Un paseo por Madrid de la mano de ¡®La virgen de agosto¡¯
La pel¨ªcula, rodada por Jon¨¢s Trueba el verano de 2018 y se estren¨® al a?o siguiente, justo antes de la pandemia, realiza una oda a los calurosos veranos de la capital
¡°Agosto es genial para hacer las cosas que en otro momento no nos dejar¨ªan hacer, ?no?¡±. La expresi¨®n de Eva se mantiene ligera cuando pronuncia esta frase durante la pel¨ªcula La virgen de agosto ¡ªrodada por Jon¨¢s Trueba el verano antes de la pandemia¡ª, que surge en medio de una conversaci¨®n sobre las expectativas del verano. La escena tiene lugar entre los difusores de agua de la terraza del Caf¨¦ Col¨®n, situada en la plaza madrile?a de mismo nombre, que aparece des¨¦rtica debido al sol abrasador del exterior. El productor de la pel¨ªcula, Javier Lafuente, explica que pese a la escasa seducci¨®n de esta localizaci¨®n para cualquier cineasta, lo que buscaban era mostrar un Madrid alejado de lo t¨ªpico, pero reconocible para alguien que vive all¨ª. ¡°Como si los personajes fueran turistas en su propia ciudad¡±.
A trav¨¦s de esos d¨ªas aletargados en los que el tiempo se dilata, la pel¨ªcula de Trueba realiza una oda a Madrid durante el est¨ªo, cuando solo unos pocos se atreven a seguir rondando sus calles. El punto de partida es un piso en la calle Ribera de Curtidores que un conocido le ha dejado a Eva, interpretada por Itsaso Arana, para pasar agosto. Tanto en la realidad como en la ficci¨®n, la casa la habita (y as¨ª sigue siendo) un amigo del director. Gracias a los encuentros y comidas que ambos hab¨ªan compartido en ella, Trueba conoc¨ªa a la perfecci¨®n las dimensiones y la luz, lo que no quita dificultad a rodar en un lugar tan ajustado. ¡°Jon¨¢s escribe los guiones en base a lo que ha vivido, y muchos a?os lo hizo en la calle Ave Maria. ?l ve¨ªa una belleza en estos escenarios d¨®nde compraba o paseaba¡±, cuenta Lafuente. La ubicaci¨®n del piso era ideal, porque permit¨ªa que la protagonista fuera atravesada por las procesiones de las fiestas de la Paloma, as¨ª como por la m¨²sica de sus conciertos y la jarana de sus seguidores.
Trueba quer¨ªa atrapar ese ambiente de pueblo que adquieren los barrios del centro durante las fiestas que da cabida a los encontronazos y las casualidades. Un Madrid que suena demasiado lejano tras la pandemia, pero del que ya se van escuchando ecos. Las caracter¨ªsticas sombrillas blancas de la calle Argumosa del barrio Lavapi¨¦s, donde la protagonista disfruta de unos tintos junto a unas amigas, contin¨²a siendo epicentro de la vida de terraza. Aunque estos d¨ªas si uno ejerce la virtud de la paciencia durante unos minutos, es posible que encuentre mesa libre, situaci¨®n m¨¢s que improbable cuando la pel¨ªcula se rod¨® en el verano de 2018. La barra de un bar donde Eva se reencuentra durante las fiestas de las vistillas con Agos, el otro protagonista, tras el concierto de Sole¨¢ Morente, es una barra que pertenece al caf¨¦ champa?er¨ªa Mar¨ªa Pandora. Un sitio que contin¨²an frecuentado el director y su equipo, cuyas vistas al atardecer fueron tambi¨¦n las elegidas para poner el broche final con la ¨²ltima secuencia.
