Un ¨¢rbol del rev¨¦s
Por muchas veces que se realice un semillero, la sonrisa siempre acompa?a al despertar del embri¨®n de la simiente
El sencillo acto de sembrar una semilla nos depara infinidad de emociones en el jard¨ªn. La sorpresa es una de ellas, ante el milagro de convertir algo aparentemente inerte en un brote verde que crece bajo el sol. Por muchas veces que se realice un semillero, la sonrisa siempre acompa?a al despertar del embri¨®n de la simiente. Es, adem¨¢s, un m¨¦todo muy sencillo de obtener una gran cantidad de plantas nuevas para el jard¨ªn de una forma barata.
Muchas de las hierbas de los descampados de la ciudad, que germinaron de semilla en el oto?o y la primavera anteriores, ya se han agostado, haciendo honor al nombre del mes en el que nos encontramos. Plantas herb¨¢ceas de muchas especies yacen muertas, secas y marrones por los terru?os urbanos. Pero no han perecido fruto de una mala adaptaci¨®n a la sequ¨ªa y las altas temperaturas, sino precisamente debido a su armon¨ªa con los ciclos naturales. Su manera de sobrevivir como especie es dejando un banco de semillas en el suelo, que germinaran cuando regresen las lluvias en el oto?o. As¨ª, cuando llegue la primavera, amapolas (Papaver rhoeas), jaramagos (Diplotaxis spp.) y malvas (Malva sylvestris) lucir¨¢n de nuevo sus flores. Esta ¨²ltima especie cuenta con un pariente de lo m¨¢s ex¨®tico en su familia de las malv¨¢ceas: el baobab (Adansonia digitata). Y nos acompa?a en estas l¨ªneas porque podemos iniciar su cultivo de la manera m¨¢s m¨¢gica de todas: a trav¨¦s de su semilla.
¡°En el planeta del principito hab¨ªa semillas terribles¡ como las semillas del baobab. El suelo del planeta est¨¢ infestado de ellas. Si un baobab no se arranca a tiempo, no hay manera de desembarazarse de ¨¦l m¨¢s tarde; cubre todo el planeta y lo perfora con sus ra¨ªces. Y si el planeta es demasiado peque?o y los baobabs son numerosos, lo hacen estallar¡±. Este p¨¢rrafo de la novela El Principito, de Antoine de Saint-Exup¨¦ry, narra los peligros de descuidar los j¨®venes plantones de baobab en el min¨²sculo planeta donde vive el protagonista. Nosotros no tendremos ese problema si nos atrevemos a cultivarlo, aunque se trate de un gran ¨¢rbol que en su ?frica natal puede sobrepasar los 20 metros de altura. Una caracter¨ªstica muy patente por la que se conoce a esta especie es por su tronco engrosado, que es un reservorio de agua y de nutrientes para afrontar los meses secos y c¨¢lidos; de ah¨ª proviene su nombre popular de ¨¢rbol botella. Adem¨¢s, en el periodo m¨¢s desfavorable para su crecimiento, la ¨¦poca seca, pierde todas sus hojas para evitar la deshidrataci¨®n por una excesiva transpiraci¨®n a trav¨¦s de ellas. Es entonces cuando el baobab muestra su silueta tan caracter¨ªstica, y comprendemos el por qu¨¦ de su apelativo de ¡°¨¢rbol plantado del rev¨¦s¡±. Durante varios meses al a?o se quedar¨¢ desnudo de hojas, realizando la fotos¨ªntesis ¨²nicamente a partir de los tejidos internos de la corteza.
Una caracter¨ªstica muy patente por la que se conoce a esta especie es por su tronco engrosado, que es un reservorio de agua y de nutrientes para afrontar los meses secos y c¨¢lidos; de ah¨ª proviene su nombre popular de ¡®¨¢rbol botella¡¯.
Quiz¨¢s se quiera experimentar el cultivo de este ser vegetal tan extra?o para aprender de esta bot¨¢nica ex¨®tica. Es relativamente f¨¢cil hacerlo con sus semillas, que se adquieren en las tiendas de alimentaci¨®n de productos africanos, como las del barrio de Lavapi¨¦s. En peque?as bolsas encontraremos las semillas, adheridas a la pulpa harinosa y seca, de color crema, con la que se elabora una bebida refrescante rica en vitaminas, amino¨¢cidos y minerales. Su sabor, ligeramente ¨¢cido, tambi¨¦n se puede apreciar si las chupamos directamente.
Para germinarlas, debemos retirar esa pulpa (?o com¨¦rnosla!) y lijar la superficie de la semilla, hasta que nos aparezca una superficie de color m¨¢s negruzco. Una vez realizado este escarificado, la sumergimos en agua caliente del grifo durante unas doce horas, en las cuales la cubierta endurecida se reblandecer¨¢. A continuaci¨®n, la sembraremos en una maceta, de unos diez cent¨ªmetros de di¨¢metro, y con un sustrato muy arenoso (el espec¨ªfico para cactus es ideal), a una profundidad del doble del tama?o de la semilla. Regaremos con generosidad, y colocamos la macetita en un lugar c¨¢lido y luminoso. Hidrataremos el sustrato ligeramente cada d¨ªa. La germinaci¨®n ocurrir¨¢ en las siguientes semanas, si todo va bien. En cuanto asomen sus cotiledones, se coloca a pleno sol. Al ser una especie de clima c¨¢lido, debemos protegerla en el interior de la casa cuando la temperatura baje de 14 grados, reduciendo el riego casi totalmente y emplaz¨¢ndola all¨ª donde reciba algo de sol directo en alg¨²n momento del d¨ªa. Si pierde las hojas, como ocurre en su lugar de origen, cesaremos de regar, y solo hidrataremos de nuevo, y con unas pocas gotas de agua, cuando todo el sustrato se haya secado por completo.
Guillermo Altares, periodista en El Pa¨ªs, cultiva un baobab desde hace un par de a?os en el balc¨®n de su casa. Lo compr¨® ligeramente desarrollado, y a partir de octubre lo mete dentro del hogar. Es entonces cuando nota que aprecia ¡°los ba?os de sol en las ma?anas de invierno¡±, como nos cuenta Guillermo, para lo que lo saca al exterior, si la temperatura es benigna. Asimismo, detalla que es muy precavido con el riego durante los meses fr¨ªos, aunque el resto del a?o ¡°lo riego como al resto de las plantas¡±. Si pasean por el centro de Madrid puede que tengan cerca, y sin saberlo, un ¨¢rbol del rev¨¦s.
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