Ocho y medio: un tesoro de cine y literatura
La librer¨ªa dedicada a los libros cinematogr¨¢ficos se mantiene como lugar de encuentro de famosos y amantes del s¨¦ptimo arte
Danny DeVito seguir¨ªa haci¨¦ndose la misma pregunta. Si el diminuto y aclamado actor estadounidense volviese a poner un pie en Madrid, volver¨ªa a formular aquello que ya pregunt¨® muchos a?os atr¨¢s en una visita a la ciudad, cuando la vio patas arriba por las obras: ¡°?Hab¨¦is encontrado ya el tesoro?¡±. No fue una leyenda urbana. Lanz¨® su pregunta, confirmada por ¨¦l mismo en una visita a la redacci¨®n de EL PA?S en 2012, entre un grupo de cargos municipales, que le recib¨ªan en un acto promocional. Hoy, Madrid sigue levantada, especialmente en la nuez central. Quiz¨¢ hay que hacerse a la idea de que jam¨¢s abrir¨¢ de nuevo la parada de metro de Gran V¨ªa mientras las obras tienen la Plaza de Espa?a como si el santo grial se escondiese en alguno de los subterr¨¢neos de sus jardines. El tesoro no aparece, como de costumbre, aunque muy cerca, en la calle de Mart¨ªn de los Heros, que lleva al coraz¨®n m¨¢s cinematogr¨¢fico de Madrid, se encuentra una librer¨ªa que bien podr¨ªa serlo: Ocho y medio.
Ubicada en el n¨²mero 11 del que es un Paseo de la Fama madrile?o, esta librer¨ªa lleva abierta desde 1995, aunque estuvo muchos a?os en los bajos de los cines Alphaville. Un Paseo de la Fama porque en una de las aceras de esta calle, frente a las salas Golem y Renoir, se recogen estrellas de cinco puntas con nombres de celebridades del cine espa?ol. Nuestro glamour, todo sea dicho, deja mucho que desear comparado con el de Hollywood Boulevard. Las estrellas se suceden tristonas, sin gracia ni personalidad, padeciendo la indiferencia de los viandantes. En este Madrid Walk of Fame al lado de las salas de cine en versi¨®n original m¨¢s importantes de la ciudad, se pueden ver los nombres de Fernando Trueba, Paco Rabal, Concha Velasco, Alfredo Landa, Amparo Rivelles, Javier Bardem, Carlos Saura y Pedro Almod¨®var, entre otros.
No sucede lo mismo con la librer¨ªa de enfrente, destacando entre la hilera de bares de planta subterr¨¢nea como Ebla, L¡¯Art Cr¨ºpere o El crack, tan queridos siempre por todos los que han gustado de tomarse algo antes o despu¨¦s de una pel¨ªcula. Pero m¨¢s querida y con m¨¢s atenci¨®n a los ojos de todos resiste Ocho y medio. ¡°C¨®mo podemos¡±, dice Mar¨ªa Silveyro, propietaria de la librer¨ªa. ¡°Tirando para adelante sin tratar de desanimarnos¡±, a?ade. Ella se puso al frente de Ocho y medio en 2013 tras la muerte de su marido, Jes¨²s Robles, una persona que, como ella, era muy querida en el mundo del cine, los libros y el periodismo. ¡°Pens¨¦ en tirar la toalla, pero me di cuenta de que ten¨ªa que seguir. Mantuve el negocio. Y, entonces, se demostr¨® todos los buenos amigos que ten¨ªamos. Se volcaron con nosotros¡±.
Uno de esos buenos amigos es Pedro Almod¨®var, que ha hecho all¨ª presentaciones y acude regularmente. Y otros como el director de El Paciente ingl¨¦s, Anthony Minghella, que ya no est¨¢, al igual que Jes¨²s. ¡°Ambos se llevaban fenomenal. Y nos invit¨® al estreno de Cold Mountain en Londres¡±, cuenta la librer¨ªa. Son muchos m¨¢s, pero ella no quiere dar nombres para no dejarse ninguno e indica que la librer¨ªa naci¨® como un sue?o de su marido y ella, que se conocieron en la Facultad de Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa de Madrid, para convertirlo en ¡°un sitio de encuentro de los amantes del cine¡±. ¡°Por eso, la primera norma que tenemos aqu¨ª con nuestro equipo es que no se puede molestar a los famosos que vienen. Sea qui¨¦n sea. Nada de hacerse fotos ni pedir aut¨®grafos ni invadirlos. Se tienen que sentir como en su casa¡±, a?ade.
