El calor de Madrid va por barrios
En la capital, poder sobrellevar las altas temperaturas es sin¨®nimo de riqueza, ya que las zonas humildes tienen menos zonas verdes, las viviendas est¨¢n peor aisladas y no tienen aire acondicionado o no lo pueden encender
Son las siete y media de la ma?ana del 19 de julio en un almac¨¦n en Vallecas y el calor a¨²n es soportable, incluso en los momentos en los que corre una brisa suave. Jes¨²s Garc¨ªa (40 a?os) trabaja para la empresa de reparto Seur, lleva ¡°15 a?os currando de repartidor¡± y tiene claro que el peor momento del a?o para trabajar es junio, julio y agosto.
Jes¨²s prefiere los d¨ªas de lluvia porque, cuando llueve, el ¨²nico peligro es mojarse un poco, mientras que en pleno mes de julio el calor se hace insoportable. A las cuatro de la tarde, su furgoneta marca una temperatura de 41?. Para combatir el calor durante las horas m¨¢s duras, Jes¨²s lleva dos botellas de agua de dos litros heladas, y trata de aparcar su furgoneta en la sombra siempre que puede. Empleos que, como el suyo, implican trabajar al aire libre durante el verano est¨¢n considerados como de alto riesgo por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud.
En la ciudad de Madrid no todos los distritos se ven afectados de forma similar por las altas temperaturas, hay barrios mucho m¨¢s c¨¢lidos que otros. Estas diferencias t¨¦rmicas comenzaron a acentuarse a principios del siglo XX, ¡°durante la ¨¦poca del desarrollismo¡±, explica Dar¨ªo Redolat, ge¨®grafo e investigador en meteorolog¨ªa y climatolog¨ªa del FIC (Fundaci¨®n para la Investigaci¨®n del Clima). El crecimiento econ¨®mico de esos a?os no trajo solo el florecimiento de la industria de la ciudad de Madrid, si no que supuso tambi¨¦n una transformaci¨®n a nivel arquitect¨®nico. Ante el crecimiento demogr¨¢fico y el aumento de los puestos de trabajo, la ciudad se encontr¨® con la necesidad de alojar a los miles de obreros que trabajaban en las industrias y f¨¢bricas que se estaban expandiendo en el sur de la capital. La obligaci¨®n de tener que construir r¨¢pido y barato tambi¨¦n supuso un incremento del desorden urbano. ¡°El orden de los barrios m¨¢s ricos contrasta con la falta de planificaci¨®n urbana de los barrios m¨¢s humildes¡±, subraya Redolat.
A pesar de que estas desigualdades estructurales se fraguaron hace casi 100 a?os, en la ciudad de Madrid se siguen perpetuando estas diferencias. Debido a sus caracter¨ªsticas arquitect¨®nicas y geogr¨¢ficas ¡ªal encontrarse enclavados en el valle que escarba el R¨ªo Manzanares¡ª, los distritos de Usera y Puente de Vallecas son dos de los que m¨¢s sufren el fen¨®meno conocido como isla de calor: dentro de la ciudad se da una temperatura m¨¢s elevada de la que la que hay en el entorno natural. ¡°Dentro de un mismo n¨²cleo urbano se dan diferencias entre unas zonas y otras, lo que se denomina como micro islas¡±, detalla Javier Neila Gonz¨¢lez, docto arquitecto, catedr¨¢tico y responsable del grupo de investigaci¨®n ABIO (Arquitectura Bioclim¨¢tica en un entorno sostenible).
Las zonas de m¨¢s baja temperatura son las que se encuentran cerca de zonas verdes y en las ¨¢reas m¨¢s elevadas, por lo que, en el caso de Madrid, los barrios m¨¢s frescos son los barrios al noroeste, bien ventilados y cerca de espacios verdes como el monte de El Pardo o la Casa de Campo. El distrito de Moncloa-Aravaca es uno de los que menos sufren este fen¨®meno de la isla de calor, ya que est¨¢ cerca de zonas con mucho arbolado.
Los mapas t¨¦rmicos indican que, debido a la escasez de zonas verdes y al elevado nivel de urbanizaci¨®n, la zona centro es una de las que m¨¢s lo sufren. All¨ª, en la calle Mayor, est¨¢ el horno La Santiaguesa. Rajaa Harrouda, una de las reposteras, entra a las siete de la ma?ana y sale a las tres de la tarde. ¡°El trabajo en verano cuesta m¨¢s que en invierno. En agosto est¨¢ todo muy calentito, pero bebemos mucha agua¡±, cuenta. Rajaa es la encargada de hacer los aperitivos y la reposter¨ªa salada. ¡°Tenemos seis hornos y en ese rinc¨®n, la freidora y los fogones¡±.
