama¡±.
Zenit, la voz de una generaci¨®n
Zenit es un rapero cl¨¢sico, de los que sacan discos con su paqueter¨ªa, su celof¨¢n, su libreto de letras. De los que escriben sus temas a papel y boli Bic montado en el Cercan¨ªas con los pies apoyados sobre el asiento de enfrente. De los que reivindican su barrio, por eso, a Alcorc¨®n Zenit le debe mucha de su inspiraci¨®n. ¡°Con la gente de mi barrio nunca romper¨¦ los nexos / como prueba dejo estos textos / aunque alg¨²n d¨ªa gane gramis con remixes de mis maxis¡±, cantaba el MC (maestro de ceremonias, una especie de cantante) hace diez a?os, haciendo homenaje a esta ciudad de la que ha salido poco en 43 a?os. Su pron¨®stico, sin embargo, se cumpli¨® a medias.
2010. Zenit tiene 30 a?os y est¨¢ en la cresta de la ola. Vive en la ciudad con m¨¢s metros cuadrados de grafiti de todo Europa y ¡°una de las cunas del rap en espa?ol¡±. Ha sentado c¨¢tedra con sus discos Producto Infinito y Torre de Babel gracias a temas que son leyendas del hip hop en Espa?a. No para de hacer bolos (conciertos) y su ego exacerbado sobrevuela cada habitaci¨®n que pisa. Pero ni rastro de gramis. Ni rastro de money, si apuras. A pesar de su fama, nunca consigui¨® vivir de la m¨²sica. Juan Gonz¨¢lez, para ser Zenit, ten¨ªa que currar y lo hizo de todo hasta conseguir el que ha sido su puesto m¨¢s estable: ¡°12 a?os vendiendo zapas en el Foot Locker¡±.
Zenit desapareci¨® sin avisar. ¡°Acab¨¦ tan harto que no ten¨ªa ni ganas de escribir¡±. Como se fueron, volvieron; abruptamente y hace unos meses. ¡°Intentando ser otra persona, as¨ª me perd¨ª / Pero he vuelto a reencontrarme¡±, canta ahora a su regreso. Zenit abri¨® la caja de pandora: diez a?os sin contar nada son muchos a?os.
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