Los a?os veinte, por un cronista de la Villa

Pedro Montoli¨², cronista de la Villa de Madrid desde hace 22 a?os, publica su vigesimoprimer libro protagonizado por la ciudad que le vio nacer, a la que ha dedicado su escritura desde la juventud, iniciada desde las filas del periodismo profesional. En esta ocasi¨®n, aborda los denominados ¡°felices a?os veinte¡±, pero no tan felices, a tenor de las tribulaciones, atrasos y carencias que Madrid sufr¨ªa.

Si bien, como revela el autor, la ciudad experimentaba entonces pulsiones de crecimiento industrial, urban¨ªstico, cultural y social. La incorporaci¨®n de las mujeres y del mundo obrero a la primera l¨ªnea de la historia madrile?a son dos de los hitos de la d¨¦cada estudiada por Montoli¨², as¨ª como, en el ¨¢mbito de las comunicaciones, el despliegue del cine y de la radio.

Madrid, con su intr¨ªnseca conflictividad de siempre, creci¨® entonces en medio de profundas intermitencias y espasmos que la primera dictadura del siglo XX, la del general jerezano Miguel Primo de Rivera, trat¨® de embridar fusta en mano. La prominente presencia del espad¨®n en la arena pol¨ªtica se vio espoleada por las consecuencias del llamado desastre de Annual, en el verano de 1921, una derrota militar de proporciones catastr¨®ficas acaecida en el Rif que desmoraliz¨® y enardeci¨® a la poblaci¨®n y que el cronista desmenuza y pone en relaci¨®n troncal con todos los fen¨®menos sociopol¨ªticos desencadenados a partir de entonces.

El autor del libro desvela las conexiones de todo tipo que enlazaron los fen¨®menos habidos ¡ªdesde la inmigraci¨®n procedente de ¨¢mbitos rurales al aumento del chabolismo, la especulaci¨®n del suelo o la incipiente expansi¨®n industrial¡ª bajo el com¨²n denominador de una madrile?idad que pr¨®ceres como el exalcalde, m¨¦dico higienista y exministro Francos Rodr¨ªguez criticar¨ªan duramente.

Y lo har¨ªa atribuyendo a los madrile?os un ¡°desapego hacia la localidad¡± que debilitaba, a su juicio, la identidad propia. Como el libro describe con hechos, la singularidad de lo madrile?o se ve caracterizada por un cosmopolitismo donde lo local adquiere una dimensi¨®n nueva, propiamente capitalina, distinta de la que adopta en otros ¨¢mbitos de envergadura provincial.

La vida intelectual, la prensa, las tertulias, los espect¨¢culos, los debates, las obras p¨²blicas¡­ de la mano del autor y encabalgados a la pol¨ªtica, van trenzando los mimbres de una densa trama urbana: late en ella una vitalidad plena de energ¨ªa, surcada por la cr¨ªtica al poder en todas sus manifestaciones y caracterizada por una relaci¨®n del ciudadano con la vida de su ciudad tan particular como procelosa y trepidante.

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