Un ¨²nico deseo
A todos los seres humanos del planeta nos une una experiencia vital que ha sido m¨¢s importante que cualquier religi¨®n, cat¨¢strofe o guerra
Yo iba a dedicar esta columna a lo que ustedes ya saben. A las mascarillas en exteriores; a la falta de test de ant¨ªgenos en farmacias; a los sanitarios denigrados por Ayuso; a la indignaci¨®n que me producen las medidas que no sirven, los decretos que est¨¢n por decretar, por maquillar, por dar la sensaci¨®n de que alguien trabaja. Iba a dedicar esta columna a la fatiga pand¨¦mica, pero ni ustedes quieren que hable de fatiga ni yo quiero decir que estoy fatigada.
As¨ª que, cuando me sent¨¦ a escribir esta columna faltaban unas horas para la cena de Nochebuena y cuando vayan a leerla faltar¨¢n cinco d¨ªas para que acabe 2021 y no me apetece gastar 500 palabras en decir ¡°covid, covid, covid, pu?etero covid¡±. Aunque ya he gastado 130 palabras en decirlo.
Es complicado hablar de esperanza en medio de una incertidumbre que dura casi dos a?os as¨ª que voy a hablar de historia. Por lo visto, antes de que el a?o empezase en enero, empezaba en marzo. Fue Julio C¨¦sar el que decidi¨® que aquello no era correcto y cambi¨® el calendario y decidi¨® que en vez de dedicarle el primer mes del a?o al dios de la guerra, se lo dedicar¨ªa a un dios menos famoso: Jano. Este dios tan poco conocido (no me suena ni haberlo estudiado en Cultura Cl¨¢sica) no ten¨ªa el poder de la sexualidad, ni la valent¨ªa ni la perfecci¨®n o la belleza. Pero a ¨¦l se le adjudicaban los comienzos y los finales.
Jano se representaba con dos caras y siempre de perfil. Una de sus caras miraba siempre atr¨¢s, al pasado, y otra adelante, el futuro. Desde el a?o 47 antes de Cristo, una cara de Jano despide el a?o y la otra da la bienvenida al que viene. Y as¨ª, a?o tras a?o, vivimos con la sensaci¨®n de que el 31 de diciembre debemos sentarnos y hacer dos cosas: recapitular y planear.
A m¨ª no se me da bien mirar con perspectiva lo bueno y lo malo. Me cuesta arrepentirme de errores o congratularme por mis propios ¨¦xitos y admiro a los que pueden hacerlo igual que admiro a los que creen en Dios. A cambio, se me da genial hacer planes, escribir prop¨®sitos y desear por encima de mis posibilidades. En diciembre de 2020 no lo hice porque me faltaba esperanza y me sobraba miedo. Pero a estas alturas del 2021, a todos los seres humanos del planeta nos une una experiencia vital que ha sido m¨¢s importante que cualquier religi¨®n, cat¨¢strofe o guerra. A todos nos ha unido el p¨¢nico en alg¨²n momento, la perplejidad, la ausencia de certezas. Pero tambi¨¦n nos ha unido la esperanza, el amor cada vez m¨¢s fuerte a los que m¨¢s cerca tenemos, la confirmaci¨®n de que si puedo sentir, es que sigo vivo.
As¨ª que para 2022 quiz¨¢ haga solo planes flexibles, como si fuera la sucursal de un banco, pero mantendr¨¦ un ¨²nico deseo firme: el deseo de que todo acabe para que algo nuevo comience.
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