Las estrellas de cine y m¨¢rmol del Paseo de la Fama de Madrid quedaron en nada

La actriz Carmen Maura no tiene una estrella en el Paseo de la Fama de Madrid. No porque no se la pusieran junto a las dem¨¢s cuando se inaugur¨® este reclamo cultural que trataba de emular al de Hollywood, sino porque la suya pas¨® a?os rota y, desde hace m¨¢s de un lustro, ha desaparecido del todo. No hay m¨¢s indicio de que estuvo all¨ª que un socav¨®n que, de cuando en cuando, aparece relleno de cemento. Ese hueco le pertenece a quienes recuerdan que una placa de granito y m¨¢rmol, enclavada en aquella acera, llevaba su nombre. Junto a ella est¨¢ la estrella dedicada al actor Javier Bardem, a la que le falta un trozo. Como la del director Luis Garc¨ªa Berlanga: quebrada, incompleta y con restos de basura en las puntas. Pintadas y manchas ensucian las que est¨¢n dedicadas a la actriz Pen¨¦lope Cruz, el cineasta Pedro Almod¨®var y el actor Antonio Banderas. En otras, falta el marco de acero que envolv¨ªa las estrellas.

El Paseo de la Fama de Madrid se present¨® a finales de junio de 2011. Pretend¨ªa engalanar a¨²n m¨¢s un peque?o tramo en la calle de Mart¨ªn de los Heros, a solo unos pasos de la plaza de Espa?a, en el distrito de Moncloa-Aravaca. All¨ª coincid¨ªan varias salas de cine y la librer¨ªa Ocho y Medio, cuyo cat¨¢logo est¨¢ dedicado por entero al s¨¦ptimo arte. De hecho, la primera idea de colocar las placas parti¨® de Jes¨²s Robles, uno de los due?os de la tienda. Muri¨® en 2013, a causa de un c¨¢ncer. ¡°Lanzamos la idea y nos reunimos varias veces con el concejal del distrito. Estaban los cines enfrente, la calle era peatonal desde hac¨ªa poco tiempo. Parec¨ªa perfecto¡±, cuenta Mar¨ªa Sylveiro, viuda de Jes¨²s y gerente de esta tienda de libros, labor que comparti¨® con ¨¦l durante d¨¦cadas.

Alfombra roja

La inauguraci¨®n de las estrellas fue por todo lo alto. Adem¨¢s de Cruz, Almod¨®var y Bardem, pasaron por all¨ª el director Alejandro Amen¨¢bar o las actrices Sara Montiel y Concha Velasco. Todos ellos desfilaron por una gran alfombra roja y posaron frente a un photocall. Tambi¨¦n se hicieron la fotograf¨ªa de rigor tocando la placa que, a partir de entonces, dejar¨ªa para siempre su nombre en el suelo. Junto a cada estrella, dos peque?as insignias mentaban algunos de los art¨ªfices del proyecto. Uno era la Academia de Cine, que hab¨ªa elegido los nombres de esas 25 losas y hab¨ªa prometido alargar el paseo cada a?o con un nombre m¨¢s. ¡°Muy poco despu¨¦s de que colocaran las estrellas, empez¨® el deterioro¡±, sostiene Sylveiro desde el mostrador de la librer¨ªa. Atr¨¢s quedaban cerca de tres a?os de reuniones entre el matrimonio, m¨¢s comercios de la calle y la Junta municipal de Moncloa-Aravaca.

La otra insignia que aparec¨ªa junto a estas estrellas era la de Loter¨ªas y Apuestas del Estado, que hab¨ªa financiado las placas. Costaron 2.800 euros cada una. Su dise?ador era ?scar Marin¨¦, querido en el gremio del cine espa?ol y autor del cartel, como de tantos otros, de la pel¨ªcula Todo sobre mi madre (1999), la primera que le vali¨® el Oscar a Almod¨®var. Y Sandra, taquillera de los Cines Golem, en pleno Paseo de la Fama, asevera: ¡°No las han revisado un solo d¨ªa. Los clientes se nos quejan a nosotros, pero las estrellas no son nuestras, ni tenemos ninguna competencia sobre ellas¡±. De las cerca de 50 insignias que mencionaban a la Academia y Loter¨ªas, apenas queda hoy alguna sobre el cemento.

Entonces, ?a qui¨¦n corresponde cuidar de este paseo? ?lvaro Ballar¨ªn (PP), concejal del distrito entonces y hoy diputado de la Asamblea de Madrid, se considera el gran valedor de aquel proyecto. Fue ¨¦l quien se reuni¨® con Sylveiro y Robles desde un primer momento, y quien, como asegura, firm¨® un convenio con la Academia de Cine para levantar las estrellas. Hoy, 11 a?os despu¨¦s, no recuerda sobre qui¨¦n recae su cuidado. ¡°Eso figurar¨¢ en el documento¡±, apunta. Pero el convenio no aparece por ninguna parte. En la Academia recuerdan que existi¨®, aunque no logran encontrarlo, muy a pesar de que este diario ha preguntado por ¨¦l durante meses. Los mismos que ha pasado el Ayuntamiento de Madrid sin dar una respuesta a este respecto: ¡°Habla con la otra parte, que aqu¨ª no est¨¢¡±. La pelota pasa del uno al otro hasta el infinito.

Enrique Gonz¨¢lez Macho, presidente de la Academia cuando tuvo lugar el evento, tampoco sabr¨ªa decir qui¨¦n tiene la culpa del estado de las estrellas. Como reitera, lleg¨® al cargo solo unas semanas antes de que se inaugurara el paseo. Al tiempo, es el due?o de los cines Renoir, que pueblan aquella calle y la aleda?a plaza de los Cubos. All¨ª tampoco saben responder. Por su parte, Loter¨ªas sostiene que el mantenimiento de las placas no es responsabilidad de esta empresa p¨²blica: ¡°Nuestra colaboraci¨®n fue puntual, solo para montarlas y presentarlas. La conservaci¨®n debe corresponder a cualquiera de las otras dos partes¡±. Se refieren, de nuevo, al Ayuntamiento de Madrid y la Academia de Cine. Mientras tanto, en la calle de Mart¨ªn de los Heros son los comerciantes quienes rellenan los boquetes dejados por las estrellas abandonadas y retiran los mencionados marcos de acero. Algunos se han empezado a deformar y pueden hacer da?o a los viandantes. ¡°Los d¨ªas de diario suelen pasar sin incidentes. Los viernes y los s¨¢bados, siempre hay alg¨²n problema¡±, apunta el camarero de una cafeter¨ªa cercana.

¡°Vengo a estos cines casi todos los mi¨¦rcoles desde hace a?os. Me he quejado mil veces por las redes sociales, porque el paseo cada vez est¨¢ peor. Cre¨ª que con la reforma en la plaza de Espa?a dar¨ªan una vuelta a las estrellas, pero nada¡±, apunta Daniel, un joven que espera frente a la taquilla de los cines Golem. Sylveiro, de nuevo mientras atiende la librer¨ªa, pas¨® a?os pidiendo que revisaran las placas, tanto al Ayuntamiento de Madrid como a la Academia de Cine. No solo por lo que significaban para su comercio, justo enfrente de ellas. Hay que recordar que fueron idea de su marido. Y peque?as manchas y grietas recorren las estrellas de los tambi¨¦n difuntos actores Amparo Rivelles y Paco Rabal.

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