Ah¨ª, en el rinc¨®n, est¨¢ Miguel ?ngel Navarro haciendo rosquillas en un gran perolo de aceite. Dice que el calor le afecta mucho, no soporta el verano, pero lo peor es que los efectos negativos de las altas temperaturas se los termina llevando tambi¨¦n a casa. ¡°El calor te adormece y te aplana, cuando vas a casa te sientes m¨¢s cansado y si antes le¨ªas, ahora te duermes¡±. Miguel se queja de que, aunque corre aire ¨Dtienen las ventanas abiertas y un sistema de aire acondicionado¨D, con el calor que desprenden los hornos y los fogones se llegan a alcanzar temperaturas superiores a 40? en la cocina.
La aparici¨®n de los ensanches en Madrid oblig¨® a los planificadores urbanos a aprovechar al m¨¢ximo cada metro cuadrado de terreno, eliminando zonas verdes y peque?os bosques que hab¨ªa en la periferia en favor del ladrillo y del asfalto. La construcci¨®n acelerada trajo consigo tambi¨¦n la desigualdad clim¨¢tica, por lo que la gestaci¨®n de estos barrios gener¨® nuevas diferencias entre los enclaves m¨¢s ricos y los m¨¢s pobres. ¡°Los barrios m¨¢s ricos se construyen con espacios verdes y avenidas amplias¡±, a?ade Dario Redolat, as¨ª como con manzanas m¨¢s grandes y patios interiores. El proyecto Modifica, en el que particip¨® Javier Neila, tuvo como objetivo identificar las diferencias t¨¦rmicas entre unos barrios y otros durante los meses de verano. ¡°En el caso de Madrid llegamos a medir diferencias de hasta 10 grados, 25? en una zona y en otra 35?¡±. La isla de calor est¨¢ fundamentalmente provocada por la desaparici¨®n de superficie vegetal: si la energ¨ªa solar llega a un bosque se produce un calentamiento m¨¢s suave por la presencia de vegetaci¨®n, indica Neila. ¡°En la ciudad, al haber poca vegetaci¨®n, sube la temperatura¡±. Si eso se le a?ade el calor antropog¨¦nico ¡ªel calor de origen humano causado por actividades como el uso de autom¨®viles, electrodom¨¦sticos, calefacciones, etc¡ª, algunas zonas se calienten m¨¢s que otras.
La falta de arbolado y de espacios amplios que contribuyan a la ventilaci¨®n y al enfriamiento de la ciudad es una caracter¨ªstica de los barrios menos pudientes, por lo que sufren m¨¢s las altas temperaturas y ¡°nos encontramos con una ciudad desigual a nivel t¨¦rmico¡±, seg¨²n Redolat. A¨²n as¨ª, en Madrid ocurre algo muy particular; en el distrito de Salamanca, uno de los m¨¢s ricos de la capital, tambi¨¦n se dan temperaturas extremadamente altas.
La mayor¨ªa de sus edificios fueron construidos antes de la entrada en vigor de la ley de 1979, que obliga a aislar las construcciones de forma m¨¢s eficiente y as¨ª, evitar la entrada de fr¨ªo y de calor. Sin embargo, a pesar de tener temperaturas m¨¢s elevadas que en zonas con una renta per c¨¢pita m¨¢s baja, el calor se sufre menos gracias a los sistemas de aire acondicionado, que los vecinos de barrios m¨¢s humildes no siempre pueden permitirse. Cuando las condiciones de una vivienda est¨¢n por debajo del confort es lo que se conoce como pobreza energ¨¦tica.
Entre los barrios de Madrid, el tipo de construcci¨®n var¨ªa. Seg¨²n Javier Neila, adem¨¢s de por los omnipresentes sistemas de aire acondicionado, una de las razones por las que en el distrito de Salamanca se soporta un poco mejor el calor es que los edificios son de muros m¨¢s gruesos, lo que permite una mayor separaci¨®n con el exterior a pesar de tener un sistema de aislamiento antiguo ¡ªconocido como la c¨¢mara de aire¡ª que consiste en dejar un espacio de unos cent¨ªmetros entre un primer muro exterior y el muro principal interno de la vivienda.
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