Peregrinaci¨®n de filipinos a la Puerta del Sol para comer pollo frito
La cadena Jollibee abre un local de comida r¨¢pida que se ha convertido en el epicentro de la comunidad asi¨¢tica
Hace un mes sucedi¨® algo ins¨®lito en la Puerta del Sol. De madrugada, a eso de las tres de la ma?ana, comenzaron a llegar filipinos a un local de la calle de Arenal, a diez pasos del mism¨ªsimo kil¨®metro cero de Espa?a. Sigilosos, se pusieron a hacer una cola en silencio, sin mucho ruido. Hab¨ªa de todo. Ni?os, ni?as, j¨®venes, padres, madres. Familias. Los amantes de la noche que pasaban por all¨ª no daban cr¨¦dito. No era una cola para una discoteca. Era una fila para comer hamburguesas¡ dentro de seis horas. A las diez de la ma?ana del 26 de septiembre se abri¨® en Espa?a la puerta de cristal de Jollibee, el primer local de comida r¨¢pida filipina. Un mes despu¨¦s, este restaurante es un aut¨¦ntico epicentro de encuentros entre familiares y amigos filipinos de toda Espa?a.
¨DFue incre¨ªble.
Andrea Tolentino, de 19 a?os, vaqueros, zapatillas grandes, sonriente, sal¨ªa del local junto a su familia el pasado domingo. Es su segunda vista en menos de un mes. El 26 de septiembre se plant¨® sola en la cola de madrugada. ¡°Quer¨ªa ser de las primeras en entrar. Cuando llegu¨¦, ya hab¨ªa unas 100 personas con ansias de probar el pollo frito filipino. Fue una experiencia genial¡±. Los trabajadores cuentan que vinieron filipinos de Gran Canaria y de Granada. Una semana despu¨¦s de la apertura, una empresa de Barcelona organiz¨® un viaje de ida y vuelta a Madrid para comer en el restaurante y comprar d¨¦cimos en do?a Manolita. El autob¨²s, seg¨²n cuenta por tel¨¦fono la gerente de la agencia Bcn Montjouic Tourist, se llen¨® en cuesti¨®n de horas. Fue el 3 de octubre. El viaje costaba 54 euros ida y vuelta. Salieron a las doce de la noche y llegaron a primera hora a la capital de Espa?a. ¡°Este restaurante es parte de la cultura filipina¡±, cuenta una portavoz de la agencia. ¡°Hay una parte emocional tremenda¡±. Ya est¨¢n preparando otro viaje para el puente de diciembre.
El icono es una abeja. De hecho, Jollibee significa abeja feliz. ¡°Pretende reflejar la alegr¨ªa del buen vivir filipino¡±, cuenta la directora general de la marca en Espa?a, Clara Breda, durante una visita por el local, que cuenta con 50 empleados de diferentes nacionalidades. ¡°La mascota tambi¨¦n est¨¢ en Espa?a, que se deja ver, sobre todo, los fines de semana. Tiene mucho ¨¦xito¡±. Para Espa?a han utilizado otro estilo. Las paredes cuentan la historia de la marca. Se?ales que significan amor en Filipinas y hasta un mango, que es un aut¨¦ntico manjar para el pa¨ªs. ¡°Somos una cadena r¨¢pida con tintes tropicales¡±. Es m¨¢s, hay una hamburguesa con pi?a, que es uno de los grandes ¨¦xitos de la marca.
Detr¨¢s de Jollibee se encuentra el sexagenerio Tony Tan Cakting, el Amancio Ortega de Filipinas. Cakting es un empresario, descendiente de padres chinos, que llev¨® una peque?a hamburgueser¨ªa de barrio a ser la cadena de comida r¨¢pida m¨¢s grande del pa¨ªs, muy por encima del McDonald?s. Jollibee surge en 1978. Ahora mismo es un gigante de la restauraci¨®n en Asia. Cotiza en bolsa desde 1993 y cuenta con m¨¢s de 4.500 restaurantes repartidos en m¨¢s de 30 pa¨ªses. Un reportaje de 2018 en el diario Financial Times anunciaba que la cadena ten¨ªa previsto abrir en Espa?a en los pr¨®ximos a?os tras Reino Unido e Italia. Seg¨²n fuentes de la compa?¨ªa, la marca estuvo mirando locales por el centro de Madrid desde hac¨ªa meses hasta que alquilaron este local a pocos metros de la Puerta del Sol, donde se ubicaba hasta hace dos a?os un Burger King. La cadena no especifica cu¨¢nto cuesta el alquiler del local, pero una b¨²squeda en Idealista indica que los precios por locales similares y en la misma zona no bajan de los 10.000 euros mensuales.
El pasado domingo, a eso de las 14.30 de la tarde, el local estaba pr¨¢cticamente lleno. Sole, Victoria, Manuela y Victoria tienen 15 a?os. Juntadas en una mesa, estas adolescentes espa?olas quedaron para comer por primera vez en este restaurante de comida r¨¢pida. ¡°Iba con mis padres por la Puerta del Sol y alucin¨¦ con la cola que la hab¨ªa por la tarde hace unos d¨ªas¡±, explica una de ellas. Inmediatamente, mand¨® una foto por WhatsApp a sus amigas y les dijo que hab¨ªa que ir a probarlo. Cada una ha pagado una media de siete euros por su men¨², que mezcla patatas, hamburguesas, espaguetis con salchichas y zumos de pi?a. ¡°No ten¨ªamos ni idea de c¨®mo era la comida filipina¡±.
¡°Como volver a casa¡±
¡°Nosotros siempre que vamos fuera de Espa?a intentamos comer en un Jollibee¡±, cuenta el filipino John, de 41 a?os, en la segunda planta del local. ¡°Le¨ª por redes sociales que acababan de abrir y hemos venido a pasar el fin de semana a Madrid con la familia¡±. John trabaja en el puerto de Barcelona. Se march¨® de Manila a los 12 a?os. ¡°Comer aqu¨ª es como volver a casa¡±.
Seg¨²n datos del Padr¨®n Continuo, en Espa?a viven cerca de 38.000 filipinos, de los cuales la mayor parte vive en Madrid y en Barcelona. En la capital de Espa?a residen 13.763, seg¨²n el padr¨®n municipal con datos de julio de 2021. La comunidad filipina vive mayoritariamente en el distrito de Tetu¨¢n. Son la duod¨¦cima comunidad de la ciudad, que lidera Rumania, con 42.445, Venezuela, 40.548 y China con 38.164.
¡°Esta apertura es muy importante para los filipinos¡±, cuenta por correo electr¨®nico el c¨®nsul del pa¨ªs en Espa?a, Adri¨¢n Cruz, que estuvo presente el d¨ªa de la inauguraci¨®n. ¡°Muchos filipinos tienen un presupuesto ajustado, pero se ahorran una parte de su asignaci¨®n diaria durante un fin de semana para comer en Jollibee¡±. El pollo frito lleva un mes en la Puerta del Sol y ya es un ¨¦xito asegurado... de peregrinos.
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