Una rumba para ponerle ritmo a la diversidad
El Museo de Antropolog¨ªa renueva su imagen con un himno escrito por Hache Milton para su 150? aniversario
¡°El museo de la gente como nosotros / con sus creencias y sus ritos / sus colores y sus mitos¡±. Puede que este estribillo no llegue a codearse en popularidad con los de Rosal¨ªa o J Balvin en las listas de reproducciones, pero ¡ªbueno ser¨¢ avisarlo¡ª se vuelve extremadamente pegadizo a poco que lo escuchemos un par de veces consecutivas.
Y encierra una particularidad inesperada, francamente ¨²nica: Un museo como nosotr@s, la rumba que ha compuesto e interpretado el cantautor madrile?o Hache Milton, constituye el primer himno pop que crea, a modo de tarjeta de visita y se?a de identidad, una instituci¨®n dependiente del Ministerio de Cultura. La iniciativa parti¨® a finales de 2021 del propio director del Museo de Antropolog¨ªa, Fernando S¨¢ez, como una manera original e iconoclasta de felicitar las Navidades, aunque enseguida se percat¨® de que una buena canci¨®n no se circunscribe a ninguna ¨¦poca del a?o ni tiene fecha de caducidad. A la hora de buscar al artista m¨¢s pertinente para abordar el encargo, todas las miradas apuntaron enseguida hacia H¨¦ctor del Barrio, el m¨²sico detr¨¢s del apelativo art¨ªstico Hache Milton.
Un viejo conocido de la casa: H¨¦ctor trabaj¨® como programador de actividades culturales en el propio museo entre 2007 y 2010. Del Barrio, que el a?o pasado debut¨® en solitario con el ¨¢lbum El no va m¨¢s y que en la actualidad ostenta una jefatura de servicio en el Ministerio de Transici¨®n Ecol¨®gica, tard¨® poco en aceptar el reto de ponerle m¨²sica al esp¨ªritu de unas instalaciones que conoce palmo por palmo. ¡°Viv¨ª unos a?os muy hermosos all¨ª¡±, rememora, ¡°organizando talleres sobre madrasas, conmemorando el nuevo a?o chino, los carnavales de Barranquilla y mil cosas m¨¢s. Y me atrajo la idea de escribir una canci¨®n que simbolizara esos valores de tolerancia, interculturalidad y cercan¨ªa a los ciudadanos que preconiza el museo, y con los que yo mismo me siento muy identificado¡±.
Y es que, a su juicio, las estancias de la calle de Alfonso XII ¡°no solo encierran piezas africanas o asi¨¢ticas incre¨ªbles, sino una filosof¨ªa propia, una forma de entender la cultura y la vida¡±. El lema en lat¨ªn que preside el frontispicio del inmueble, Nosce te ipsum (Con¨®cete a ti mismo), justo enfrente de la estaci¨®n de Atocha, ha servido como faro inspirador a este m¨²sico de cultura vasta y vocaci¨®n ecl¨¦ctica. ¡°Porque no hay nada m¨¢s sexy, nada m¨¢s maravilloso / que querer profundizar y ser curioso¡±, refiere uno de los pasajes m¨¢s llamativos de la rumba, una idea que, en tiempos de consumo disperso y en aluvi¨®n, casi siempre m¨¢s circunstancial que anal¨ªtico, puede sonar casi revolucionaria.
El videoclip, grabado con un dron en la segunda planta del edificio y sobrevolando las instalaciones desde el cercano Observatorio Astron¨®mico, intenta despertar la curiosidad de quienes a¨²n no se hayan adentrado en un museo en permanente evoluci¨®n, aunque su solemne marco arquitect¨®nico no siempre lo sugiera. Ese empe?o por renovar el mensaje y acercar la antropolog¨ªa al momento presente (qu¨¦ mejor ciencia para comprender los asombrosos, y a veces tambi¨¦n err¨¢ticos, comportamientos de la especie humana) alienta a diario el quehacer de Fernando S¨¢ez, arque¨®logo y muse¨®logo madrile?o de 55 a?os, m¨¢ximo responsable de estas salas desde noviembre de 2013.
S¨¢ez simboliza bien este talante con su sorprendente renuncia a despacho propio: recibe a las visitas en una peque?a salita con puertas correderas de cristal, a la vista de todo su equipo t¨¦cnico. Y desata constantes tormentas de ideas sobre c¨®mo darle un vuelco al museo de aqu¨ª a 2025, el a?o en que la casa soplar¨¢ las velas de su 150? aniversario. S¨¢ez juega la baza de una ubicaci¨®n privilegiada, en un punto de m¨¢xima efervescencia y trasiego, pero ha de lidiar con algunas paradojas. El esplendor neocl¨¢sico del edificio ¡ªuna hermosura dise?ada por el marqu¨¦s de Cubas, el gran arquitecto de la aristocracia¡ª no se corresponde con el talante plural y colorista de su interior.
Los exiguos 900 metros cuadrados h¨¢biles para exposiciones solo permiten ofrecer al visitante el 4% de los fondos del museo, que adem¨¢s sigue recibiendo un constante goteo de donaciones. Y aunque las salas cuentan con material de evidente atractivo, desde una colecci¨®n de m¨¢scaras africanas (¡°que remiten a un universo casi cinematogr¨¢fico¡±, anota S¨¢ez) hasta los shivas del hinduismo, indumentarias originales de los inuit en el ?rtico y hasta un precioso tocado indio-americano donado en 2007 por Tita Cervera, la baronesa Thyssen, el elemento m¨¢s singular y reconocible del museo sigue siendo tambi¨¦n el m¨¢s escabroso: los restos humanos del llamado ¡°gigante extreme?o¡±.