Dedicatorias enmarcadas
Una casa, que cuenta con focos cinematogr¨¢ficos, amplios sillones, una coqueta cafeter¨ªa y terraza en la calle, en la que es f¨¢cil comprobar la calidad de los invitados y amigos: basta con fijarse en las dedicatorias que se recogen en las paredes y las columnas, haciendo de la librer¨ªa un espacio mucho m¨¢s carism¨¢tico que el paseo de la calle. Estas dedicatorias enmarcadas brillan m¨¢s que las estrellas de la acera y, adem¨¢s, son m¨¢s originales. En la de Guillermo del Toro se ve un dibujo hecho de su pu?o, como en la de Sof¨ªa Coppola que traza un gran coraz¨®n. M¨¢s elaborado es el de John Sayles: se puede ver un tipo cargado con una guitarra a punto de entrar en una cantina. Y quiz¨¢ la m¨¢s ingeniosa es la David Trueba: ¡°Ojo, el tipo que lleva la bolsa puede ser peligroso/a. ?Se ha comprado un libro de cine!¡±.
Hay dedicatorias de Woody Allen, Sidney Lumet, Isabel Coixet, Alex de la Iglesia¡ y Federico Fellini, quien da nombre a la librer¨ªa por su gran obra maestra, aunque es la ¨²nica que no es real. La dedicatoria original descansa en casa de la librer¨ªa, ya que es un objeto muy preciado y teme que pudiera ser robado. La r¨¦plica se ve solo m¨¢s entrar por la puerta, a modo de bienvenida. Como tambi¨¦n se ve la gran fotograf¨ªa de Fellini en blanco y negro presidiendo un espacio repleto de libros de todo tipo entre ensayos, biograf¨ªas, guiones, anuarios, novelas, c¨®mics¡ Y tambi¨¦n carteles de pel¨ªculas espa?olas firmados por sus protagonistas: Hable con ella, Blancanieves, Los otros, Los lunes al sol¡ No est¨¢ el cartel de uno de los filmes que m¨¢s disfrutaron juntos Jes¨²s y Mar¨ªa, muy admiradora de David Fincher y Clint Eastwood: Los puentes de Madison.
Quiz¨¢ en alg¨²n momento cuelgue. Eso quiere decir que esta librer¨ªa, afectada por las restricciones del coronavirus y la reducci¨®n de p¨²blico a las salas de cine con las que convive, sigue abierta y Lucas, el perro de Mar¨ªa, se puede seguir paseando por aqu¨ª. Aunque es un perro muy mayor -13 a?os-, Lucas se mueve alegre por la tienda. Cuando a¨²n era un cachorro, el fot¨®grafo Bruce Weber lo sac¨® en un reportaje que le hizo a Pedro Almod¨®var en el local. Hoy, tambi¨¦n saldr¨¢ en la foto. ¡°Todo el mundo se cree que le puse el nombre por George Lucas. Tiene sentido, pero lo hice solo porque me gustaba. Ya no lo desmiento porque es demasiada gente preguntando lo mismo¡±, se?ala Mar¨ªa. Lo que no desmiente es la historia de Quentin Tarantino, cuya dedicatoria cuelga de una columna con la frase: ¡°Hola to all my amigos¡±. Vino a Madrid a presentar Kill Bill Vol.2 y top¨® de casualidad con la librer¨ªa. Qued¨® alucinado. Regres¨® al d¨ªa siguiente y, despu¨¦s de estudiar todas las estanter¨ªas, se llev¨® una pila gigantesca de libros. Conclusi¨®n: como a Tarantino, la pr¨®xima vez que venga Danny DeVito a Madrid hay que llevarle a Ocho y medio. Ser¨¢ como haber encontrado el tesoro.
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