Tal y como cuenta Lafuente, la pel¨ªcula no habr¨ªa funcionado en ning¨²n otro mes, pero rodar el interior de una verbena es un tal desaf¨ªo de producci¨®n que al final no queda otra que sumarse a ellas. ¡°De alg¨²n modo se va mezclando la realidad con la ficci¨®n. Tienes que estar continuamente quitando y poniendo sillas si pasa un coche. Tambi¨¦n la gente que aparece de fondo es gente de verdad, al igual que en la escena en el templo Debod cuando Eva va a contemplar las l¨¢grimas de San Lorenzo. Esto te arma esa verdad que quer¨ªamos lograr en el film¡±, cuenta. ¡°Es como que la ciudad se atrezza para t¨ª¡±. Las escenas de las fiestas de la Paloma en las que Eva baila junto a su vecina fueron rodadas en la calle Santa Ana y acaban en un bar clandestino de la Calle Salitre. Estas v¨ªas son a altas horas de la madrugada punto de reuni¨®n de los juerguistas m¨¢s variopintos de cada festividad. Est¨¢ por ver si volver¨¢n a serlo este a?o, tras este ¨²ltimo de tranquilidad.
En sus pel¨ªculas, Trueba no es defensor de que el espacio se readapte para encajar, si no que los personajes se muevan en un espacio real. ¡°No habr¨ªa tenido l¨®gica que Eva estuviera paseando por La latina, y de repente girara una esquina y apareciera en Ventas o en Bilbao porque nos gustaba la fachada¡±. Por eso el bar en el que trabaja Agos en las vistillas est¨¢ a un paso del Viaducto de la calle Bail¨¦n sobre la calle de Segovia, donde suceden algunas de las escenas m¨¢s carism¨¢ticas debido a la costumbre del personaje de fumar tras la cristalera del puente. ¡°Fue la parte m¨¢s dif¨ªcil porque tuvimos que contratar a una empresa para abrir las portezuelas y pedir permiso al ayuntamiento¡±. Bajando las escaleras, uno se planta en la puerta del bar en el que los protagonistas comienzan a conocerse, actualmente cerrado debido a la pandemia.
Para Trueba, Madrid no es la t¨ªpica ciudad tur¨ªstica que se ve a velocidad crucero, si no que hace falta vivirla, dejar que te sorprenda
De ah¨ª al cine del C¨ªrculo de Bellas Artes hay menos de media hora a pie, donde ahora se requiere mascarilla para las proyecciones, lo que quiz¨¢s salve a m¨¢s de uno del encuentro con alg¨²n novio o novia del pasado como le ocurre a la protagonista. Aunque el ambiente distanciado es tambi¨¦n menos proclive a escuchar conversaciones ajenas de las que puede salir una bonita amistad.
La casa de Agos se encuentra algo m¨¢s lejos, en la avenida Florida, a un paseo de all¨ª por el r¨ªo Manzanares. ¡°Nos gustaba la idea de que el personaje tuviera que llegar a trav¨¦s de un recorrido real. Por eso camina tanto o coje el bus. Se trabaja mucho para que los espectadores que conocen Madrid sientan que ya han estado¡±. Lo m¨¢s lejano sucede el d¨ªa que van a ba?arse al r¨ªo Jarama en el pueblo Patones de Abajo, como premonici¨®n del aumento del turismo de cercan¨ªa que ha experimentado la Comunidad de Madrid debido a las restricciones de movilidad del ¨²ltimo a?o.
La premisa del principio se cumple a lo largo de toda la pel¨ªcula, permitiendo al madrile?o hacer aquello que nunca har¨ªan. Eva deambula por la capital a la deriva, abri¨¦ndose paso ante la densa atm¨®sfera que produce el calor. Decide tumbarse a leer un libro en una zona verde a los pies de la Catedral de la Almudena, cerca de donde se encuentra la estatua de Mariano Jos¨¦ de Larra, como si no existieran m¨¢s zonas de sombra. Despu¨¦s, coge un bus tur¨ªstico que le lleva hasta el museo arqueol¨®gico, el menos popular entre sus hermanos, el Prado o el Reina Sof¨ªa. All¨ª, se encuentra por casualidad con un amigo, con quien termina en la plaza del Cascorro esquivando chulapos y degustando unos minis con algo que llenar el est¨®mago, en pleno apogeo de las fiestas de San Cayetano.
Para Trueba, Madrid no es la t¨ªpica ciudad tur¨ªstica que se ve a velocidad crucero, si no que hace falta vivirla, dejar que te sorprenda. Capacidad que no pierde ni siquiera en agosto, cuando est¨¢ medio dormida.
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