La dif¨ªcil decisi¨®n de ser
El mon¨®logo ¡®Johnny Chico¡¯ encarna la supervivencia en un camino de obst¨¢culos marcado por la b¨²squeda de la identidad sexual
¡°?Es posible hacer coincidir lo que eres por fuera con lo que eres por dentro?¡±. La inc¨®gnita no abandona el escenario y Johnny Chico, el protagonista que le da nombre a la obra, intenta despejarla una y otra vez. Pero no puede. ¡°El personaje es un interrogante en s¨ª¡±, confiesa V¨ªctor Palmero, el actor que le da vida los s¨¢bados en el Teatro Lara. ¡°Es alguien que tiene muchas dudas, muchas inseguridades¡±. Y durante un mon¨®logo que repasa su vida, llena de trampas y complicaciones que condicionan su toma de decisiones, persigue a tientas una libertad que no encuentra, que no existe.
La oscuridad reina durante una b¨²squeda en la que Palmero (31 a?os, Onda) se pone en la piel de al menos 10 personajes para contar de d¨®nde viene y qui¨¦n es Johnny. La psic¨®loga, su madre, un hermano drogadicto, un padre alcoh¨®lico y maltratador. Cada uno de ellos aparece en el escenario y se queda vibrando con ¨¦l a lo largo del mon¨®logo. Eso es, precisamente, lo que conquist¨® al actor cuando ley¨® el texto: ¡°Que todos esos personajes salieran de m¨ª era un reto que me pon¨ªa much¨ªsimo¡±, cuenta. Pero tambi¨¦n era lo que le preocupaba: ¡°Quer¨ªa que cada uno tuviese un matiz distinto, que se pudiesen diferenciar todos los personajes¡±.
Lo normal es que director busque int¨¦rprete, pero esta vez fue al rev¨¦s. Palmero llevaba tiempo queriendo hacer algo m¨¢s suyo, elegir un trabajo especial, ¡°que le tocara¡±. Echaba un ojo en una web de textos australianos durante su viaje a Nueva York cuando dio con Go by night, el t¨ªtulo original de la obra de Stephen House. ¡°Estaba tan bonito escrito, desprend¨ªa ternura, magia y tambi¨¦n crudeza y dureza, me llamaba mucho la atenci¨®n¡±. Se qued¨® con ¨¦l y le propuso al dramaturgo con el que aprendi¨® ¨Cdesde los 13 a?os¨C todo lo que sabe de interpretaci¨®n, Eduard Costa (48 a?os, Albalat de la Ribera), dirigirle en la obra que, durante la traducci¨®n del texto, ¨¦l mismo bautiz¨® como Johnny Chico. ¡°Quer¨ªamos jugar un poco con esas dudas constantes que tiene Johnny sobre qu¨¦ quiere ser: chico, chica, chique¡±.
Un personaje que huye de su pueblo, y con ¨¦l, de una infancia dif¨ªcil, de la soledad tras la p¨¦rdida de su madre y la opresi¨®n. Para llegar a la libertad de la gran capital, que deriva en una ciudad oscura, nocturna, superficial. ¡°De ah¨ª ese Go by night inicial como t¨ªtulo; huye por la noche¡±, explica Palmero, que aclara: ¡°Se acoge a lo primero que de alguna manera parece ofrecerle cari?o o diversi¨®n, y eso lo encuentra en la noche, en el consumo, en una ciudad superficial que r¨ªe y baila mientras a oscuras apalizan a maricones¡±.
En un momento crucial de la sensibilizaci¨®n de la sociedad espa?ola con la defensa de la comunidad LGTBI ante el culmen de los ataques y la discriminaci¨®n hacia el colectivo (como el asesinato homof¨®bico de Samuel Luiz), Johnny Chico parece m¨¢s oportuno que nunca. Aunque de alguna forma, haya sido ¡°sin querer¡±. ¡°Partimos de una cosa m¨¢s puramente teatral, m¨¢s de oficio¡±, se sincera Costa, que explica que el objetivo con este papel era dar espacio al int¨¦rprete y demostrar su versatilidad en el escenario. ¡°Una vez puesto en pie nos hemos dado cuenta de la cantidad de temas que toca, de lo necesario que es. Hay una necesidad brutal de que reivindiquemos que todos somos iguales y qu¨¦ mejor que hacerlo desde la cultura¡±.
El texto de Stephen House es de los a?os 90, pero la vigencia del drama asusta. Cuando Palmero le contact¨® para hablar de la obra, el autor le ofreci¨® textos m¨¢s recientes. ¡°Ahora es ¨¦l quien se est¨¢ planteando volver a hacerla en Australia¡±, cuenta el actor. ¡°Es alucinante, a veces cuesta mucho creer en la sociedad. Ocurren situaciones incomprensibles que nos hacen tener la sensaci¨®n de que estamos dando pasos atr¨¢s¡±, reflexiona.
Alguna referencia actual para ubicar al p¨²blico ¨Ccomo la menci¨®n de La Veneno, historia con la que Johnny lo comparte pr¨¢cticamente todo¨C y pinceladas de humor han sido todas las adaptaciones de Costa: ¡°Necesitaba alg¨²n bal¨®n de aire. Que el p¨²blico respire y r¨ªa un poquit¨ªn¡±. Alcanza as¨ª el equilibrio en medio de una tragedia cargada de maltrato, violencia y desgracia. Palmero no tarda en elogiar a su hist¨®rico maestro de interpretaci¨®n. ¡°Ha sabido hacer del texto, que al principio era una cosa bastante oscura y con una escenograf¨ªa simplista, un aut¨¦ntico espect¨¢culo¡±.
La necesidad de que historias como esta ocupen espacio en la oferta cultural se justifica ¨Cm¨¢s a¨²n¨C con los titulares que se incluyen en la funci¨®n, consecuencia de una LGTBIfobia latente. ¡°Los cambiamos cada mes. Nos aterroriza que sean actuales. Que el que pongamos sea casi m¨¢s cruel que la anterior¡±, cuenta Costa. ¡°Me gustar¨ªa que al teatro viniera el maltratador, el intolerante, el hom¨®fobo, que viese retratado lo que ocurre hoy en d¨ªa¡±, reivindica el dramaturgo, que concluye: ¡°Todo es fruto un poco de la incultura¡±. Mientras tanto, un Johnny exhausto de dar tumbos y encontrarse cada vez con m¨¢s preguntas, consigue mirar al p¨²blico y dar con una respuesta: ¡°Al final todo es lo mismo cuando te desnudas¡±.
Cu¨¢ndo: Hasta el 13 de noviembre los s¨¢bados a las 22.30. Cu¨¢nto: Entre 10 y 22€. D¨®nde: Sala C¨¢ndido del Teatro Lara.
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