Los nueve ojos de Google

El coche de Google Street View (GSV) pas¨® el otro d¨ªa por la plaza de Lavapi¨¦s, y all¨ª estaba yo, saliendo del Carrefour (abierto 24 horas). El coche iba a una velocidad moderada, entiendo que para que no se le muevan las fotos, y llevaba encima esa bola con nueve c¨¢maras con la que el gigante tecnol¨®gico trata de registrar todas las calles del mundo, como un esp¨ªa birmano del insidioso Dr. Fu Manch¨². Hoy, gracias a la tecnolog¨ªa, hay muchos tipos de fama y una de las famas m¨¢s minusvaloradas es la que otorga aparecer en una foto de GSV como un habitante arquet¨ªpico de tu ciudad. Ah¨ª, inmortalizado para la Humanidad entera: es todav¨ªa m¨¢s importante que ir a hacer el gamba a El Hormiguero.

Yo he explorado Nueva York con GSV y he visto all¨ª retratados a los neoyorquinos, al neoyorquino medio, al neoyorquino por antonomasia. Y me he dicho: mira, estos son los neoyorquinos. He hecho lo mismo en Par¨ªs, en Ulan Bator y en Ushuaia (aun no sabiendo componer los gentilicios). Si alguien decide visitar Madrid por GSV, lo que ser¨ªa deseable dado el nivel de petaci¨®n de la ciudad y la turistificaci¨®n rampante, me gustar¨ªa que me viera saliendo de ese supermercado que me ha dado tantas inspiraciones, tristezas y alegr¨ªas, como un ciudadano arquet¨ªpico de mi ciudad. Mira, he ah¨ª un madrile?o, esa es la pinta que tienen. Ni siquiera naci¨® en Madrid.

Curiosamente, a escasos 300 metros (seg¨²n Google Maps), est¨¢ La Casa Encendida, donde se puede ver una exposici¨®n de Jon Rafman, un postfot¨®grafo que en vez de hacer fotos utiliza las que se encuentra en GSV. ?Para qu¨¦ crear nuevas im¨¢genes si ya se producen espont¨¢neamente miles a cada segundo y por todas partes? A lo largo de su carrera, Rafman, durante sus extensos y detallados viajes a trav¨¦s de la aplicaci¨®n, ha encontrado todo tipo de estampas po¨¦ticas o extra?as que genera el ciego azar cuando las c¨¢maras transitan: un reno melanc¨®lico que corre por una carretera vac¨ªa, un hombre que porta una ametralladora AK-47, dos ni?os mirando al fondo de una alcantarilla, una furgoneta que arde, una persona que encara el mar.

Las im¨¢genes encontradas en GSV, como un object trouv¨¦, nos muestran que hay mucha cotidianidad en el mundo, que hay muchas personas diferentes que no somos nosotros o los que nos rodean (a veces cuesta imaginarlo), y que dentro de toda esa cotidianidad multiplicada se encuentran muchos prodigios. Solo hay que tener nueve ojos y recorrer el mundo en un coche incansable para descubrirlos. Por lo pronto, espero que finalmente mi imagen aparezca an¨®nimamente en las fotos del madrile?o barrio de Lavapi¨¦s, aunque no tenga nada de extraordinario verme salir del super con una bolsa de v¨ªveres y empujando un carricoche. Bien mirado, quiz¨¢s en poco tiempo lo extraordinario sea encontrar aqu¨ª un vecino haciendo la compra.

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