Es ah¨ª, en esa algo oscura sala del lateral izquierdo en la planta baja (la ¨²nica que suma tres d¨¦cadas sin someterse a rehabilitaci¨®n alguna), donde se sustancia el recuerdo del doctor Pedro Gonz¨¢lez Velasco, hombre de humild¨ªsimos or¨ªgenes segovianos que acabar¨ªa siendo cirujano eminente y pionero en estudios etnogr¨¢ficos y fundador del museo. Un personaje de pel¨ªcula: conservaba cartas de Darwin, era gran amigo del doctor Mariano Benavente (padre de Jacinto Benavente, premio Nobel de literatura) y cedi¨® un espacio al joven Ram¨®n y Cajal para que instalase su laboratorio en un ala del edificio de Alfonso XII.
Pero un hombre perseguido por la leyenda negra despu¨¦s de que embalsamara el cuerpo de su hija de 15 a?os y de que le comprase en vida el esqueleto, a cambio de 2,5 pesetas diarias, a un muchacho de Puebla de Alcocer (Badajoz), Agust¨ªn Luengo, que se hab¨ªa convertido en atracci¨®n circense con su imponente estatura de 2,35 metros. Es ese gigant¨®n, expuesto hueso a hueso en la planta baja, el que suscita m¨¢s comentarios entre los asistentes, pero tambi¨¦n m¨¢s dudas a los profesionales.
¡°El gigante va a seguir de una manera u otra en su sala, una vez contextualizado¡±, matiza Fernando S¨¢ez. ¡°Posee un valor ic¨®nico para comprender la obra e inquietudes del doctor Velasco, pero no representa valores con los que a estas alturas nos podamos identificar. Y mi objetivo es evitar la truculencia¡±. ?Y cu¨¢les ser¨ªan, entonces, esos valores puestos al d¨ªa? Seg¨²n el m¨¢ximo responsable muse¨ªstico, ¡°el reto de la convivencia intercultural, el respeto a las identidades y la descolonizaci¨®n de nuestra mentalidad euroc¨¦ntrica¡±. Y abunda: ¡°La misma organizaci¨®n actual de las instalaciones, distribuidas por ¨¢reas geogr¨¢ficas, tiende a un reduccionismo excluyente. Refrenda involuntariamente, por ejemplo, la idea de que todo lo africano cabe en un mismo sitio, cuando nada tienen que ver Marruecos con Sud¨¢frica¡±.
Por eso, el Museo de Antropolog¨ªa debe de alcanzar su 150? cumplea?os ¡°cada vez m¨¢s lejos de un museo de historia de la antropolog¨ªa y m¨¢s comprometido con una sociedad sostenible, la integraci¨®n del migrante y el reconocimiento de sus valores¡±. Y hasta un nuevo logotipo que sustituya el actual, la fachada neocl¨¢sica con sus cuatro columnas coloreadas en tonos alegres: morado, mostaza, burdeos y verde esmeralda. La idea m¨¢s avanzada gira en torno a la figura del caleidoscopio, un buen s¨ªmbolo de diversidad, dinamismo y mezcla de elementos. Y un t¨¦rmino de culta procedencia griega, pero evocaciones de juego infantil, lo que ahonda en el intercambio generacional. Quiz¨¢ hiciera bien Hache Milton pensando ya en caleidoscopios para que le inspiren alguna nueva melod¨ªa.
Pioneros del grafiti y beb¨¦s robados
La colección estable del Museo de Antropología siempre merece un ratito de mirada curiosa, pero la programación específica que se avecina para este 2022 ahonda en ese nuevo espíritu más rompedor y contemporáneo que preconiza el equipo directivo. Sobre todo a partir del 24 de junio, fecha del estreno de la exposición Todo empezó en el 84: la primera década del grafiti en España, en lo que supone la mirada cronológicamente más cercana al momento presente que dirige el museo a lo largo de su historia. La muestra, dirigida y comisariada por Paco Reyes (Pastron), supone además la primera entrega de un nuevo programa sobre culturas urbanas que, cada dos años, ocupará las salas de muestras temporales. La segunda, ya en 2024, versará sobre la pelea de Brighton que en 1964 enfrentó a punks y mods, símbolos de las primeras tribus urbanas.
Otra cita de interés manifiesto para este año, entre el 16 de marzo y el 12 de junio, la constituye Duerma en ti…, una investigación sobre la desaparición de recién nacidos durante la dictadura franquista que han coordinado la profesora Aránzazu Borrachero y el fotógrafo Pedro Lange. El proyecto proviene del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), pero sirve como ejemplo preclaro de esa programación comprometida con los valores humanos y de “enfoques no inocentes” que promueve Fernando Sáez para esta nueva etapa.
El menú se completa con iniciativas como Objetivo: islas de las especias (de marzo a junio), una colaboración con el Real Jardín Botánico para determinar la relevancia de las plantas aromáticas en la gastronomía y la historia; y con Cabobercianos (julio a octubre), que indaga en torno a la migración de hombres y mujeres de Cabo Verde en España, y más en concreto en la comarca leonesa de El Bierzo. Antes de todo ello, a finales de mayo y coincidiendo con la Noche de los Museos, Hache Milton ofrecerá un concierto para proceder al estreno oficial en directo de su himno, Un museo como nosotr@s. El director de las instalaciones adelanta que cursará invitación personal al ministro de Cultura, Miquel Iceta, para que conozca de primera mano los nuevos aires por los que se rige la muy centenaria institución de la calle Alfonso XII. “Como todos sabemos que es un hombre melómano y bailongo, confiamos en que escuche pronto la canción”, finaliza.
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