Monodrama, un islote de jazz contempor¨¢neo en Madrid
El tr¨ªo m¨¢s innovador y avanzado de la escena redobla su desaf¨ªo sonoro con ¡®Mndrmooaa¡¯, 77 minutos de m¨²sica instrumental sin respiro
Alberto Brenes, Mauri G¨®mez y David Sancho, los tres art¨ªfices de Monodrama, son conscientes de que su m¨²sica es compleja, experimental, diferente, arriesgada. Un c¨®ctel valiente entre el jazz contempor¨¢neo, la improvisaci¨®n y algunas chiribitas de electr¨®nica. Pero a los tres se les eriza el vello cuando les plantean que la suya es una propuesta no exenta de dificultad. ¡°?Dif¨ªcil para qui¨¦n?¡±, se revuelve Brenes, responsable de bater¨ªa, percusiones y dise?o sonoro. ¡°?Para David Lynch o para Mar¨ªa Teresa Campos? Depende de d¨®nde coloques el list¨®n. Si nos conform¨¢ramos con lo que escucha la mayor¨ªa lo estar¨ªamos situando demasiado bajo. Y la idea es justo la contraria: someter al oyente a una experiencia distinta¡±.
Esa ambici¨®n apasionada, el empe?o por salirse de cualquier redil y plantear f¨®rmulas razonablemente in¨¦ditas y de catalogaci¨®n imprecisa, alienta desde 2013 los movimientos de esta banda singular¨ªsima en el panorama peninsular. Debutaron con un primer ¨¢lbum autoproducido, grabado en apenas tres d¨ªas y con un presupuesto exiguo, pero los oteadores de la m¨²sica de vanguardia ya les tomaron la matr¨ªcula. Ficharon por el sello madrile?o Everlasting para foguearse hace un par de a?os con Anathema, un EP (disco breve) de apenas cinco cortes. Pero a la hora de plantearse su definitivo golpe en la mesa, llegaron a la conclusi¨®n de que atesoraban mucho m¨¢s de una hora de nueva m¨²sica. El director de la discogr¨¢fica arque¨® la ceja antes de preguntar: ¡°?Est¨¢is seguros?¡±. Los debi¨® de notar muy convencidos, porque acabaron obteniendo su benepl¨¢cito.
El resultado lleva por t¨ªtulo Mndrmooaa ¨Cel nombre del grupo ordenado por consonantes y vocales¨C, ver¨¢ la luz este mes de octubre y se plantea como un movimiento casi revolucionario en la escena madrile?a y estatal, un trabajo al que cuesta encontrarle antecedentes o semejanzas con firma espa?ola y que remite m¨¢s a diablillos for¨¢neos como Macaya McCraven, The Comet Is Coming o BadBadNotGood. Sus 13 episodios, rigurosamente instrumentales, se extienden al final durante 77 minutos, una extensi¨®n infrecuente siempre e inaudita en estos tiempos de consumo r¨¢pido e inmediato, casi compulsivo. Pero ellos no se asustan. ¡°Somos conscientes de que se trata de un acto de terrorismo sonoro¡±, resume Brenes, siempre el m¨¢s enf¨¢tico en sus apreciaciones, ¡°pero nosotros no tenemos nada que ver con los par¨¢metros comerciales al uso. Nos frustra que los criterios de consumo se haya infiltrado en la experiencia cultural, en las expresiones art¨ªsticas. Ese mundo acelerado ha terminado intoxic¨¢ndolo todo¡±.
Alberto, mostole?o de 43 a?os, flequillo impregnado de tinte azul y ¡°formaci¨®n acad¨¦mica que no viene al caso¡±, es paisano y amigo desde tiempo inmemorial de Mauri G¨®mez, de 42 a?os y virtuoso del saxo tenor, aunque tambi¨¦n aporte a Monodrama algunos teclados. Los dos compartieron ¡°tres o cuatro grupos¡± que no llegaron a nada antes de que Mauri decidiera matricularse en la escuela de jazz de Rotterdam (Holanda), una de las m¨¢s prestigiosas de toda Europa. Uno de sus compa?eros de piso result¨® ser David Sancho, un vallecano que hoy anda por las 34 primaveras y acab¨® ofreciendo su piano, teclado Rhodes y sintetizadores para erigirse en el tercer v¨¦rtice del tri¨¢ngulo. Sancho asume con buen humor su condici¨®n de benjam¨ªn e infiltrado milenial en esta coalici¨®n a tres bandas. ¡°Soy de esos a los que les gusta ver La resistencia, el programa de David Broncano, pero tambi¨¦n consumo a diario literatura, ?en papel!, y adoro escuchar los elep¨¦s enteros, no solo los singles. Igual es que soy un poco viejo de esp¨ªritu¡±, se carcajea.
