Un hecho inusual
Todas las ma?anas mi hijo le dice ¡°buenos d¨ªas¡± y todas las ma?anas ¨¦l no le responde. Llevamos as¨ª todo el trimestre.
Por norma general, mi peque se levanta de buen humor. Ve encendida la luz peque?a del ba?o y sabe que ya me estoy vistiendo para llevarle al cole. Entonces veo su cuerpo menudo que se empieza a mover bajo las s¨¢banas, a su lado, su fiel e inseparable amigo, Tiger, un tigre de peluche que debi¨® heredar de alguien.
A veces oigo su vocecita, detr¨¢s de m¨ª, con alguna pregunta curiosa nada m¨¢s abrir los ojos, tipo: ¡°Mami, ?verdad que Miutu es la evoluci¨®n de Miu?¡± Ocho de la ma?ana. (Las mam¨¢s y pap¨¢s que est¨¢is en edad de Pok¨¦mon sab¨¦is de lo que hablo).
Otras veces, se hace el dormido y cuando le acerco la ropa se tapa la cabeza y me da un susto. Yo, por supuesto, finjo estar sorprendid¨ªsima. Al rato salimos de casa, a veces con patinete; otras, sin. La semana pasada le dio por ponerse gafas de sol y record¨¦ que con dos a?itos le dio por ir a la con su bufanda, en pleno mes de julio. Hay una foto preciosa de ese recuerdo.
Las ma?anas parecen un d¨¦j¨¤ vu, en una coreograf¨ªa perfecta de saludos de gente con la que te topas todos los d¨ªas, en el mismo sitio, a la misma hora. Y aqu¨ª aparece el protagonista de nuestra historia: No s¨¦ su nombre. S¨¦ que vive justo en la mitad de nuestro camino al cole. Es un se?or de unos 80 a?os, bajito, tal vez no para su ¨¦poca, pero bajito. Tiene una mata de pelo canoso y est¨¢ algo gordito. Siempre va muy bien vestido, con un bast¨®n y cara de pocos amigos.
Estuve tentada a preguntar por ¨¦l a una mam¨¢ del cole que vive justo en el portal de al lado, pero me aguant¨¦, que no soy yo chismosa. La cuesti¨®n es que nos cruzamos con este se?or todas las ma?anas y todas las ma?anas mi hijo le dice ¡°buenos d¨ªas¡± y todas las ma?anas ¨¦l no le responde. Llevamos as¨ª todo el trimestre.
Hace un par de semanas ya me cans¨¦ y habl¨¦ con el ni?o. Le dije: ¡°Mira cari?o, deja de saludar a ese se?or, porque todos los d¨ªas le saludas y nunca te responde¡±. Su respuesta me sorprendi¨®. Me dijo: ¡°Por eso le sigo saludando¡±. Y sigui¨® con su ¡°buenos d¨ªas¡± todas las ma?anas, al se?or que nunca le responde.
Hoy hemos pasado por el mismo sitio a la misma hora de siempre. Sin gafas, sin cartas de Pok¨¦mon y sin pat¨ªn. Un dulce ¡°buenos d¨ªas, se?or¡± nace de la vocecita de este ni?o que nunca se rinde. Sigue a su paso sin esperar nada a cambio y despu¨¦s de casi tres meses¡
El se?or malhumorado devuelve un ¡°buenos d¨ªas¡± con una sonrisa c¨®mplice que es como un suspiro. Mi hijo va dibujando las letras min¨²sculas en el aire. Y yo le miro orgullosa porque, en contra de mi consejo, ¨¦l nunca lo dio por perdido.
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