La felicidad de los asintom¨¢ticos
¡°En la amistad y en el amor se es m¨¢s feliz con la ignorancia que con el saber¡±, dej¨® escrito William Shakespeare sin saber que en el covid tambi¨¦n
Sospecho que acabar¨¢ pasando. Sospecho que no queda mucho tiempo. Han sido casi dos a?os de esquivar la bala, de agacharme en el ¨²ltimo momento, en el momento en el que pasaba casi roz¨¢ndome la oreja con un zumbido peligroso. El primero en caer en casa fue mi padre. Fiebre pero no demasiada, tos, mocos, cara de covid y dos rayitas que confirmaban lo que ya sospech¨¢bamos. Dos d¨ªas despu¨¦s cay¨® mi hermano. La covid dej¨® de ser esa cosa que le pasa a los dem¨¢s para meterse directamente en mi casa. Estaba muy bien cuando pensabas en ella en t¨¦rminos gen¨¦ricos, es decir, como pandemia global de la que puedes escapar si te echas gel hidroalcoh¨®lico. Como bicho incontrolable y universal, animal terror¨ªfico representado en cifras, daba ansiedad y miedo. Luego, como peque?o ser aplastado por las vacunas, empez¨® a parecer una cosita min¨²scula y a punto de ser vencida.
Ahora, mientras oigo las toses de los que quiero, mientras casi puedo oler su fiebre, no hay ni incertidumbre ni desamparo: solo queda la absoluta certeza de que nada podr¨¢ evitar que mi madre y yo nos contagiemos. Se siente exactamente igual que cuando se acepta que est¨¢s en una situaci¨®n tan inmensa que nada de lo que hagas podr¨¢ evitar que caigas por el precipicio. Con la tranquilidad de los astronautas que se dan cuenta de su insignificancia en cuanto ven el universo, tras conocer el diagn¨®stico de mis contagiados solo pude pensar en c¨®mo deseaba que por fin llegase la paz que tanto tiempo nos fue arrebatada. Enti¨¦ndanme, tengo miedo. Tengo miedo por ellos y tengo miedo por m¨ª. Pero al mismo tiempo estoy tan cansada, tan harta de estar frustrada, tan agotada de ese miedo, que solo puedo estar agradecida de que todos estemos vacunados, de que la ¨®micron sea leve, de estar lo bastante sanos como para soportar la fiebre unos d¨ªas sin mayores complicaciones.
A estas alturas y tras dos a?os del virus entre nosotros, parece que todos vamos a caer, tarde o temprano. La cuesti¨®n ya no es contagiarse. La cuesti¨®n es contagiarse bonito, casi sin fiebre, a poder ser, asintom¨¢ticamente. Esos que se hacen un ant¨ªgenos ¡°por si acaso¡± o una PCR al llegar a alg¨²n destino paradis¨ªaco y de pronto dan positivo y te cuentan con sorpresa como no les duele ni el cuerpo, ni la cabeza, ni la garganta, ni tienen fiebre, ni se hab¨ªan dado cuenta siquiera de que lo llevaban dentro, confieso que esos me dan envidia. ¡°En la amistad y en el amor se es m¨¢s feliz con la ignorancia que con el saber¡±, dej¨® escrito William Shakespeare sin saber que en la covid tambi¨¦n.
Probablemente, cuando ustedes lean esto yo ya habr¨¦ incubado el tiempo suficiente al virus y est¨¦ en la cama con 38 de fiebre, dos rayitas en el ant¨ªgenos y cara de covid. En Nochevieja, tras las campanadas, todos alzamos las copas y brindamos por la salud. ?Qu¨¦ bobos fuimos! Se nos olvid¨® brindar por lo m¨¢s importante: ser asintom¨¢ticos.
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