David tampoco les pone los discos de Monodrama a sus colegas de abono del Rayo Vallecano, pero aspira, como Mauri y Alberto, a suscitar la curiosidad del oyente intr¨¦pido, ese que no necesita estribillos pegadizos ni estrofas tarareables para quedarse atento a lo que acontece en su giradiscos. En realidad, las melod¨ªas de Mndrmooaa son m¨¢s bien m¨ªnimas, porque la banda opera en bloque, como un ente homog¨¦neo. ¡°La idea de partida siempre fue que nuestro discurso resultara coral, sin una voz cantante¡±, sintetiza G¨®mez. ?Otra dificultad a?adida? ¡°Para algunos programadores de jazz, que suelen tener una visi¨®n m¨¢s anacr¨®nica, puede que s¨ª¡±, dispara de nuevo Brenes. ¡°Lo nuestro les suena arriesgado, pero tampoco nos importa. En t¨¦rminos estil¨ªsticos, no nos sentimos parte de ninguna escena¡±.
En ese af¨¢n por excitar la osad¨ªa del oyente y no pasar desapercibidos, la portada de Mndrmooaa, una poderosa imagen de una casa unifamiliar en llamas, tambi¨¦n es incompatible con la indiferencia. Es obra de un ilustrador mexicano, Manuel Cetina, al que descubrieron a trav¨¦s de las redes sociales, y sintetiza la percepci¨®n del grupo por el mundo que nos rodea. Su pesimismo es prepand¨¦mico, conste. ¡°A m¨ª me horroriza la falta de empat¨ªa, a todos los niveles y en cualquier estrato. No hablo ni siquiera en t¨¦rminos econ¨®micos o pol¨ªticos, sino de relaciones humanas¡±, resume G¨®mez. Sancho no se muestra m¨¢s benevolente con el diagn¨®stico. ¡°Vivimos la era del abuso de poder y la desaparici¨®n del estado del bienestar. Ahora solo cuenta el individualismo exacerbado¡±. Ese desasosiego vital puede que palpite de alguna manera en el recorrido sonoro de Mndrmooaa, aunque la m¨²sica sin palabras solo puede sugerir percepciones subjetivas. Por lo pronto, uno de los cortes m¨¢s poderosos y afines al desasosiego lleva por t¨ªtulo Everything in its wrong place (¡°Todo en su lugar equivocado¡±), un tributo evidente a una de las bandas favoritas de estos tres madrile?os intr¨¦pidos: Radiohead y su Everything in its right place, el tema de apertura del muy disruptivo ¨¢lbum Kid A (2000). Salvando las distancias, Monodrama se sienten muy pr¨®ximos al esp¨ªritu del grupo de Thom Yorke. ¡°Son el ejemplo perfecto de la banda que trasciende las etiquetas¡±, resumen. De ese islote al que no se le conocen referentes ni parang¨®n.
¨C Y a todo esto, ?por qu¨¦ el t¨ªtulo desordenado, ese Mndrmooaa impronunciable?
Los tres se miran, sonr¨ªen y titubean, como indecisos sobre la pertinencia de la confesi¨®n. Pero al final es Mauri G¨®mez, el saxofonista, quien asume la portavoc¨ªa y la responsabilidad:
¨C Es una manera de difuminar el nombre de la banda. Fui yo quien la bautiz¨®, pero ya no me gusta. Mucho me temo que me equivoqu¨¦¡
Un grupo que lleva su inconformismo hasta a su propia partida de nacimiento. Hasta en eso, est¨¢ visto, los chicos de Monodrama se apartan de la norma.
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